Wuliwya *

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Revista Tesis 11 Nº 137

Edición dedicada a América Latina

(bolivia)

Angel Negri*

cuáles fueron nuestros errores, aunque hayamos ganado. Cuáles los aciertos, aunque hayamos perdido…(LAO TSE).

LA HISTORIA

Bolivia fue fundada como República en 1825, luego de una larga guerra de independencia con la Corona española. Tras una serie de golpes de Estado que encumbraron a diferentes líderes militares, Bolivia inició una nueva etapa el año 1982 con el retorno de la democracia. En su territorio se desarrollaron civilizaciones pre-hispánicas como Tiwanaku, la Cultura Hidráulica de las Lomas, la cultura moxeña, la nación aymara existente hasta la actualidad. Primero los incas y posteriormente los conquistadores españoles dominaron el territorio hasta que en 1825 se independizó del Alto-Perú, creándose así el actual país de Bolivia. Es por eso que en su actual constitución política del estado se declaró como un país plurinacional al reconocer que en su territorio coexisten varias naciones cuyos orígenes son anteriores a la llegada de la colonización española. La Asamblea Deliberante aprobó ese año la ley de Premios y Honores a los Libertadores. El primer artículo de esta ley indicaba que el nuevo Estado recibiría el nombre de “República de Bolívar”. Meses más tarde el nombre fue modificado sin una resolución de la Asamblea Deliberante, al aceptarse el argumento propuesto por el diputado de Potosí, Presbítero Manuel Martín Cruz, que dijo lo siguiente: “Si de Rómulo, Roma; de Bolívar, Bolivia”, el 3 de octubre de 1825. Bolívar, al aceptar el honor de que el nuevo país lleve su nombre, y tras ser designado primer presidente por la Asamblea Deliberante, bautizó a Bolivia como su “Hija Predilecta” y pronunció estas palabras:

” ¿Qué quiere decir Bolivia? Un amor desenfrenado de libertad, que al recibirla vuestro arrobo, no vio nada que fuera igual a su valor…Tal rasgo mostrará a los tiempos que están en el pensamiento del Eterno, lo que anhelabais la posesión de vuestros derechos, que es la posesión de ejercer las virtudes políticas, de adquirir los talentos luminosos, y el goce de ser hombres.”

La Independencia del Alto Perú fue un proceso revolucionario íntimamente ligado al surgimiento del Estado Argentino y la posterior independencia de España. De esta primera conquista independentista, se entrecruzan, diversas luchas de anexión, de intervenciones, invasiones, guerras y tratados y litigios territoriales. Enumeramos la denominada Guerra del Pacífico en la que Bolivia y Perú se confrontaron con Chile y cuyo desenlace fue la pérdida total por parte de Bolivia de su litoral, quedándose desde entonces sin un acceso soberano al mar.

En abril de 1952 estalló una revolución organizada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario fundado en 1941 por Víctor Paz Estenssoro, que agrupaba a los intelectuales radicales de clase media, que se hizo fuerte durante el gobierno de Villarroel, en 1943-1946 al unirse a él la gran mayoría de los sindicatos mineros, organizados alrededor de la FSTMB (Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia) y dirigidos por el líder Juan Lechín Oquendo. Después de sangrientas luchas conducidas por el subjefe del MNR, Hernán Siles, Paz Estensoro, que volvió del exilio en Buenos Aires, se hizo cargo de la presidencia. El nuevo gobierno comenzó de inmediato a cambiar la estructura del régimen anterior; estableció el monopolio en la exportación de estaño y nacionalizó las minas, antes en manos de tres familias poderosas. Se alentó también una política petrolera, permitiendo la realización de la explotación y exportación a compañías extranjeras.

Con la reforma agraria, promulgada en agosto de 1953, se procedió a la parcelación de tierras, distribuyendo grandes extensiones entre los indígenas en el transcurso de los años siguientes. Durante el mandato de la presidencia Hernán Siles Zuazo se realizó inicialmente la tarea de reordenar la economía y estabilizar la moneda. Tras un fallido intento de golpe en 1959, en 1960 Paz Estenssoro fue elegido por segunda vez como presidente y en agosto de 1964 resultó nuevamente elegido. Poco después, el 5 de noviembre, fue derrocado por un golpe de estado militar encabezado por su vicepresidente, el General René Barrientos. Se suceden así Gobiernos Militares en Bolivia (1964- 1982) que llevaron a cabo una política de reformas económicas conservadoras, como la reapertura de la industria de las minas de estaño a las inversiones privadas extranjeras. Se desarrolla de ésta forma, como un hilo conductor, la ruptura del orden institucional, represiones, y grandes luchas populares-democráticas. Fue el escenario de nuestro continente, avasallado por el Imperio, para mantener “a su patio trasero”, de dominación política, sometimiento económico; en el nacimiento del NEOLIBERALISMO, como un nuevo paradigma, ejerciendo su hegemonía social y cultural. La base esencial de dicho proyecto consiste en la creencia de que sólo las decisiones basadas en los criterios del “dios mercado” son eficaces. Los años ochenta viven el inicio de la contraofensiva del capital; el neoliberalismo se presenta como la estrategia más adecuada para resolver la pandemia reinante.

DEL PRESENTE

El siglo XX, se inicia con importantes luchas, y un proceso electoral que da como resultado el triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS). El arribo al gobierno del MAS en enero de 2006 y la reelección posterior de Evo Morales, despliega el proceso de una profunda reforma estatal que articula las demandas sociales en torno al nacionalismo y al indigenismo. La gestión gubernamental se define por diversos rasgos de progresismo, pero se perciben tendencias más profundas. La reorganización estatal de los poderes públicos es determinada por un marcado presidencialismo que influye en el Congreso y presiona al sistema judicial. La agenda del partido de gobierno se despliega en dos líneas de acción: la generación de excedente económico en procesos de industrialización con protagonismo estatal y la distribución de ingresos fiscales mediante políticas sociales con cariz popular. La política exterior se torna afín a Venezuela y Cuba, y se rearma en una política que exalta la soberanía. Si bien la gestión de gobierno ha promovido cambios y logros en un país de difícil gobernabilidad queda pendiente el proceso más complejo de la construcción de una nueva institucionalidad en el Estado Plurinacional de BOLIVIA.

Este camino de cambios profundos, en la vida del pueblo boliviano, no son “admitidos” por el Imperio, y en su política desestabilizadora, colabora y dirige a los grupos conservadores, neofacistas, entreguistas, a voltear la voluntad de las mayorías populares, nuevamente en su política golpista reaccionaria. Entronados por la asonada desestabilizadora, como parte del PLAN CONDOR II para el continente, elevan su plataforma con la Biblia como estandarte, vociferando racismo, contrarios a la bandera Wiphala, a la mujer con pollera; autoritarismo, una dosis de odio, una de rencor, otra de violencia. Así con la actuación de las FF.AA. y la Policía, destituyen al legítimo gobierno de Evo Morales y García Linera; Áñez llega a la presidencia de la nación suramericana, tras una “autoproclamación golpista”, sin respaldo popular y del Parlamento. Pidió acabar definitivamente con el populismo “caudillista” y “autoritario” en América Latina. Sienta las bases de un modelo aplicable en otros países, que se inició y empezó a moldear con el golpe “blando” en Honduras, siguió en Paraguay, Brasil y que este golpe violento en Bolivia adquiere las características más radicales y fascistas de la región. Sin olvidar que en Venezuela y en Nicaragua los golpes no tuvieron éxito. El objetivopensado por la CIA y los poderes hegemónicos consistía en organizar acciones e intentos de legalizar al gobierno de Jeanine Añez. Que la usurpadora gobernara hasta borrar cualquier vestigio masista. Dicha estrategia fue fracasando por errores y desaciertos graves del gobierno golpista, por las amplias movilizaciones y luchas populares, resultado de más de 140 bloqueos, paros, asambleas obreras, mineras, estudiantiles, marchas de las organizaciones feministas, etc., que exigieron las elecciones, como límite para el mes de octubre, con plenas garantías democráticas.

El resultado electoral, en cuyo transcurso también se pudo contar con la participación de veedores del Parlasur, dirigentes políticos europeos, fue contundente: Arce el 55,1% de los sufragios, por encima del 50% más uno de los votos que necesitaba para ganar en primera vuelta. El ex presidente Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, obtuvo el 28,83% de los votos y Luis Fernando Camacho, de Creemos, el 14 %. Chi Hyun Chung del Frente para la Victoria consiguió el 1,55 de los sufragios y Feliciano Mamami de Pan-Bol el 0,52%, por debajo en ambos casos del 3% requerido.

Mantener la unidad fue un logro decisivo, plenamente vinculado a la proclamación del binomio presidencial: ARCE – CHOQUEHUANCA; con la activa participación de EVO; actos a distancia, sorteando el exilio pero también la pandemia a través de video llamadas y comunicaciones telefónicas; mostró conocer a su pueblo como ningún otro dirigente. El hecho de que haya una candidatura como la de Luis Arce y la de David Choquehuanca también ha significado una muestra de que, dentro del proyecto general de transformación de economía, estado y sociedad que traían los sindicatos y las organizaciones sociales, existe la capacidad de incorporar otras voces.

El proceso electoral deja claros derrotados, la cúspide de facto Añez-Murillo-Camacho, y en la secuencia de los votos a Mesa. En la misma rueda pero de manera sobresaliente está Luis Almagro (OEA), cuya renuncia ha sido solicitada. Estos mismos actores políticos, han movilizado pequeños grupos, con el “fantasma del fraude”, y golpean la puerta de los cuarteles como reaseguro a sus planes hoy pulverizados. Es el planteo de los “santacruceños” del achique de la democracia; ellos lo saben: es muy difícil ganar en condiciones de igualdad con los movimientos populares. La dirección del MAS, en éste contexto planteó al gobierno de facto la investigación de la represión y asesinatos, en Senkata y Sacaba, como así sobre el fallecimiento del dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros Orlando Gutiérrez .

El proyecto del MAS es de inclusión social, crecimiento económico y distribución de la riqueza, es el horizonte de esta nueva década que viene por delante. Hay que ubicar las elecciones como un esfuerzo colectivo por reencauzar la vida política en Bolivia a un año del golpe, de destrucción del Estado y de abandono estatal de la población ante la pandemia. El ámbito electoral no es el lugar donde se va a definir el regreso pleno a la democracia, pero es el primer paso. El resultado electoral, conquistado es una derrota de ese proyecto histórico de querer pulverizar la idea de lo nacional y popular en Bolivia. La victoria del MAS lo reafirma.

FUERZAS CONSERVADORAS-ULTRADERECHA Y PROGRESISMO

El neoliberalismo actual solamente moviliza odios y resentimientos: odio al pobre, odio a la mujer liberada, resentimiento con el trabajador alzado, contra el sindicalismo exagerado que entorpece la acumulación. Es decir, es un neoliberalismo fundado en la negatividad y no en la proposición. No en la esperanza de mediano plazo, sino en el rechazo emotivo de corto plazo. Se va agotando el relato neoliberal, lo que ahora tenemos es una especie de neoliberalismo zombie, que sobrevive de sus viejas victorias y que no logra captar el entusiasmo colectivo de la sociedad. Las fuerzas ultraderechistas lo que hacen es simplemente agarrar lo viejo con represión. Le incorporan más de autoritarismo, más de racismo, una dosis de odio, una de rencor, otra de violencia. El progresismo es una respuesta al agotamiento del horizonte que prevee el neoliberalismo y la ultraderecha. Cada vez más la democracia se presenta como un estorbo para las fuerzas conservadoras. Tenemos un claro motivo político-ideológico, de praxis, para pensar procesos de mayor democratización. O de extender el hecho democrático, con plenos desafíos de participación popular. Está en la agenda de HOY, cómo tendrán que ser contenidas, derrotadas, las intentonas golpistas y hasta paramilitares, con las que es capaz de intentar recuperar violentamente el poder la ultraderecha desestabilizadora.

El progresismo ha significado en estos años nuevas formas de gobernabilidad: hay gobernabilidad en los países, hay estabilidad en los países, no solamente con coaliciones políticas partidarias. Lo que hemos mostrado al mundo es que la gobernabilidad real, popular, que se construye es: Mayoría Parlamentaria y mayoría callejera. Se gobierna desde las calles, se gobierna desde el parlamento, y la unidad de ambas da gobernabilidad a los gobiernos progresistas. En un mundo de plena crisis neoliberal, en momentos críticos de la Pandemia (CODIV-19), afrontamos un desafío de conquistar un mundo de signos positivos.

*Angel Negri, químico industrial, escritor, participó en la dirección de semanarios políticos, director de “Tiempo Joven”, publicación Política-Juvenil, y en medios de la FM Comunitaria, colaborador de Tesis 11.

*Wuliwya: “Bolivia” en Aymará

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