Pandemia y derechos humanos en américa latina

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Revista Nº 126 (10/2020)

(derechos humanos)

Montserrat Olivera*

Mientras los pueblos de AL insisten en el cuidado de las poblaciones frente a la Pandemia mundial, se observa cómo la OEA sigue sin poder defender y cuidar los DDHH necesarios para convivir entre todos los integrantes de los países que la constituyen.

Observamos con estupor algo que se está produciendo desde hace algunos años en todo el mundo, respecto a los movimientos en contra de los DDHH. Y más precisamente en América Latina, con la situación en la que ya fueron destituidos Manuel Zelaya, en Honduras, Dilma Russeff, en Brasil, Fernando Lugo en Paraguay y Evo Morales, en Bolivia; lo que fue el encarcelamiento, antes de las elecciones, de Lula; y acaban de inhabilitar para constituirse en candidatos en las elecciones próximas a Rafael Correa y Evo Morales, con lo que se puede pensar también que la democracia argentina es pasible de ser vulnerada.

Estas situaciones que producen desazón en las poblaciones y afectan sobre todo a los sectores más desprotegidos en la región, están avaladas por los órganos internacionales principales a quienes en otras épocas podíamos recurrir para que nos protegieran de estos embates.

Nuevamente sufrimos un ataque de la derecha sobre la CIDH, que recae en la región, dada la intromisión del Secretario General de la OEA, Almagro, aliado a los intereses del Departamento de Estado de los EEUU. La CIDH, órgano principal de la OEA está encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en nuestro continente, gozando de plena autonomía e independencia en el ejercicio de su mandato de acuerdo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Preservar esta independencia es lo que nos pone en situación de estar alertas, frente a este embate. El Sr. Paulo Abrao representaba a la CIDH como secretario ejecutivo en la OEA; fue desplazado de su función por el Sr. Almagro, incurriendo en una acción jurídica improcedente, por el solo hecho de compartir y defender las necesidades de representar a los países latinoamericanos en sus variadas situaciones de violación a los derechos humanos en cada país de la región, como sabemos bien de su participación activa en el golpe de estado en Bolivia.  

Pese al requerimiento del Secretario de la OEA Sr. Almagro, la CIDH ha decidido no retirar a su Secretario Ejecutivo de la tarea que emprende en la misma Organización de Estados Americanos.

Sin embargo, vemos que cada día el peso de las políticas del departamento de Estado de EEUU cada vez se torna más agresivo y autoritario respecto a las situaciones que están viviéndose en los diferentes países de América Latina.

En estos momentos de pandemia, todo el mundo está convulsionado viendo cómo puede seguir encarando el tema epidemiológico de manera de quedar lo menos afectado posible, no sólo en el tema de salud, sino en la situación económica que sin duda se deteriora en cada uno de los países del planeta.

Sin embargo vemos que esta pandemia hiere dos fundamentos centrales del neoliberalismo. Esta herida pasa por dos pilares. Uno porque se produce en todos los países del mundo y de alguna manera queda jerarquizado el Estado por la necesidad del fortalecimiento de las políticas públicas. El Estado se erige como ordenador social para las políticas sanitarias. Esto quedó demostrado en el funcionamiento del sistema de salud en nuestro país, Argentina.

Segundo, el neoliberalismo trata por todos los medios de instalar el individualismo. Contrarrestando esta modalidad, observamos que las políticas de los estados van dirigidas directamente a tener en cuenta las conductas sociales. Los laboratorios del mundo abren sus investigaciones científicas. Mientras los pueblos de varios países van entendiendo que es necesario construir un común denominador frente a la necesidad de conseguir las vacunas que alivien la preocupación y el pesar de las poblaciones, para contener y aminorar las situaciones angustiantes que produce esta pandemia en el mundo entero.

En este tironeo seguimos conociendo las diferentes situaciones violatorias de los derechos humanos, que se están produciendo principalmente en Colombia, Perú, Honduras, Ecuador, Chile, y Brasil. Entre la negación de la situación de pandemia y la necesidad de atender saludablemente las necesidades sanitarias de las poblaciones, que los defensores del neoliberalismo insisten en la negación de la gravedad del virus y se jactan en denostar y minimizar la gravedad de las muertes y enfermedades, comprobamos el descuido absoluto a todo el personal sanitario que se enfrenta cotidianamente con la realidad más dolorosa del ser humano que es la muerte.

Naciones Unidas aprobó una Resolución COVID19 con el voto en contra de EEUU e Israel. Esta Resolución insta a los Estados miembros a organizar una respuesta mundial coordinada al coronavirus que concitó el respaldo de 169 votos a favor, dos en contra y dos abstenciones. Se solicita a los estados miembros y a la ONU que combatan la pandemia a través de un enfoque cooperativo, asignando recursos en función de las necesidades de salud pública y asociándose para acelerar el desarrollo de medicamentos, diagnósticos y vacunas COVID19.

Hace un llamado a “intensificar la cooperación y la solidaridad internacionales para contener, mitigar y superar la pandemia y sus consecuencias mediante respuestas centradas en las personas y sensible al género, con pleno respeto por los derechos humanos.

También alienta a los Estados miembros a asociarse con “las partes interesadas pertinentes para aumentar la financiación de la investigación y el desarrollo de vacunas y medicamentos, aprovechar las tecnologías digitales y fortalecer la cooperación científica necesaria para combatir el COVID19”.

Mientras observamos cómo el mundo entero está abocado a mitigar el problema generado por esta pandemia, vemos nuevamente cómo EEUU quiere ignorar este flagelo en la humanidad, negando la gravedad de este virus, no aceptando ponerse al servicio de las necesidades respecto a la salud pública. Lamentablemente esta política que lleva adelante EEUU, es la que replica el neoliberalismo y la sufrimos todos los países que estamos abocados en combatirla.  

Simultáneamente, observamos como la alta comisionada en el Consejo de DDHH de la ONU Michelle Bachelet, en la sesión inaugural se refirió a la pandemia del COVID19. Bachelet pidió a las autoridades que permitan una misión hacia Nicaragua, para contribuir sobre la situación sanitaria en el mismo. A su vez, afirmó que la ONU, conjuntamente con el gobierno de Venezuela, ha firmado la renovación de cooperación por un año y desea establecer una oficina en el mismo. Mientras un equipo de NU visitó a un grupo de personas detenidas en cárceles, realizando un llamado para verificar los casos de detención de militares en Caracas solicitando una mayor autonomía jurídica.

 Considera frágil, la situación de América Latina, teniendo en cuenta la problemática planteada por la Pandemia, que ha puesto en conocimiento las profundas desigualdades de las poblaciones, produciendo levantamientos sociales en Colombia, Brasil, México y El Salvador, donde se está observando la actividad de los militares que sólo debiera producirse de manera excepcional y bajo supervisión efectiva.     

La UNESCO, Unicef, y la OMS, han publicado una guía con consideraciones que se tienen que tener en cuenta para habilitar las escuelas. A medida que las comunidades estén dispuestas a abrir esos centros educacionales, deben considerar las normativas sanitarias al respecto. El fondo de la ONU para la Infancia dice que deben extremar las medidas de seguridad para reabrir los centros educativos en función del nivel de transmisión del virus, y considera que el cierre de los colegios sólo debe producirse si no hay otras alternativas. 

Hasta que este artículo pueda publicarse, seguramente seguirán ocurriendo hechos para comentar y plantear ideas para seguir repensando la convivencia entre todos.

Mientras estos cuidados por la salud continúa en el mundo entero y sigue preocupando al gobierno de este país, hoy nuevamente nos vemos interpelados por las diferencias que suscita el tema del uso de las pistolas Táser, que se vuelve a cuestionar sobre si es adecuado o no el uso de las mismas, frente a la situación que ocurrió en días pasados, en la vía pública.

Este hecho atañe directamente a los Derechos Humanos en defensa de la vida de las personas involucradas. Qué difícil es opinar cuando se trata de un alienado y de un policía…

Creo que el interrogante sobre las Táser queda aclarado, a partir de cuestiones sobre la Resolución pronunciada por el Comité contra la Tortura de la ONU, que clasifica manifestando que: las Táser, “provocan un dolor intenso, constituye una forma de tortura y en algunos casos puede causar la muerte”.  Esto está reafirmado por la declaración de Amnistía Internacional, que recordó que las llamadas “armas letales” habían producido muertes a lo largo del mundo, habiéndose registrado 344 en EEUU en los últimos años, por el uso de las mismas.  

A partir de la discusión planteada sobre el uso de estas armas eléctricas conocidas como Táser, que se produjo durante el gobierno de Macri en la Ciudad, las Abuelas de Plaza de Mayo, las Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, APDH, H.I.J.O.S y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas se manifestaron diciendo que “esta arma eléctrica no hace más que traernos del pasado la práctica y el recuerdo de la tristemente célebre picana”.

Es importante insistir que las fuerzas de seguridad, para poder servir a la comunidad poblacional frente al cuidado necesario que se produce en la cotidianeidad de la vida ciudadana, es necesario que puedan recibir un buen entrenamiento físico y mental para actuar en situaciones de riesgo de manera de contener y reducir al que se encuentra en infracción con la ley. Carecen de principios básicos de defensa personal que debieran inculcarles en un estricto entrenamiento. Lamentablemente el único entrenamiento que reciben las fuerzas policiales es para reprimir violentamente a manifestaciones y a personas vulnerables, en inferioridad de condiciones, ya que no se los prepara para manejar situaciones de crisis en la vía pública.

Será un tema más para agregar a los ya existentes, que deberán tenerse en cuenta, especialmente para generar un acuerdo sobre las diferencias de construir fuerzas de seguridad que estén para el cuidado de la población y no para incentivar la fuerza represiva hacia la misma.

*Montserrat Olivera, licenciada en psicología, integrante de la Comisión de América Latina de Tesis 11.

Una respuesta a “Pandemia y derechos humanos en américa latina”

  1. Muy bueno y completo el análisis de la licenciada Montserrat Olivera. A destacar : comparto plenamente el último párrafo que habla de la formación de las Fuerzas de Seguridad: hasta ahora siempre hemos visto que una parte importante de su formación es la práctica de tiro, pero estos entrenamientos no se hacen sobre objetos puestos a distancia, sino sobre figuras humanas, supuestos enemigos. ¿Y quién determina cuáles son esos enemigos? Casualmente suelen ser “las personas más vulnerables , en inferioridad de condiciones” y manifestantes que reclaman más justicia social y menos discriminación.O simplemente que piensen diferente. ES indispensable que su entrenamiento profesional esté más dirigido al cuidado de la población y no a la represión violenta hacia la misma, como expresa el artículo de la Licenciada.

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