¿UN PUNTO DE INFLEXIÓN PARA LOS EE.UU.?

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Joel Kovel*

Traducido del inglés por Carlos Mendoza**

El autor análiza agudamente las causas del triunfo de Obama y la derrota republicana en las últimas elecciones presidenciales de EE.UU. y de lo nuevo que se mueve en lo profundo de la sociedad y la política norteamericanas.

Hubo momentos, durante la reciente carrera presidencial, en que parecía que se estaba produciendo un colapso total de la raída democracia de Estados Unidos, hasta el punto de poder dar paso a un período de dictadura y fascismo. Nuestras instituciones democráticas alcanzaron su punto máximo en los años 60 y desde entonces han sufrido bandazos hacia abajo bajo la influencia de la crisis sistémica y el costo asumido por décadas de militarismo e imperio. Cuando la grave recesión de los años 70, la era fordista y el mundo laboral se desmoronaron. El neoliberalismo comenzó su gobierno, con Ronald Reagan soldado a una coalición republicana que entregó triunfo tras triunfo, con el poder corporativo y financiero en el centro y cristianos conservadores y blancos racistas en la periferia, sobre todo en los estados del Sur y del Centro. Los trabajadores y los pobres recibieron un golpe tras otro, y reinó un imperialismo chauvinista. 

Durante el período neoliberal, los republicanos han controlado el gobierno por veinte de los últimos 32 años, y cuando, bajo administraciones demócratas, Clinton y Obama tuvieron su oportunidad en los otros 12 años, se produjo una imitación del republicanismo con una cara un poco más humana. Clinton fue incluso lo suficientemente exitoso en esto como para incluso reclamar al gobierno republicano medidas aun más extremas, durante el segundo gobierno de Bush. Por otro lado, hay que destacar que, para recuperar el poder, los republicanos recurrieron a la delincuencia pura y simple, el robo de las elecciones de 2000 y 2004, el primero con la connivencia de la Corte Suprema de Justicia, y en todas partes con la supresión de votantes y con manipulaciones del proceso electoral electrónico. La siniestra figura de Karl Rove (1), el llamado “cerebro gris de [George W] Bush”, jugó un papel importante en esta nueva etapa de la criminalidad. 

Desde el comienzo del milenio, Estados Unidos se sumergió en una fase de “capitalismo salvaje”, marcado por neoconservadoras guerras agresivas en el Medio Oriente y una llamada guerra contra el terrorismo, que es en realidad una guerra de terror. No vamos a desarrollar aquí ese tema, pero esto fue plasmado ya en el papel del Estado en permitir los eventos del 9/11/01. Todo el conjunto de la criminalidad ha penetrado a fondo el proceso político. Llegó a la prominencia tan pronto como Barack Obama se convirtió en presidente en 2008, en el contexto de la mayor crisis de acumulación económica desde 1930, sobre una ola de esperanza que él astutamente alentó y luego rápidamente
traicionó. 

Los republicanos han tenido sus largos cuchillos afilados desde el inicio del primer mandato de Obama, y ​​nunca han cesado desde entonces. Obama ha sido el presidente más vilipendiado de la historia estadounidense; un hombre que recibe, con mucho, el mayor número de amenazas de muerte – más de 30 al día – que cualquier presidente, y el hombre cuyo único triunfo indudable, su ascensión como un afro-americano en el liderazgo de la superpotencia, ha dado lugar a la mayor expresión de vil racismo jamás dirigida contra una figura pública.

El poder corrupto se agravó en gran medida por el extraordinario aumento en el financiamiento de la campaña electoral desatado por el la Corte Suprema en 2010, cuando en la decisión “Ciudadano de la Unión” abrió el proceso electoral a toda la potencia del capital financiero, es decir, a la esencia de capital en sí mismo, a todo lo que puede decirse que es. Miles de millones de dólares fluyeron a través de estas puertas, incluyendo unos USD 300-400 millones colocados en las manos del mismísimo Karl Rove, determinado a manipular una vez más los resultados de una elección presidencial. 

En el contexto de la incapacidad de Obama para resolver el dilema planteado por el colapso económico del 2008 y la atroz y continua caída de los trabajadores, parecía para muchos, incluso para mi, que esta elección podía ser la “batalla de Actium”, la llegada al poder de la plena dictadura imperial. A pesar de la payasesca ineptitud del candidato republicano Mitt Romney, el gran temor se instaló, y duró hasta el día de las elecciones, el 6 de Noviembre. A la mañana siguiente nos despertamos con una sorprendente victoria de Obama y se presentó la tarea de comprender como sucedió esto, y qué presagiaba.  No puede haber una respuesta integral, no ciertamente en este espacio limitado, pero tres líneas de razonamiento se abren a algunas reflexiones prometedoras. 

Los patrones de resistencia 

La marcha de los indeseables: A pesar de que las bandejas de entrada de correo electrónico de la intelligentsia de izquierda sofisticada se llenaban de un presuntuoso rechazo de la locura de votar por el mal menor del Partido Demócrata, también estaban las largas colas de gente poco sofisticada, principalmente de color negro o marrón, congregados fuera de los lugares de votación y esperando pacientemente, a veces hasta bien entrada la noche, para emitir su voto por Obama. Denle crédito al despreciable Partido Demócrata por la organización efectiva de estos votantes. Pero en mi opinión, no estaban votando tanto por Obama cuanto como contra el racismo, es decir, en nombre de su propia dignidad humana. Era una reminiscencia de la era de los Derechos Civiles de los años 1950 y 60. Sospecho que la mayoría de esas personas sabían que los demócratas eran mercancía deteriorada. Pero habían visto el rostro del mal procedente del otro lado y estaban poniendo sus cuerpos, como dice el refrán, en la primera línea, para decir no a esa amenaza. En su esfuerzo residía la derrota del esfuerzo republicano de privación de derechos. 

Factores demográficos de gran importancia se han estado movilizando: De hecho, la elección de 2012 fue la última oportunidad del bloque republicano, iniciado por Reagan, para ganar con la fórmula de los últimos treinta dos años. Para mediados de siglo, Estados Unidos será una nación de minoría blanca. Esto principalmente se debe a la gran oleada de la población latina, que incluso antes de alcanzar la mayoría numérica está llevando hacia un nuevo día con su juventud y vigor. Yo diría que la crueldad extrema de la campaña republicana fue motivada en parte por su desesperación por una posible caída. Ahora, la caída se ha producido de todos modos. Es difícil imaginar que pueda ser revertida en el período próximo por venir. 

La marcha de las mujeres: Está de moda citar la disminución de los movimientos feministas de los años setenta. Pero la diferencia en la conciencia que estos produjeron logró sin embargo que se mantuviera firme en 2012. El odio republicano conservador y cristiano a las mujeres hizo el resto, cuando candidato tras candidato hicieron declaraciones escandalosas naturalizando la violación. Del mismo modo, la jerarquía católica, al hacer lo que pudo para poner al mormón Mitt Romney en la Casa Blanca (la solidaridad del patriarcado, se podría decir) logró alejar un electorado asqueado por los escándalos sexuales sacerdotales. Mientras tanto, los demócratas ocuparon el terreno con el apoyo de una astuta e inexorable campaña a favor del matrimonio para personas del mismo sexo. Como resultado, sólidas mayorías de mujeres en todos los ámbitos neutralizaron el peso electoral de derecha de “hombres blancos enojados”, aseguraron la victoria de Obama y aumentaron el número de mujeres en el Senado a un récord de veinte, incluyendo entre sus filas un número de muy queribles y aun radicales mujeres. 

Hay mucho para criticar de la modernidad. Pero su logro más brillante se ha producido en el ámbito de la igualdad de género. Aun cuando tuviéramos que avanzar mucho en ese sentido, el camino ya recorrido constituye un golpe tal vez mortal para la causa de los republicanos. 

¡Occupy vive!: La gran ola del movimiento Occupy en 2011 pareció desintegrarse al final del año como consecuencia de su incapacidad para retener los centros de las ciudades. El movimiento no se desintegró, sin embargo, sino que pasado su buen momento, bajó su perfil, y se mantiene en la planificación. Nadie ha contado nunca la cantidad de gente joven que se convierte esencialmente en vagabundos en los últimos años, dentro de una sociedad a la que reconocen como que ha perdido su capacidad de ofrecerles un futuro digno dentro de los términos de un contrato social. Viajan aquí y allá, sobreviven,  no tienen vecindario, ni legitimidad, ni tampoco posibilidad de, o interés en, tener éxito según la definición tradicional. Sin embargo, una parte considerable de ellos ha entrado en el dominio de una nueva política “horizontal”. 

Los espectadores de esta elección se sorprendieron al ver a Karl Rove tener una actuación actoral extraordinaria a las 11:14 PM, el día de la elección, prácticamente el mismo momento en que moría la elección del 2004, cuando de repente se había observado que el estado clave de Ohio pasaba de los demócratas a los republicanos, birlándole así la elección al senador John Kerry y entregándosela a George Bush, es decir el momento cuando surtieron efecto las manipulaciones de Rove. 

Pero esta vez, la gente (de derecha) de Fox News dijo que Ohio y la elección iban a Obama. En una escena que pasará a la historia de los medios, Rove, quien era uno de los comentaristas en el estudio, entró en una especie de frenesí, diciendo que las noticias eran prematuras y que debían estar equivocadas; es decir, si se podían leer sus pensamientos, que aún no había visto surtir efecto sus manipulaciones del 2012. Pero no pudieron ver que esto sucediera ya que, como reveló poco después de la elección el cuadro dirigente de Occupy “Anónimo” – usando la ubicua máscara de Guy Fawkes (2) – habían hackeado la maquinaria republicana de manipulación del voto, neutralizándola. La inspirada tecnología de Occupy, había derrotado a la maquinaria republicana, 

Así pasó el desafío republicano del 2012. Nadie puede ver a cuatro años en el futuro, sin embargo, es evidente que pueden ocurrir realineamientos importantes en la política estadounidense. Es difícil no pensar que pueda haber caído la sentencia de muerte del Partido Republicano; es aún más difícil no pensar que es irrelevante que esté cualquier partido burgués a cargo del buque que se hunde; o que las manifestaciones de Occupy no deben pasarse por alto al evaluar el futuro. 

Consideremos “Occupy Sandy”: la respuesta del movimiento a la gran tormenta que azotó la costa este y paralizó la ciudad de Nueva York. Este monstruoso evento – que fue denominado Sandy “FrankenStorm” – fue amplia (y correctamente, en mi opinión) considerado como un presagio de la catástrofe del cambio climático y de la crisis ecológica en general, que van a cambiar nuestra vida para siempre. La percepción de que Barack Obama era mejor que Mitt “me encanta el carbón como combustible” Romney para hacer frente a la crisis ecológica, puede haber jugado un papel en su reelección, pero nadie en su sano juicio va a estar tranquilo por este solo hecho. Me gustaría insistir en lo que Occupy ha hecho desde la tormenta: auto-organizarse, ir a los barrios afectados, darle atención sanitaria a las personas, fomentar la reconstrucción de la comunidad según criterios de bien común, mantener el rumbo y volver a hacer aun más. Son pequeños pasos, pero de gran importancia una vez que nos damos cuenta de que la lección principal de nuestro tiempo es que el sistema en su conjunto se ha quebrado y que sólo podemos ser rescatados por una transformación desde abajo.

*Joel Kovel,  Académico norteamericano, político, militante ecologista, escritor, ha publicado los libros «Capitalism, Nature, Socialism», The Enemy of Nature (traducido y editado en español por Tesis 11 con el título «El enemigo de la naturaleza ») y Overcoming Zionism.

**Carlos Mendoza, ingeniero, escritor, especializado en temas de economía política, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

(1) NR: Karl Rove es un consultor político de Estados Unidos, reconocido por haber sido consejero mayor y principal estratega político del presidente George Walker Bush

(2) NR: La Noche de Guy Fawkes (en inglés: Guy Fawkes Night), también conocida en inglés como Bonfire Night, (la noche de las hogueras), Cracker Night o Fireworks Night (la noche de los fuegos artificiales) es una celebración que se realiza principalmente en el Reino Unido la noche del 5 de noviembre, para conmemorar el fracaso del atentado del 5 de noviembre de 1605, conocido como la conspiración de la pólvora, con el que una facción de católicos, entre los que se encontraba Guy Fawkes, intentaron destruir el Palacio de Westminster, la sede del parlamento en Londres.

Una respuesta a “¿UN PUNTO DE INFLEXIÓN PARA LOS EE.UU.?”

  1. WASHINGTON (Reuters) – La elección entre el presidente Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney aparentemente será reñida hasta el final, a menos que se crea a uno de los más respetados sondeos de opinión de Estados Unidos.

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