Malvinas: la descolonización como sueño eterno

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Si el siglo XIX fue el momento en que procesos históricos como el imperialismo volvieron a ver la luz,  de la mano de la restauración de las monarquías absolutas, el siglo XX fue su contracara. Países y hasta continentes enteros se vieron envueltos en encarnizadas luchas por la emancipación y la independencia política, por el reconocimiento de los derechos civiles de sus ciudadanos, e incluso por comenzar a pensar en desarrollos económicos de mayor autonomía. No obstante, y si bien el colonialismo ha encontrado subterfugios como la cultura para continuar perpetuando la lógica opresor-oprimido, algunos enclaves permanecen hasta nuestros días bajo el dominio imperial. Malvinas, y el conflicto bélico propiciado por la dictadura argentina en 1982, deben formar parte no sólo de la memoria de todos los argentinos, sino de la acción de todo gobierno que entienda a la soberanía (y su tenaz defensa) como un asunto de primera importancia en el plano internacional.

La ocupación, iniciada en 1833, le ha permitido al Reino Unido en estos casi dos centenios no sólo emplazar bases militares, fuertemente equipadas, y tener un completo control de la vida de los isleños, sino fundamentalmente efectuar una explotación económica sobre los recursos que le pertenecen por derecho al Estado argentino. La propia Organización de las Naciones Unidas ha reconocido que Malvinas es uno de los pocos ejemplos de colonialismo que aún perviven en la actualidad, declarándolo como territorio no autónomo, y reconociendo a nuestro país el legítimo reclamo en pos de una solución por vía diplomática a la restitución de los territorios usurpados por la antigua potencia marítima. En ocasión de esta nueva conmemoración del 2 de Abril, como el homenaje a los caídos en defensa del territorio nacional, es importante también cuestionar lo que ha ocurrido en estos últimos cuatro años, bajo el paraguas de Cambiemos.

A poco tiempo de haber llegado dicha coalición al poder, en el 2016, se suscitó el acuerdo Duncan – Foradori, ambos vicecancilleres de Inglaterra y Argentina, respectivamente. Si bien el anterior gobierno siempre insistió en que se trataba únicamente de un “declaración conjunta” (o de una forma de “reabrir el diálogo”), y no de un convenio, lo cierto es que el encuentro entre ambos funcionarios tuvo consecuencias bastante concretas. Como lo señala el fiscal Jorge Di Lello, quien se encuentra impulsando una investigación contra varios funcionarios de la gestión macrista, a pesar de que las propuestas del comunicado no fueron debatidas puertas adentro del Congreso, entre las mismas se menciona la importancia de fomentar el crecimiento económico del territorio insular, desarrollando actividades como el comercio de bienes y servicios, la pesca, la libre navegación y la explotación de recursos petroleros. Todo ello, a cambio de una suerte de renuncia a continuar con el reclamo por la soberanía argentina. Un revival de las viejas relaciones carnales, sólo que en esta ocasión tuvieron como protagonistas a Mauricio Macri y Theresa May.

Lo estratégico de la posición de Malvinas –que podríamos resumir en su privilegiada locación en el Atlántico Sur, otorgando una ventaja sin proporciones a Inglaterra, dada su cercanía con el estrecho de Magallanes y la comunicación de ambos océanos, así como la proyección hacia el territorio de la Antártida- es también lo que motiva uno de los más importantes pasos dados en este burdo retroceso hecho en materia de relaciones exteriores. El acuerdo autoriza a empresas de aeronavegación privadas a comunicar el territorio insular con otras ciudades latinoamericanas. Y no sólo para el transporte de pasajeros, sino incluso para el traslado de maquinarias e insumos con fines de extracción de recursos naturales. Por ejemplo, LATAM había recibido el permiso no sólo de trazar la ruta Islas Malvinas-Sao Paulo, sino incluso de atravesar el espacio aéreo argentino con tales fines, haciendo escala en Córdoba. Recordemos que los vuelos habían sido suspendidos durante la gestión de Cristina Kirchner, en medio del conflicto en que Argentina recibió un extenso apoyo latinoamericano y del Grupo de los 77 (integrado asimismo por los BRIC´s). Qué tipo de posición en defensa de la soberanía podría adoptar un gobierno como el de Macri que, hace casi un año atrás, licitó a su vez 38 áreas marítimas por tiempo ilimitado a empresas internacionales, muchas de ellas británicas…      

Así como, tras la llegada de Alberto Fernández al poder, la Justicia se puso en marcha para recabar los testimonios de aquellos excombatientes torturados y cuyos derechos humanos fueron vulnerados por vía del estaqueo, el hambre, y actos denigrantes y discriminatorios por parte de sus superiores, es de vital importancia que nuestros magistrados comprendan la magnitud y lo estratégico del reclamo soberano de Argentina sobre el territorio malvinense. Es anacrónico seguir pensando que una ocupación armada como la británica –que sigue fomentando un discurso de falsa “autonomía” de los kelpers, a quienes tiene como ciudadanos de segunda- puede ser considerada como válida en un momento en que el propio concierto de las naciones dice lo contrario. El reclamo debe ser por vía diplomática, lo cual está más que claro por las enseñanzas que nos ha legado la historia de nuestro país, pero también debe llevar al actual gobierno a pensar en políticas que endurezcan nuestras posiciones, y que impidan que el saqueo de nuestros recursos naturales siga adelante. Nuestra soberanía comprende nuestro espacio aéreo, tanto como el terrestre y marítimo, y toda vulneración del mismo debe ser respondida con firmeza, como una nación que es capaz de negociar defendiendo lo propio, sin arrodillarse ante quienes están acostumbrados a hacer y deshacer de acuerdo a sus intereses imperiales. El proceso de descolonización, finalmente, no es sólo territorial. Es también cultural. Es para aquellos argentinos que, habiendo pasado ya tanto tiempo, aún continúan pensando en Malvinas como un “terruño” por el cual no vale la pena reclamar, del que mejor desprenderse en pos del superávit fiscal.

Manuela Expósito – Lic. Ciencia Política (U.B.A.)

Una respuesta a “Malvinas: la descolonización como sueño eterno”

  1. OSCAR EXPOSITO GANDARA dice:

    Excelente trabajo
    Muy bien!!!

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