China. Debates y posiciones en torno a la reforma y apertura. El papel de Deng Xiaoping y del Partido Comunista durante el período 1978-1986.

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Revista Nº 144 (07/2021)

(internacional/china)

Gonzalo Ghiggino*

“El socialismo con características chinas…fue más que un sustento a nivel retórico, fue en realidad lo que hizo posible llevar a cabo las reformas en un contexto internacional que era testigo de profundos cambios a nivel político-económico. Fue la clave, que les permitió a los líderes chinos sacar provecho de la globalización neoliberal que empezaba a tomar forma, y adaptarlo a su sistema político, sin renunciar a sus principios pero apuntalando cambios que más adelante serán la base para el desarrollo futuro.”

Introducción

La llegada de Deng Xiaoping supuso un cambio en la orientación económica del país. Sin embargo, si bien lo que caracteriza a este periodo de 1978 a 1986 es el de dejar atrás al comunismo más ortodoxo representado por Mao Zedong, también fueron testigos de un intenso debate interno. La historiografía usualmente rescata los logros económicos que implicó llevar a cabo estas reformas, pero rara vez se hace eco de los debates políticos que le dieron forma.

En este artículo nos proponemos indagar como se llevaron a cabo tanto las políticas de reforma y apertura, como su discusión y planteo hacia adentro de la cúpula gobernante del Partido Comunista. Destacamos que tanto la consolidación del poder de Deng Xiaoping así como el éxito inicial de estas políticas, fortalecieron la idea de que abrirse al mundo y recibir inversiones extranjeras eran necesarios a los fines de desarrollar industrialmente el país y por ese camino apuntalar la modernización.

Destacamos también que, el debate no solo se dio en la cúpula gobernante sino que más bien alcanzó un amplio espectro de economistas, que divididos en dos grandes facciones pensaron las oportunidades de reformar la economía y superar los dilemas para llevarla a cabo. En un contexto de crisis del estado a nivel global, que daba inicio a la globalización neoliberal que caracterizaría a la economía del mundo en la década siguiente, el Partido Comunista con Deng Xiaoping a la cabeza supo interpretar el contexto de su época y no resignar el rol del estado ni los objetivos del socialismo. Sino que más bien, y como quedará demostrado con el tiempo, supieron utilizar este contexto para fortalecer tanto el Estado como el Partido.

Las bases ideológicas se sustentarán en el socialismo con características chinas, pero como veremos, esto no solo fungirá como sustento teórico, sino que principalmente le otorgará un marco, un plan por el cual llevar a cabo las reformas. Entendiendo que es necesario superar los dilemas surgidos, ante la necesidad de recibir inversiones de los países industrializados de occidente para alcanzar su propio desarrollo, los debates de la época resultarán fundamentales para entender cómo se pudo lograr superar la antinomia que representaba el capital extranjero en un país comunista y no perecer en el intento.

Los inicios de las reformas

Después de la muerte de Mao, y tras superar los conflictos políticos internos por su sucesión, la nueva conducción del Partido Comunista liderada por Deng Xiaoping, comprendió la importancia de apuntalar cambios que garanticen la supervivencia del sistema político. A nivel internacional era necesario un giro en política exterior que facilite la puesta en marcha de estos cambios. Por lo que, tras el reconocimiento diplomático de los Estados Unidos el 1 de enero de 1979, Deng realizó una gira por ese país donde visitó un grupo de empresas y quedó claro que la base fundamental para lograr los objetivos planteados, era el desarrollo económico y tecnológico, y por añadidura para lograr esto, era necesario abrir el país las inversiones extranjeras. (1)

A partir de este momento, comienza a plantearse dentro de la cúpula gobernante cómo un sistema político basado en el comunismo podía complementarse y adaptarse a la lógica del capitalismo. Es así que, que a partir de este momento el gobierno comienza a promover el “socialismo con características chinas”, que estará basado en un plan de modernización y justificarán los profundos cambios producidos por las políticas de reforma y apertura (2). La idea era pasar de una economía planificada a una economía de mercado fundada en las cuatro modernizaciones; Agricultura, Industria, Defensa Nacional y Ciencia y Tecnología. (3)

Este período de reformas iniciado en 1979 puede dividirse en tres partes: las reformas iniciales de 1979 a 1984, las reformas industriales graduales de 1984 a 1993, y finalmente, el período de expansión del sector privado después de la gira de Deng por las provincias del sur en 1992 (4). Cada período tuvo sus particularidades y no siempre el resultado fue exactamente el esperado por el gobierno, de hecho, el primer período puede ser considerado más bien una especie de prueba. En realidad, no fue hasta 1984 que los líderes chinos formularon un modelo o programa de reforma económica en una decisión formal del Comité Central del Partido Comunista Chino (5). Una de las principales razones de esto fue que las reformas comenzaron como una serie de experimentos localizados que luego fueron adoptados por las autoridades centrales para implementar en otros lugares.

También, estaba el problema de que las reformas económicas se iniciaron en el momento en que la economía nacional se encontraba en un estado de desequilibrio macroeconómico y estructural. Y en este contexto de dificultades, era necesario tener una discusión sobre, qué tipo y como, implementar estas reformas económicas. La necesidad de éxito y la falta de experiencia teórica y práctica retrasaron el lanzamiento del modelo formal de reforma y apertura. (6)

La discusión fue posible ya en los primeros años de la década del ochenta con la consolidación política de Deng en el poder. Como en otros lugares del mundo, durante esos años existía una interpretación sobre la realidad de la situación internacional y local en el contexto de crisis y cambios a nivel global. Mientras los países como Estados Unidos, Reino Unido y otros de Europa occidental iniciaron un programa de privatizaciones y liberalización económica, en América Latina por otra parte, fue el principio del fin de las políticas de industrialización. Y si bien en estos casos significaron un debilitamiento del Estado y un cambio en sus funciones, para el caso chino como veremos, fue bastante diferente, dado que el Estado siempre estará presente en el diseño e implementación de las políticas económicas.

El acierto de las autoridades chinas radica en que comprendieron y reconocieron desde una diferente óptica la crisis a nivel internacional, lo que implicaba el nuevo estadio del capitalismo global, y el impacto que ello tendría en China. A pesar de ello, desde el comienzo estaba presente el problema de plantear un debate interno después de años de agitación política. Sin embargo, la consolidación de Deng como líder fue el factor clave que permitió que los planteos sobre la reforma siguieran su curso (7). Desde sus comienzos, esta discusión estuvo a cargo principalmente de economistas chinos. El período de discusión se inició en 1978 con el inicio de la etapa de pruebas de la reforma económica, y concluyó en 1986 con el final del primer período del programa. Este período de discusión se dividió en dos partes, la primera entre 1978 y 1982 y la segunda entre 1982 y 1986. (8)

Durante el primer período, la discusión estuvo dominada por la generación de economistas chinos que habían estado estrechamente asociados con los líderes económicos ligados a la revolución. El período se caracterizó por debates intensos entre esta generación, mayor y más ortodoxa, y los economistas de segunda generación menos dogmáticos, que fueron influenciados por las ideas reformistas de los economistas de Europa del Este (9). En cuanto al segundo período, se caracterizó por el llamado a una reforma total que subrayó el compromiso de la dirección central con un ritmo de reforma más rápido. Para 1982 se impuso en los debates el concepto teórico de los economistas de segunda generación, por sobre el conservadurismo teórico de la generación anterior. A partir de allí, la discusión giró hacia cuestiones políticas concretas, así como el problema más fundamental de redefinir el socialismo y el sistema de propiedad socialista para articular con las innovaciones institucionales arrojadas por la reforma económica. (10)

A finales de 1978, los agricultores de las zonas rurales de Sichuan y Anhui realizaron las primeras pruebas en el marco de la reforma económica. Esta política fue alentada por el gobierno con la introducción del “sistema de responsabilidad reproductiva familiar” (11). El objetivo era descolectivizar la agricultura y enfatizar en el sistema de responsabilidad del hogar, que dividía la tierra de las comunas populares en lotes privados. Los agricultores pudieron mantener la producción de la tierra después de pagar una parte al Estado. Esto aumentó considerablemente la producción agrícola y el nivel de vida de cientos de millones de agricultores y estimuló la industria rural.

El éxito de este experimento llevó a su adopción en otros puntos del país en el transcurso de los próximos diez años. A su vez, estas políticas en las granjas fueron acompañadas de una reforma urbana. Como en el caso de la reforma rural, la reforma urbana comenzó primero en la provincia de Sichuan en el verano de 1978 con la ampliación del ‘poder autónomo’ en cinco empresas industriales estatales (12). La reforma en las áreas urbanas cobró impulso de a poco, lentamente en los primeros años y se concentró en la separación de la administración de la propiedad en las empresas y en otorgar autonomía a las empresas en un área mayor. Simultáneamente, varias empresas directamente dependientes del gobierno central y los gobiernos provinciales fueron transferidas a los gobiernos locales. Inicialmente, se intentó una reforma integral del sistema económico en las áreas urbanas sobre una base experimental. Para 1984 alrededor de sesenta ciudades se incluyeron en este experimento. (13)

También se implementaron reformas en el sector industrial para aumentar la productividad. Se introdujo un sistema de precio dual, en el que se permitía a la industria estatal vender cualquier producción por encima de la cuota establecida y las materias primas se vendían al precio establecido y al precio de mercado. A las empresas privadas se les permitió operar por primera vez desde la llegada del comunismo y poco a poco comenzaron a recuperar un mayor porcentaje de la producción industrial (14). En las provincias de la costa y del sur se crearon una serie de zonas económicas especiales para la inversión extranjera que estaban relativamente libres de regulaciones e intervenciones burocráticas que obstaculizaban el crecimiento económico (15). De esta manera, estas regiones se convirtieron en motores de crecimiento de la economía nacional.

La modernización y el socialismo con características chinas como sustento de las reformas y como ejes de los debates

Si pensamos en clave de desarrollo debemos entender la importancia del concepto modernización para la cúpula gobernante. Como lo mencionamos anteriormente, la reforma y apertura, estuvieron inicialmente basadas en las cuatro modernizaciones, agricultura, industria, defensa, y ciencia y tecnología. Estas modernizaciones no podían ser planteadas sin antes generar el debate necesario que pudiera justificarlas. Indudablemente la consolidación en el poder de Deng fue clave en esto, puesto que esto habilitó el resurgir de la discusión política en el seno del Partido Comunista. El consenso, en este sentido, se presentaba como necesario para evitar fisuras en la puesta en marcha del plan y así evitar añadir más presión al sistema político.

Particularmente dentro de la República Popular China ha estado de moda considerar el tercer pleno de diciembre de 1978 como el tercer gran punto de inflexión en el siglo XX de China, después de las revoluciones de 1911 y 1949. (16)

Sin embargo, fue sólo una de la serie de reuniones de envergadura -aunque quizás la más importante-a finales de 1978 y principios de 1979 que marcó la agenda de la reforma. Estos encuentros sentaron las bases para el crecimiento económico y la modernización de forma inmediata y a largo plazo. Se estableció un sistema legal, aunque funcionaba dentro de los confines del estado del partido comunista, y se hizo el arte de reformar el sistema de gobierno. La política de puertas abiertas de Deng se diseñó dentro de los límites, para llevar a la República Popular China más al mundo y al mundo más a la República Popular China para ayudar a la modernización económica. (17)

Desde 1978, cuando Deng inició el masivo proyecto de reforma, el aparato burocrático administrativo chino ha estado bajo constantes presiones para sus reformas, siendo las primeras de ellas en 1982-1983 (18). En esto radica la necesidad de debatir y encontrar una definición que permita llevar a cabo estas reformas sin el impacto generado por lo que supondría un cambio radical, es decir la entrada de capitales extranjeros a un país comunista. Para esto, y como lo venimos argumentando, surge el concepto de socialismo con características chinas. Ahora bien, ¿Cómo se definió este socialismo? El socialismo con características chinas es todavía hoy un proceso de evaluación, puesto que, cada nuevo plan quinquenal ha incorporado una serie de objetivos y nuevos cambios anualmente. La ideología marxista, desde el primer momento en que se planteó, está compitiendo o cediendo al nacionalismo económico. (19)

El secretario general Hu Yaobang en su discurso en el XII Congreso Nacional del Partido de 1982 categorizó las características chinas del socialismo en siete puntos principales: 1) abolición del sistema de explotación, 2) propiedad pública del medio de producción, 3) retribución según el trabajo, 4) economía mercantil planificada, 5) poder político en manos de la clase trabajadora y su pueblo trabajador, 6) fuerzas productivas altamente desarrolladas y productividad laboral que eventualmente será más alta que la de los países capitalistas, y 7) ética socialista cultivada bajo la guía del marxismo. (20)

Lo importante de definir el socialismo con características chinas no solo radica en el sustento teórico que le otorgó al nuevo plan, sino que más importante aún, definió los conceptos en que se basarían las reformas. Estos conceptos fueron planteados como una hoja de ruta para las cuatro modernizaciones definidas por Deng y el Partido a partir de 1978. La única manera de alcanzar el objetivo de “modernizar” china era logrando el desarrollo económico, pero este desarrollo era solo posible, o al menos así se entendía, si se alcanzaba un grado de industrialización considerable. La industrialización como elemento necesario para el desarrollo económico, estuvo en los planes del Partido Comunista desde sus orígenes, y fue una de las obsesiones de Mao. Pero el intento de alcanzarla con el gran salto adelante y su posterior fracaso, obligaron a la cúpula del partido a replantearse otra vía para industrializar el país (21). Es allí donde aparece la inversión extranjera como camino válido para finalmente industrializar la economía china.

El grado de atraso tanto de la industria como de la agricultura hacia fines de los años setenta, revelaba la vulnerabilidad del país, pero principalmente del sistema político. Por ello la necesidad de modernizar sin dejar de lado el socialismo como modo de gobierno. El dilema se presentaba ante la necesidad de recurrir a occidente, capitalista y desarrollado, para llevar a cabo el plan de modernización a través de las inversiones extranjeras. El resurgir del debate, una vez superado los años más difíciles del post maoísmo, y la cintura política de Deng Xiaoping, generaron las condiciones para que, tanto la discusión como los objetivos planteados, tuvieran la profundidad y la seriedad necesaria para llegar a buen destino. No obstante, como bien se argumentó, el periodo inicial fue de pruebas más que de concreción. Durante los primeros años la estrategia fue la implementación de ciertas políticas, mientras continuaba el debate y se podían apreciar los frutos de la misma. Pude decirse grosso modo que se fue llevando a cabo mediante prueba y error.

De esta manera, China pudo aprovechar la deslocalización de las multinacionales que supuso inversiones en otras regiones consideradas más competitivas que Estados Unidos o Europa. Las fuerzas impulsoras comunes fueron la velocidad y el costo del cambio tecnológico, que a su vez aceleró la internacionalización de la producción y la dispersión de la industria manufacturera hacia los países en vías de industrialización; generando un incremento en la movilidad del capital, lo que facilitó y aceleraba esta dispersión de la industria al mismo tiempo que se vio favorecido por el hecho de que la comunicación transnacional era ya más barata y rápida. (22)

Siguiendo a Giovanni Arrighi en su obra Estado, mercados y capitalismo podemos atribuir esto a tres escenarios que venían sucediendo desde los años setenta. Primero, el proceso de expansión impulsado por el gobierno de Estados Unidos para asegurar el éxito de las economías capitalistas ante el avance del comunismo, que implicó un mayor comercio y la deslocalización de empresas en la región; segundo, la expansión económica japonesa y su inversión y subcontratación en el sudeste asiático; y tercero el acercamiento del gobierno chino con la diáspora china, que en el proceso de apertura comenzaron a realizar sus inversiones en China continental siendo uno de los principales inversionistas durante este proceso. (23)

Adherir a esta globalización sin perder la identidad política fue posible gracias al socialismo con características chinas. El propio Deng, refiriéndose al contexto del momento a mediados de los años ochenta y justificando el cambio que significaba la apertura, sostenía que “el mundo presente está abierto. Una razón importante del atraso de China después de la revolución industrial en los países occidentales fue su política de puertas cerradas. Después de la fundación de la República Popular fuimos bloqueados por otros, por lo que el país permaneció prácticamente cerrado, lo que nos creó dificultades. La experiencia de los últimos treinta años ha demostrado que una política de puertas cerradas obstaculizaría la construcción e inhibiría el desarrollo …”. (24)

Para esa altura China había abierto 14 ciudades costeras grandes y medianas. Le había dado la bienvenida a la inversión extranjera y las técnicas más avanzadas. Deng argumentaba que administrar esto requería de hábil gestión y que la gestión también era una técnica. Por otra parte, se preguntaba si esto socavaría al socialismo chino, y ante ello esgrimía que no era probable porque el sector socialista era el pilar la economía. La base económica socialista se consideraba tan grande que podía absorber decenas y cientos de miles de millones de dólares en fondos extranjeros sin ser sacudida. La inversión extranjera sin duda fungió como un complemento importante en la construcción del socialismo chino. Y tal como estaban las cosas en ese momento, en la visión de Deng, ese suplemento era indispensable. Y si bien entendía que surgirán algunos problemas a raíz de la inversión extranjera, pero definitivamente, su impacto negativo será mucho menos significativo que el uso positivo que podía hacer de él para acelerar el desarrollo. (25)

A pesar de los dilemas expuestos, a mediados de los años ochenta logra consolidarse como política de estado la reforma y la apertura. Esto fue posible gracias a los debates y las ideas, muchas veces contrapuestas, que se esgrimieron durante los primeros años. Dejar de ser un estado socialista no era una opción, pero tampoco lo era postergar el desarrollo y modernización de China. La capacidad de consolidar el Estado a pesar de los embates globalizadores, y transformar la economía a pesar de las dificultades que presentaba fue posible. La base del desarrollo industrial vía inversiones extranjeras para alcanzar la modernidad fueron los principios guiadores que tanto Deng como la cúpula del Partido Comunista comprendieron como claves.

Conclusión

El período 1978-1986, como hemos podido corroborar, no solo fue clave en la puesta en marcha del plan de reforma y apertura, sino que también y más importante aún, fue el debate interno en torno a ello. Habilitar la discusión hacia el seno del partido y entre los economistas de distintas generaciones, fue tal vez uno de los mayores aciertos de Deng. Lo que se entendió desde un principio fue la importancia de asegurar la puesta en marcha de políticas que hagan posible las cuatro modernizaciones, Agricultura, Industria, Defensa, y Ciencia y Tecnología. Solo modernizando estas áreas, se podía garantizar la supervivencia del sistema.

El primer periodo de reformas que finaliza en 1984 no culmina con los debates, sino que prepara el terreno para plantearse como implementar estas políticas en los años venideros. Ese año se oficializa como política la reforma y apertura, pero hasta 1986 no cesarán los debates hacia dentro del partido y entre los economistas de la nueva generación. La denominada nueva generación, quien salió triunfante sobre la vieja generación considerada más ortodoxa, tuvo la responsabilidad de diseñar cómo estas políticas debían implementarse. Pero el elemento fundamental era que se necesitaba algo más que un plan económico, se necesitaba contenido político.

Este contenido estuvo a cargo del ala política del Partido Comunista. El socialismo con características chinas, como argumentamos, fue más que un sustento a nivel retórico, fue en realidad lo que hizo posible llevar a cabo las reformas en un contexto internacional que era testigo de profundos cambios a nivel político-económico. Fue la clave, que les permitió a los líderes chinos sacar provecho de la globalización neoliberal que empezaba a tomar forma, y adaptarlo a su sistema político, sin renunciar a sus principios pero apuntalando cambios que más adelante serán la base para el desarrollo futuro. Esta capacidad de ajironarse y superar los dilemas que presentaba el capital extranjero, tendrá como resultado a pesar de los avatares de fines de la década, no solo la supervivencia del sistema sino la consolidación indiscutida del Partido Comunista como actor principal de poder.

*Gonzalo Ghiggino, Doctor en Estudios Globales por Shanghai University, profesor e investigador del Área de Estudios Internacionales del Centro de Estudios Avanzados FCS-UNC.

1 Vogel, Ezra F. (2011) Deng Xiaoping and the Transformation of China, THE BELKNAP PRESS OF HARVARD UNIVERSITY PRESS, Cambridge, Massachusetts, and London.

2 El término “Socialismo con características chinas” será oficialmente definido por el secretario general del Partido Comunista Chino, Hu Yaobang en el 12th Congreso Nacional en 1982. En esa oportunidad categorizó al socialismo con características chinas en siete puntos. Ver David Wei-Wei Chang (1988). “China under Deng Xiaoping”.

3 Idem. Vogel, Ezra F. (2011) Deng Xiaoping and the Transformation of China.

4 Kobayashi, Shigeo, Baobo, Jia and Sano, Junya. (1999) The Three Reforms in China: Progress and Outlook, Sakura Institute of Research, Inc. No.45, September.

5 Sun, Yu-wing and Chan, Thomas. (1987) China’s economic reforms: The debates in China, The Australian Journal of Chinese Affairs, No. 17 January, pp. 29-51

6 Idem, Sun, Yu-wing and Chan, Thomas. (1987) China’s economic reforms: The debates in China.

7 McGurk, Sthepen. (1998) Reviewed Work(s): Growing Out of the Plan: Chinese Economic Reform 1978-1993 by Barry Naughton, The China Journal, No. 39 January, pp. 124-126

8 Idem. Sun, Yu-wing and Chan, Thomas. (1987) China’s economic reforms: The debates in China

9 Idem. Sun, Yu-wing and Chan, Thomas. (1987) China’s economic reforms: The debates in China

10 Walder, Andrew G. (1995) China’s Transitional Economy: Interpreting Its Significance, The China Quarterly, No. 144, Special Issue: China’s Transitional Economy, pp 963-979.

11 Jaggi, Guatamm, Rundle, Mary, Rosen, Daniel and Takahashi, Yuchi. (1993) China’s Economic Reforms Chronologic and Statistics, Institute for International Economics, Working Paper 96-5.

12 Bagchi, Amaresh. (1989) A Decade of Economic Reform in China: A Retrospect, Economic and Political Weekly Vol. 24, No. 25 Junuary, pp. 1407-1415.

13Idem, Bagchi, Amaresh. (1989) A Decade of Economic Reform in China: A Retrospect

14 Heilmann, Sebastian and Shih, Leah. (2013) The Rise of Industrial Policy in China, 1978-2012, Harvard-Yenching Institute Working Paper Series.

15 Huang, Yasheng. (2000) An Institutional and Policy Approach to the Demand for Foreign Direct Investment in China, China Review, in a Review, pp. 249-284.

16 Goodman, David (1995). Deng Xiaoping and the Chinese revolution. A political biography. First published 1994

by Routledge, New York. p. 90

17 Idem, p 91.

18 Zhyong Lan (2000). “Understanding china´s administrative reform”, Public Administration Quarterly, Vol. 24, No. 4, pp. 437-468, p 6.

19 Wei-Wei Chang, David (1988). China under Deng Xiaoping. Political and Economic reform. Palgrave Mcmillan, New York, p. 263

20 Idem p 264.

21 Van Ness, Peter y Raichur, Satish (1983). “Dilemas del desarrollo en China: 1949-1980” . Estudios Internacionales, 16(61), p. 90-116.

22 Strange, Susan (1992). “State, Firms and Diplomacy”, International Affairs, Royal Institute of International Affairs 1944, Vol. 68, No.1, p 10.

23 Arrighi, Giovanni (2012) “State markets and capitalism, east and west”, Positions 15, Duke University Press, p 165.

24 “Deng Xiaoping: Socialism with Chinese Characteristics”. Recuperado el 23 de julio de 2021

https://newlearningonline.com/new-learning/chapter-4/deng-xiaoping-socialism-with-chinese-characteristics

25 Idem

Bibliografía

Arrighi, Giovanni (2012) “State markets and capitalism, east and west”, Positions 15, Duke University Press.

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