El desorden mundial

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Revista Nº 136 (10/2020)

(panorama internacional)

Gerardo Codina[1]

La incapacidad del sistema internacional de responder de manera unificada a la amenaza de la pandemia, grafica la profundidad de la crisis del orden mundial de posguerra y de la globalización neoliberal. La priorización de las respuestas nacionales y el intento de aprovechar la difícil coyuntura para dañar a los competidores, evadiendo toda legalidad que pudiera existir, marca el inicio de una transición que algunos caracterizan por su desorden sistémico.

Repasemos algunos de los indicadores más fuertes del desorden actual.

  1. La caída del imperio americano

En 1986 una película franco-canadiense jugaba en el título con la idea de la decrepitud del poder norteamericano[2], asimilándola a los últimos días de Roma. Veinticuatro años más tarde todo indica que las élites de este nuevo imperio efectivamente temen por su caída y tratan desesperadamente de evitarla. Para lograrlo, más allá de los matices partidistas y de las improntas personales de sus dirigentes, ante todo procuran frenar el ascenso del nuevo potencial competidor, mientras refuerzan sus posiciones.

La pandemia le dio una nueva oportunidad a Trump para denostar a China, acusándola de hacer un uso perverso de la información sobre la nueva amenaza sanitaria. Es su manera de hacer campaña por su reelección, mientras su actitud ante la infección registrada por primera vez en Wuhan a fines del año pasado siempre fue quitarle importancia, gesto que ha reforzado en estos días en los que supuestamente se habría contagiado.

El conflicto comercial había sido el tema previo, debido al enorme desequilibrio a favor de China en el intercambio, que no hizo sino acrecentarse este año pese a la suba de aranceles y las negociaciones entre ambas partes orientadas a lograr un mayor equilibrio. Antes había sido la supuesta amenaza para la seguridad nacional norteamericana que suponía el despliegue de Huawei en Estados Unidos, lo mismo que últimamente las acciones para bloquear el acceso al mercado yanqui de TikTok y WeChat.

Entre tanto, Pompeo anda de gira tratando de conformar una alianza militar ofensiva que contenga militarmente la pretendida amenaza china. Alianza en la que procura involucrar a Japón, Australia e India en el espacio indo-pacífico y a la que espera alinear a los países del continente americano, que Washington considera su hinterland. Hasta el punto de romper la regla no escrita de que el BID debía ser presidido por un latinoamericano y poner allí un acérrimo anticomunista de origen cubano, pero ciudadano norteamericano.

Lo que asusta en Washington es perder la vanguardia tecnológica en áreas claves como las telecomunicaciones, que le dieron a Estados Unidos un renovado liderazgo mundial indiscutido y acrecentaron enormemente su riqueza en los últimos 30 años, desde la popularización de las computadoras personales, los celulares, el acceso a internet y el desarrollo de las redes sociales virtuales, que transformaron los modos de hacer y relacionarse en todo el mundo. Precisamente, en lo que todos visualizan como el próximo horizonte tecnológico de la trasmisión de datos, las redes de 5G, China y en especial Huawei, están adelante.

Pero además, le preocupa al establishment yanqui la posibilidad de que se afiancen y estrechen los vínculos económicos y tecnológicos entre las naciones del súper continente euroasiático, que opacaría la centralidad actual norteamericana de modo irreversible. Aunque alcanzarla podría demorar décadas, la iniciativa de Xi Xinping de recuperar la milenaria Ruta de la Seda como eje vertebrador de las relaciones entre occidente y oriente, le da encarnadura actual al fantasma que aterroriza a las élites norteamericanas.

Así como denostaron a Huawei por hacer supuesto espionaje (tal como ellos practican con Facebook, Google, y otras aplicaciones de supuesto uso gratuito como el GPS), acusan a China de imperialista y llaman a no confiarse en los créditos blandos y las promesas de construcción de infraestructuras para facilitar las comunicaciones. Saben de lo que hablan, por su propia manipulación de esas herramientas con el objeto de alcanzar hegemonía global.

Todo poder tiene su límite, incluso el paradojal de la imposibilidad de ejercerlo por sus consecuencias. Fue lo que comprendieron en su momento Estados Unidos y la Unión Soviética al suscribir los tratados de limitación de armamento nuclear estratégico, con lo que reconocieron que la capacidad de destrucción mutua acumulada (y con ellos, de la vida en el planeta) era varias veces la necesaria y había que ponerle un límite. Ahora Estados Unidos busca saltar ese cerco.

Ya en 2001 Bush lo había abandonado y avanzado en Europa con el despliegue de un escudo antimisiles que los rusos entendieron con una amenaza en sus fronteras. Obama dio un paso atrás y acordó en Praga en 2010 el START III que vence el 21 de febrero de 2021[3]. Ahora Trump alega que Rusia lo ha violado para negarse a prorrogarlo, aunque se manifiesta dispuesto a otro acuerdo si incluye a China. Entretanto ya abandonó el tratado sobre fuerzas nucleares de rango intermedio, conocido como INF. La respuesta rusa es que así se precipita la caída del acuerdo existente y que es preferible renovarlo aunque sea imperfecto, manifestando flexibilidad para pensar los términos, aunque hasta ahora sin respuesta clara norteamericana, mientras trascurre el tiempo.

Por su parte, China alega no es una superpotencia nuclear equivalente por cantidad y características de su arsenal, aunque podría serlo en unos años, por lo que se niega al convite envenenado de Estados Unidos. Autoimponerse limitaciones ahora le impediría alcanzar alguna vez una paridad que podría parecer atractiva o necesaria para el liderazgo chino.    

  • Las grietas en el proyecto europeo

“Divide y reinarás” es una vieja estrategia de poder, que Inglaterra usó magistralmente en nuestra América. La nueva derecha norteamericana la utiliza con amplitud, tanto en el orden interno, promoviendo el odio faccioso entre sectores de la propia población yanqui, incluso arriesgando una guerra civil, como en el orden internacional, en especial en Europa. Saben que, de consolidarse con una voluntad política común, la Unión Europea que ya es la principal economía del mundo tomada en conjunto, podría proyectarse como rival de consideración en la escena internacional, abandonando su condición de cuasi protectorado en la que se encuentra desde la Segunda Guerra.

Por eso hicieron campaña por el Brexit, que estará cumpliéndose en semanas, violando incluso el acuerdo de salida sobre la frontera física de Irlanda. Pero además han alentado todo el conjunto de fuerzas neonazis europeas, en especial a las derechas polacas y bálticas. Empujan a una confrontación incluso militar con Rusia que el liderazgo franco alemán no reconoce como un objetivo propio, en la medida que las principales pérdidas serían europeas y que tienen mucho que ganar en la cooperación con Rusia. El episodio Navalny[4] vino a envenenar el escenario aún más, por lo que parece creíble que se trate de una operación de la inteligencia anglosajona.

La sanciones impuestas a países, empresas y ciudades de países que se reconocen como aliados norteamericanos por procurar concretar el oleoducto Nord Stream que atraviesa el Báltico, dejan perplejos a muchos europeos. Tanto que empiezan a pensar en una industria militar y unas fuerzas armadas conjuntas, autónomas de Estados Unidos y su jefatura.

Pero la lógica del consenso para las decisiones colectivas en un escenario regional tan diverso políticamente, hace complejo para la Unión Europea construir acuerdos incluso sobre generar recursos para financiar sus propia reconstrucción económica post pandemia, mientras que no han podido articular una política sanitaria común. El don más preciado de la Unión, la libre circulación de sus ciudadanos, se deshizo como hielo al sol con los cierres de fronteras dispuestos para tratar de frenar la circulación del coronavirus.

Temas como la oleada migratoria de África  y Asia, las deudas de las naciones integrantes, la actitud ante los otros grandes actores de la escena mundial y la propia renovación del proyecto común jaqueado por su divorcio con las mayorías populares, erosionan la capacidad europea de asumir un rol potente incluso en el escenario que la circunda. Han sido actores secundarios en los conflictos del llamado Cercano Oriente o Asia occidental y también cedieron protagonismo en África, requeridos del auxilio norteamericano con tropas y equipos militares[5].  

Los temores que despierta en Europa una potencial asociación con el eje ruso chino, por medio de la Ruta de la Seda, se asocian con el deseo incumplido de que Estados Unidos acepte una relación de paridad con Europa, fortaleciendo el eje atlántico sobre nuevas bases. Trump rompió esa ilusión con la lógica de un comerciante. Reclamó que la defensa europea no la pague Estados Unidos y que tampoco haya desequilibrios comerciales. No fueron sólo palabras. Pasó a la acción e impuso sanciones comerciales a muchos productos europeos. Cuatro años más de esta lógica en la Casa Blanca podrían abrir las puertas a un vuelco europeo hacia Asia, donde hay muchos buenos negocios en desarrollo. Pero, ¿habrá liderazgo europeo capaz de esa audacia?

  • El viraje chino

Ante la retirada norteamericana de la lógica del libre comercio que había promovido desde antes de la creación de la Organización Mundial de Comercio en 1995, China asumió la defensa de sus ventajas, que había ya aprovechado inteligentemente, y que le abrió las puertas a su crecimiento e inserción en todas las cadenas de valor mundiales. Es lógico, la emergencia de China como potencia es el principal logro de la globalización impulsada en su momento por Estados Unidos. Pero no es un éxito deseado por la nueva derecha norteamericana.

Ante la creciente hostilidad, China busca eludir la confrontación directa, aunque se prepara para ella. Pero además, reconoce que debe pensar su propio camino con una nueva lógica[6]. Al tiempo que sostiene sus esfuerzos por generar un nuevo ordenamiento internacional por medio de un conjunto de iniciativas con la renovada Ruta de la Seda o el Grupo de Shanghái, avanza en un nuevo modelo de crecimiento sustentado básicamente en su propio mercado interno y en el desarrollo integral de sus capacidades.

Quizás esta vez pueda dar el gran salto hacia adelante y la palanca con la que esperan lograrlo está apoyada en el desarrollo de una sólida red de 5G para abrir puertas a la implementación a escala china de la internet de las cosas, automatizando crecientemente las actividades productivas[7]. De lograrlo podrían no sólo multiplicar su tasa de productividad, sino elevar sustancialmente la calidad de vida de la población y resolver los desafíos que plantea el envejecimiento relativo provocado por la ampliación de las expectativas de vida y la política de un solo hijo, ya dejada de lado.

Para evitar que los “amigos” norteamericanos saboteen esa posibilidad, debe alcanzar autarquía en tecnologías clave, que hasta ahora obtenía de ellos. Chips ultradelgados y sistemas operativos, entre otros. Los primeros se fabrican en Taiwan, la otra China. Respecto del sistema, días atrás Huawei anunció que ya dispone del reemplazo de android[8]. Habrá que ver si se generaliza como un nuevo estándar de la actividad, al menos en el espacio chino. Pero la novedad muestra el empuje del gigante informático oriental, que por quinto año consecutivo es la empresa que más patentes registró, un impulso que recorre toda la economía china[9].

Por lo pronto, por su eficacia en el control de la pandemia, la economía china ha sido una de las primeras en recuperarse y ya proyecta un robusto crecimiento, afianzado en el desarrollo de la economía digital[10] que ya en 2018 significaba más de un tercio de su economía, tendencia que todo el mundo y también allí, se acentuó en medio del Gran Confinamiento.

La disponibilidad de una vacuna contra el COVID-19 (China tiene tres de las seis candidatas más avanzadas según la OMS, que no contabiliza la rusa), y el modo en que comparta su descubrimiento con la humanidad, podría darle a China un logro diplomático de largo alcance, afianzando la percepción mundial de su fortaleza científica. Para ello debería evitar la tentación de sacar rédito económico. El ejemplo cubano de ejercicio solidario y la autoridad moral que le ha valido, pudiera servirle de sendero, luminoso en este caso.

Sin embargo, los proclamados deseos de armonía, “irguiéndose como líder del multilateralismo, la cooperación global y la búsqueda de una “comunidad de destino compartido”, como suele decir Xi.”[11], en palabras de Néstor Restivo, suelen tropezar con litigios fronterizos difíciles de entender a la distancia, como los actuales con India o el contencioso con Vietman y Filipinas por la soberanía del mar de la China Meridional.

En el primer caso, representa un obstáculo para la articulación entre las dos naciones más pobladas del planeta, que podrían potenciarse mutuamente y ganar mucho de su cooperación. La grieta es hábilmente explotada desde el tiempo del Imperio Británico y sólo se explica hoy por la necesidad china de contar con un paso terrestre seguro por Paquistán hacía el océano Indico, no por la posesión de unos kilómetros más o menos de montañas en el Himalaya. La segunda se justifica por el carácter estratégico de ese mar para el comercio internacional chino y como espacio de varias actividades productivas, pero ha sido un pretexto para la intromisión norteamericana, que se auto adjudica restablecer la ley y el orden en cualquier parte del planeta.

  • Los conflictos de Asia occidental

La derrota militar del califato terrorista instrumentado por Israel y Estados Unidos para derribar el gobierno sirio, conformó una coalición victoriosa con eje en Rusia e Irán, trastocando los equilibrios militares en la región más devastada por la “tercera guerra mundial en cuotas”, como la llama el Papa Bergoglio. Además de mostrar la capacidad de despliegue ruso y posibilitar la prueba en combate de avanzados sistemas de armas, la consolidación de un frente común “de la resistencia” que abarca desde Hamas en Gaza, Hezbollah en Líbano, las fuerzas del Ejército sirio, las milicias chiíes de Irak, hasta los Guardianes de la Revolución iraníes, consolida un adversario de consideración a los planes expansionistas del sionismo, sólo respaldado por la nueva derecha mundial.

Los planes de ahogar a Irán con las sanciones han fracasado, fortaleciendo su integración al espacio euroasiático. Una prueba de lo cual es el tratado de asociación estratégica celebrado con China que incluye intercambios de inversiones por petróleo por 25 años y las recientes maniobras conjuntas de las marinas rusas, iraníes y chinas en el Índico.

En simultáneo, el frustrado intento de intervenir en la vida política interna de Turquía, que cuenta con el segundo mayor ejército de la OTAN, alentando un golpe de estado contra Erdogan[12], fisuró el vínculo turco con todos sus aliados occidentales, abriendo una nueva etapa de incertidumbres con el involucramiento otomano en diferentes conflictos regionales con Egipto y Abu Dabi en Libia[13], Grecia en el Egeo, Siria e Irak en la zona habitada por los kurdos y ahora en respaldo de Azerbaiyán en su confrontación con Armenia.

En esa deriva avanzó en la adquisición de equipamiento ruso para la defensa antiaérea y en los vínculos económicos con Irán y Venezuela, tensando el desafío al poder norteamericano. Turquía e Irán comparten otro adversario, Arabia Saudita. En el primer caso, por la pretensión turca de liderar el mundo musulmán, en un tiempo apoyada en la exportación de sus telenovelas, que la exhibían como una nación moderna y ahora con la recuperación de ámbitos simbólicos para el poder otomano como Santa Sofía.

La disputa de Irán con Arabia Saudita también hunde sus raíces en la religión (encabezan dos diferentes versiones del islamismo) pero se nutre del resquemor antinorteamericano de la República Islámica, que ve en la monarquía saudita un traidor a la causa palestina. La confrontación no ha sido hasta el momento directa, pero explica mucho de la guerra que se libra en Yemén. Guerra que la coalición encabezada por fuerzas saudíes viene perdiendo en el terreno y que le ha costado ataques a las principales refinerías del Reino del Desierto, además de ingentes recursos económicos.

  • La próxima crisis sistémica

Las economías mundiales se derrumbaron como un castillo de naipes confrontando con un virus invisible. Sin embargo la noticia no llegó a la especulación bursátil. Se inflan los precios de las acciones de los principales conglomerados mundiales, a veces sin razón aparente, gracias a la enorme emisión de moneda fiduciaria hecha para sobrellevar el Gran Confinamiento. ¿Esa enorme burbuja especulativa durará mientras siga la pandemia o estallará antes?


[1] Psicólogo. Instituto del Mundo del Trabajo Julio Godio – UNTref.  Ex Secretario General de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA), Miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

[2] La decadencia del Imperio Americano del canadiense Denys Arcand.

[3] https://www.zona-militar.com/2020/09/23/ee-uu-quiere-negociar-con-rusia-el-destino-del-tratado-start-iii-antes-de-noviembre/

[4] https://actualidad.rt.com/actualidad/368845-lavrov-rusia-interesada-verdad-navalny-politizar-cooperacion-energetica-seguridad-europea

[5] https://www.europapress.es/internacional/noticia-francia-pide-eeuu-mantenga-apoyo-operaciones-contra-grupos-yihadistas-sahel-20200127220242.html

[6] http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2020/0921/c31614-9762651.html

[7] http://spanish.peopledaily.com.cn/n3/2020/0916/c92121-9760942.html

[8] https://www.bbc.com/mundo/noticias-49295350#:~:text=No%20tener%20que%20depender%20de,celulares%20de%20la%20marca%20china.

[9] https://businessinsider.mx/china-quita-a-estados-unidos-liderazgo-de-40-anos-en-el-registro-de-patentes/

[10] http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/09/26/china-recupera-su-economia-cual-es-la-situacion-de-estados-unidos-y-europa/#.X33M-VRKhPY

[11] https://www.pagina12.com.ar/296635-argentina-afianza-su-relacion-con-china

[12] https://www.dw.com/es/turqu%C3%ADa-conmemora-el-tercer-aniversario-del-fallido-golpe-militar/a-49601823

[13] https://www.elperiodico.com/es/internacional/20200821/bandos-rivales-libia-anuncia-alto-el-fuego-inmediato-8083269

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