Un conflicto que amenaza al mundo: La maldición de la guerra

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Revista Nº 150 (06/2022)

(internacional)

Gerardo Codina[1]

La cronificación y el empeoramiento de la guerra en Europa, planteados como consecuencias de la obstinación rusa, parecen ser los objetivos estratégicos que orientan el accionar del bloque atlantista dirigido por la entente anglosajona. El rearme de Alemania y Japón termina por sepultar el ordenamiento mundial surgido de la Segunda Guerra Mundial. Las amenazas que se ciernen sobre todo el planeta.

Sobre el final de la novena Cumbre de las Américas, Joe Biden habría trasmitido[2] a sus colegas del continente que asistieron a Los Ángeles, su preocupación por un agravamiento del conflicto en curso en el este europeo, asegurando que “el riesgo de una tercera guerra mundial es muy grande”, aludiendo a la posibilidad de que las fuerzas rusas recurran al uso de armas nucleares tácticas para prevalecer en esa confrontación[3].

Naturalizar esa posibilidad como una fatalidad inevitable derivada de hechos que producen otros (en este caso, los rusos), al tiempo que se elude toda referencia a las propias responsabilidades, posiblemente esconde la voluntad de preparar el escenario internacional  para una escalada bélica que sería gravísima para todo el planeta.

Hemos señalado antes del inicio del conflicto en febrero de este año[4] que la promoción de la guerra era un propósito estratégico de las elites gobernantes en la principal potencia militar del mundo orientado a “reinstaurar un nuevo Telón de Acero para evitar que emerja la Unión Europea como un actor autónomo en la escena internacional”, al tiempo que “para enfrentar Rusia, Estados Unidos recurre a otra estrategia, que dimos llamar “de la anaconda”. Apretarla hasta asfixiarla, para luego tratar de engullírsela o despedazarla. Es lo que está haciendo con su despliegue militarista en Europa Oriental.” La guerra actual sirve perfectamente a esos objetivos y ha sido un triunfo de los estrategas del Pentágono.

Las ‘preocupaciones’ de Biden se manifiestan en medio de la seguidilla de paquetes de asistencia militar a las fuerzas ucranianas, para darles capacidad de una prolongada resistencia ante el avance de las fuerzas rusas, mientras se multiplicaron hasta el paroxismo las sanciones tendientes a asfixiar a la economía de Rusia. Por cierto, sin intervención directa –de momento– de fuerzas militares de la OTAN en el terreno de combate.

El posible uso de armas nucleares tácticas se justificaría en un escenario de supuesta derrota rusa en Ucrania, que volvería aceptable para los eslavos un escalamiento del conflicto dirigido a convertirlo en un triunfo, según especulan analistas occidentales. Esa derrota no se evidencia por ahora en el campo de batalla, donde Rusia tiene comprometida apenas una pequeña fracción de sus fuerzas (algunos expertos hablan de un 10%), frente al despliegue de todo el arsenal de la OTAN.

Por otra parte, desde hace un largo tiempo Estados Unidos viene perfeccionando proyectiles nucleares tácticos, cuya producción en serie ya comenzó, al tiempo que preparó las capacidades de su aviación para utilizarlos[5]. Ese armamento está desplegado en Europa y parte del rearme alemán se orienta a adquirir la capacidad de utilizarlo en el campo de batalla.

Por estas razones, el Papa Francisco ahora ya habla de que “se ha declarado la Tercera Guerra Mundial” y que la guerra en Ucrania tras la invasión de Rusia “quizá, de alguna manera, fue provocada o no impedida”, según la transcripción de la conversación que mantuvo hace unos días con los directores de las revistas culturales europeas de la Compañía de Jesús”, de acuerdo a lo publicado por Página/12[6].

Los logros estratégicos inmediatos de los norteamericanos, sin embargo no alcanzan por ahora para consolidar un renovado sitial de Estados Unidos como única hiperpotencia global. En parte, porque la pronosticada asfixia de la economía rusa no está sucediendo y sus fuerzas siguen consolidando las posiciones que procuraban obtener en el terreno de batalla, en parte porque además el ascenso chino no se detiene y, por último,  porque los efectos de la guerra dañan también a las economías de las principales naciones capitalistas, incluyendo a Estados Unidos.

Los triunfos de Pirro

Tres siglos antes de la era cristiana, el rey de Epiro, reino griego ubicado en las costas del Adriático,  desembarcó en el sur de la península itálica para asistir a los habitantes de Tarento, que resistían a las fuerzas de la República romana. Venció en dos batallas, pero con tales pérdidas de sus fuerzas que cuentan que afirmó, “otra victoria como éstas y regreso solo a Epiro”. Tuvo que retirarse, por cierto, pero luego de ser derrotado por los romanos y sin más victorias. Desde entonces, la frase una “victoria pírrica” ha quedado como indicativa de la paradoja de alcanzar un triunfo o victoria “obtenidos con más daño del vencedor que del vencido”[7].

Si precipitar el estallido del conflicto en el este europeo fue un triunfo de la estrategia anglosajona para contener militarmente el desafío chino a su hegemonía, desangrando a su principal aliado sin enfrentarlo directamente, mientras se replica en el Pacífico una OTAN oriental, los costos que supone tal victoria para sus mismas fuerzas, podrían transformarla en un triunfo “pírrico” en el mediano plazo.

En efecto, las sanciones sobre la economía rusa y la misma guerra han generado, luego del severo golpe de la pandemia, una crisis alimentaria y energética mundial que se expresa en la oleada inflacionaria que recorre todas las economías, avanzadas o no, y que todavía puede escalar a medida que el verano boreal quede atrás y retorne el invierno al hemisferio norte, con su implicancias en un incremento del consumo energético. Algo que ya ocurre mientras no se verifican síntomas de agotamiento de las fuerzas rusas o de su economía, reforzada por la fuerte apreciación del rublo. Menos aún, tampoco hay indicios de crisis política al interior de la Federación Rusa o del liderazgo de Putin, según las noticias que difunden las agencias occidentales. 

Es que la economía rusa es demasiado grande y está suficientemente interrelacionada con el resto del mundo como para que los intentos de bloquear toda transacción se frustren a poco de intentarlo y sólo repercutan en un encarecimiento de todos los intercambios, al multiplicar intermediarios y trayectos a causa de la triangulación de los mismos. En la primera semana de junio, por caso, conductores polacos bloquearon estaciones de servicio en protesta por los valores actuales del combustible en su país, unos 386 pesos argentinos por litro[8]. Un valor insólito para nosotros, originado entre otras razones, en la renuncia polaca al petróleo ruso.   

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó el 9 de junio que “El costo mundial de las importaciones de alimentos va camino de alcanzar un nuevo récord de 1,8 billones este año, pero la mayor parte del aumento previsto corresponde a la subida de los precios y los costos del transporte y no al aumento de los volúmenes”[9], señalando que “Es preocupante que muchos países vulnerables paguen más, pero reciban menos alimentos”.

Esta dinámica del comercio mundial de alimentos, de no cambiar drásticamente, desembocará en forma inevitable en hambrunas generalizadas, con su consecuencia de inmigraciones forzadas. Hambre que también afecta a las poblaciones empobrecidas de Estados Unidos y el Reino Unido, entre otras naciones desarrolladas. ¿Está el mundo preparado para ese escenario apocalíptico, anticipado por el desplazamiento de millones de ucranianos a consecuencia de las hostilidades?  

La cuestión motivó gestiones del titular de la Unión Africana, el presidente de Senegal Macky Sall con su par ruso, para desbloquear las exportaciones de fertilizantes, trigo y girasol, trabadas en el Mar Negro como resultado de las acciones bélicas. No fue el único. También Erdogan, el líder turco, se ha ofertado como mediador entre Rusia y Ucrania para rehabilitar el comercio de la producción agrícola proveniente de ambos países por su significación para los mercados mundiales.

Acotemos que Sall es otro de los mandatarios convocados a la próxima reunión del G7 en Alemania, junto a Alberto Fernández, para tratar de coordinar acciones internacionales para afrontar los “daños colaterales” de la guerra en Ucrania. Allí estarán además los líderes de India, Indonesia y Sudáfrica, todos emergentes de sociedades democráticas según los parámetros occidentales y que han condenado la invasión rusa a Ucrania.

Condena que no impide que Sudáfrica e India sigan participando con Brasil, Rusia y China del BRICS, que pudiera ampliarse con el ingreso de Argentina y que India también integre el Foro de Shanghái con Rusia y China, junto a otros seis países, entre los que se cuenta el recientemente adherido Irán. El repaso de los múltiples foros superpuestos sólo refleja parcialmente el complejo entramado de interrelaciones que no pueden reducirse fácilmente a una pugna entre supuestos “buenos” y “malos”, y en la que cada vez más prevalece el intento de atender con inteligencia a los propios intereses nacionales.

El rearme de Alemania y Japón

El cuadro de situación internacional favoreció la intensificación de una tendencia que venía desarrollándose lentamente desde hacía varias décadas. Tanto Alemania como Japón están abandonando su condición de “sancionadas” por haber sido derrotadas después de haber precipitado con sus agresiones el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial, condena que las excluyó primero del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y que luego las limitó a fuerzas armadas de “autodefensa” o reducidas en relación al tamaño de sus economías y a su rol en la internacionalización del capitalismo financiero conocida como ‘globalización’. Esa etapa terminó para ellas. No de momento para Italia, que mantiene su actual perfil de partícipe secundario.

Si con Trump se había blanqueado la exigencia norteamericana de que todos los socios europeos contribuyan con el 2% de su PBI al esfuerzo bélico compartido en el seno de la OTAN, el desencadenamiento de la guerra en Ucrania precipitó la respuesta alemana. El 3 de junio pasado el Bundestag aprobó por una abrumadora mayoría la conformación de un fondo especial de 100 mil millones de euros para el rearme y la modernización de sus FFAA[10]. Un paso muy sólido en dirección de destinar el porcentaje reclamado por los socios atlánticos a la industria bélica.

Japón no se queda atrás. Por décimo año consecutivo expandió su gasto militar[11] y participa activamente en el entretejido de las alianzas militares ofensivas en el Pacífico que promueven Inglaterra y Estados Unidos e involucran a Australia, como actores principales.  

Aunque todavía tiene bastante que recorrer para aproximarse a la meta del 2% de su PBI gastado en armas, es ostensible el abandono de la política de “años de aislacionismo estratégico y una estructura militar netamente defensiva, para salir a disputarle a China el dominio de los mares e islas del Pacífico sur, por donde pasan las rutas comerciales que representan más del 20% del comercio mundial”[12][13].

Nada podía ser más ilustrativo del entierro del orden mundial consagrado en las instituciones surgidas de la Segunda Guerra Mundial que el rearme de las dos potencias que la desataron, estimulado por unos Estados Unidos que ahora pregona la posibilidad de excluir a Rusia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Queda claro que cuando los dirigentes de norteamericanos denuncian que China y Rusia quieren “subvertir” el orden internacional, se trata de aquel ordenamiento que los norteamericanos han impuesto y que no titubean en modificar de acuerdo con sus intereses inmediatos.

La maldición de la guerra

El propósito argentino de hacer evidente que la guerra en Europa también nos afecta a todos los pueblos del sur, proclamado por el Presidente Fernández para explicar su interés por estar presente en la próxima convocatoria del G7, no sólo responde al temor que despierta esta escalada de reforzamiento de la capacidad destructiva de los principales países, el riesgo cierto de su generalización y escalamiento a una confrontación nuclear o a la evidencia de sus efectos dañinos más inmediatos sobre todas las economías del planeta con su oleada inflacionaria, sino también al entendimiento de que los riesgos que encierra, aunque por ahora esté restringida al este europeo, penden como una amenazadora maldición sobre todo el planeta.

El hecho mismo de la guerra actual ha detenido el proceso de transición verde en las principales economías mundiales, acentuando la crisis ambiental que ya se cierne sobre la población del mundo y acelerando sus efectos deletéreos sobre las condiciones de vida de todos los pueblos. Sin olvidar que toda guerra es en sí misma, además de una enorme crisis humanitaria, una gigantesca catástrofe ambiental que daña los territorios donde se desarrolla y los aledaños, máxime si escala al uso de artefactos nucleares.

Ante tamaño riesgo sólo caben los mayores esfuerzos para pacificar de inmediato. No más armas ni retóricas de “humillaciones ni deseos de dominación. Sin geopolítica deshumanizada ni privilegios de violencia.”, al decir de Fernández. Se juega en ello la posibilidad cierta de preservar la civilización humana. Nada menos.

La novena Cumbre de las Américas, con sus ausencias y sus debates, evidenció el retroceso de la hegemonía norteamericana aun en su propio continente. También la posibilidad de otro protagonismo de nuestra región en los asuntos globales que también nos afectan.

La única región del globo que preserva –bien que precariamente– la paz, puede y debe asumir la tarea de movilizar la voluntad de la enorme mayoría de los pueblos del mundo que ansían preservar la vida y la posibilidad de acceder pacíficamente a su desarrollo. Aunque los peligros que encierra para todos la continuidad de la retórica belicista no se expresa todavía en acciones de la suficiente envergadura como para detenerla y hacer imperiosa la paz como salida racional que prevalezca por encima de cualquier otra consideración, no se deben abandonar los esfuerzos para que así suceda. Nos va la vida en ello.


[1] Gerardo Codina es Lic. en Psicología (UBA 1982). Especialista en Políticas Sociales (FLACSO 2001). Director de Sistemas de Salud del Instituto del Mundo del Trabajo Julio Godio de la UNTREF. Miembro del Consejo Editorial de la Asociación Civil, Cultural y Biblioteca Popular Tesis 11. Fue Secretario General de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (2017-2019), Ex Director Provincial de Coordinación de Consejos Departamentales del Consejo del Menor PBA (2000-2001), Ex Coordinador del Presupuesto Participativo de la Ciudad de Buenos Aires (2004-2006). Ex integrante del Gabinete de Asesores del Ministro de Trabajo de la Nación, Dr. Carlos Tomada (2007-2015).

[2] Ver Página/12, edición del 12 de junio de 2022.  https://www.pagina12.com.ar/428634-las-confesiones-de-joe-biden-en-la-cumbre-el-riesgo-de-una-t

[3] No ha sido la única referencia de fuente norteamericana. ““Putin está acorralado y podría usar armas nucleares tácticas e incluso estratégicas”, dice el general Mike Mullen. El ex jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos cree que la guerra de Ucrania será “larga y devastadora”, se publicó hace tres semanas en el periódico español La Razón. https://www.larazon.es/internacional/20220523/w7p2xcr2pvhrne4lq5m3t5vsq4.html

[4] Ver Tesis 11 número 148. https://www.tesis11.org.ar/guerra-en-europa-la-lucha-por-la-hegemonia/

[5] https://www.mdzol.com/mundo/2021/12/7/estados-unidos-fabrica-su-bomba-nuclear-adaptada-casi-todos-sus-tipos-de-aviones-206598.html

[6] https://www.pagina12.com.ar/428884-el-conflicto-rusia-ucrania-minuto-a-minuto

[7] https://dle.rae.es/p%C3%ADrrico

[8] https://mundo.sputniknews.com/20220611/los-conductores-polacos-protestan-por-la-subida-de-los-precios-del-combustible-1126655344.html

[9] https://www.fao.org/newsroom/detail/new-un-food-outlook-report-world-s-most-vulnerable-are-paying-more-for-less-food/es

[10] https://israelnoticias.com/internacional/ante-la-amenaza-rusa-alemania-refuerza-su-ejercito-con-un-fondo-de-100-000-millones/

[11] https://www.aviacionline.com/2020/12/japon-aprueba-presupuesto-militar-record-para-el-2021/#:~:text=El%20primer%20ministro%2C%20Yoshihide%20Suga,del%20presupuesto%20del%20a%C3%B1o%20anterior. https://www.eldinamo.cl/opinion/El-tiempo-de-las-armas-20220527-0058.html

[12] https://www.aviacionline.com/2020/12/japon-aprueba-presupuesto-militar-record-para-el-2021/#:~:text=El%20primer%20ministro%2C%20Yoshihide%20Suga,del%20presupuesto%20del%20a%C3%B1o%20anterior

[13] https://www.politicaexterior.com/japon-adios-al-pacifismo/

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