Las PyMEs y su realidad en pandemia

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Revista Nº 142 (05/2021)

(nacional/PYMES)

Alfredo A. Aguilera*

Las PYMEs es el sector que más ha sufrido la crisis heredada del gobierno de Macri, agravada por la pandemia. Las políticas de ayuda del gobierno actual. A pesar de la crisis, si se supera la pandemia, las PYMEs deberían ser el sector más dinámico para la recuperación económica y creación de empleo.

Al momento de escribir sobre la situación de las empresas PYME en la Argentina, se desata un nuevo pico de COVID 19 sobre la mayor parte del país que puede hacer demorar o cambiar las proyecciones económicas. La intensidad de las restricciones y la duración de las mismas serán factores de gran influencia sobre los resultados finales y como consecuencia directa sobre el desarrollo de miles de mini empresas de diferentes rubros.

Tomaremos como punto de partida la situación de las PyMEs durante la anterior administración de corte neoliberal.

Los cuatro años de gestión de la presidencia de Macri se caracterizaron por la desaparición de numerosas empresas sobre todo en el rubro industrial.

El sesgo de potenciar el negocio financiero por sobre el productivo, la apertura indiscriminada a productos manufacturados en el exterior como consecuencia de eliminación de protecciones aduaneras y la primarización de las exportaciones, signaron la falta de crecimiento y hasta la desaparición de numerosas empresas. Si agregamos el descenso en el poder adquisitivo de numerosas capas de la población dando como consecuencia un profundo descenso del consumo interno, tenemos un panorama de las principales causas de la desaparición en esos cuatro años de 24.537 PyMEs según los datos aportados por AFIP.

Más allá del dato global, aporta el detalle que los empleadores con hasta 10 trabajadores explicaban el 91% del total de cierres. En diciembre de 2019 alcanzó una caída interanual del 2,1% lo cual equivale a una disminución de 11.700 empleadores menos respecto al mismo mes de 2018. Durante el 2019 en Pcia de Bs As se perdieron 4.100 PyMEs seguida por CABA con 1.900.

La caída de empresas no fue de una pendiente constante, durante 2016 y 2017 se perdieron 3.000, para acentuarse dramáticamente en los dos años siguientes (sólo durante 2019 se perdieron  11.700) como consecuencia de agudización de la recesión y consiguiente merma del consumo interno; todo ello pese a la caída de los costos laborales dada la baja del salario real y la disminución de los aportes patronales a la seguridad social.

A partir del momento en que asume la presidencia Alberto Fernandez, como resultado de la victoria en las urnas del Frente de Todos, comienza una nueva etapa en la economía, dado que cambia la visión del rol del estado, pasando de un estado ausente y desmantelado a tener un rol de mediador entre los actores económicos, lugar que anteriormente estaba reservado al mercado.

El desafío económico se centra en dos aspectos el externo y el interno, tratando de poner en cauce una economía totalmente desquiciada, sin que como herencia haya recibido un solo indicador económico positivo, niveles de pobreza altísimos producto de la recesión y de la caída del poder adquisitivo de los salarios; una deuda externa asumida con fondos de inversión internacionales y con el FMI que era objetivamente impagable tanto por el monto como por los plazos de vencimientos pactados.

No es intención extenderse sobre el frente externo, solo mencionar el acuerdo con acreedores privados y la continuidad de las negociaciones con el FMI y el CLUB de PARIS.

En el aspecto interno cuando comenzaban a aplicarse los nuevos lineamientos de apoyo a PyMEs y la intención de lograr que creciera el poder adquisitivo de los trabajadores, además de planes laborales para los sectores más postergados y aumento de la obra pública sobre todo en obras con mano de obra intensiva; aparece lo impensado que trastoca todos los planes y las prioridades: aparece el COVID en escena y se paraliza no sólo el país sino el mundo. Varios meses con la economía semi paralizada trajo como consecuencia una abrupta caída del producto bruto.

Contando ya con los datos del 2020, un breve recuento de los más relevantes puede dar una imagen aproximada de lo acontecido respecto de las PYME

En el lapso de las restricciones por la pandemia, según CAME desaparecieron alrededor de 90.000 pequeños negocios, en su mayoría en el sector comercial y gastronómico.

En la búsqueda de información al respecto, se encontró información oficial que desmiente tal afirmación y agrega información mucho más completa e interesante:

https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/acerca_de_los_90.000_comercios_que_supuestamente_cerraron_0.pdf

Notable fue la ayuda recibida por parte del gobierno tanto a las familias, a los trabajadores y a las empresas, pese a las restricciones económicas y de recesión con origen en el anterior gobierno.

Veamos un estudio de la Confederación Sindical Internacional a nivel global que abarcó 124 países y varios estados de EEUU, territorios de Canadá y provincias de Australia: Los primeros cinco países del informe fueron Argentina, seguidos por Austria, Suecia, Francia y España. En el resto del espacio encuestado el 98 % de los trabajadores no reciben subsidio por enfermedad, reemplazo salarial ni ayuda social para amortiguar el impacto del COVID.

Otro aspecto relevante que surge de los datos es el notable crecimiento de las cooperativas, como consecuencia de la crisis y desempleo. En lo que transcurre del año se han inscripto 263 cooperativas según el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). Se espera que durante 2021 las matriculadas y que comiencen a operar como tales superaría las 800.

Durante 2020 se registraron 689 inscripciones, como refugio laboral colectivo   para generar o sostener puestos de trabajo ante la crisis derivada de las restricciones a las que se vio obligada por causa de la pandemia. Como dato comparativo, el incremento no sólo es de ahora ya que en 2018 se inscribieron 508 y en 2019 tanto como más de 700. Ello nos da una medida de la profundidad de la crisis del sistema productivo durante la presidencia de Macri. Como dato complementario, el 95% de las inscripciones son cooperativas de trabajo, el resto de vivienda, agropecuario o servicio.

Respecto a la producción industrial en abril de 2021 según CAME el crecimiento fue del 76,9 % interanual, pero como en abril 2020 estaba todo paralizado por la pandemia, es más exacto comparar primer trimestre con el de 2020 cuyo resultado es un crecimiento de 14,8%, aunque comparado con 2019 resulta una caída del 17,1%, lo que da una idea de lo profundo de la crisis. Respecto a la utilización de la capacidad instalada, hay que ser sumamente cuidadoso con los valores obtenidos pues se realiza sobre los restos que quedaron de la crisis 2018/19. Como ejemplo calzado y marroquinería que declara una utilización promedio del 70% pese a que su producción está un 40% por debajo de abril 2019.

Para quien se interese en mayores datos estadísticos consultar la encuesta trimestral de CAME en 300 industrias PYME.

Pese a todos los inconvenientes causados por la crisis sanitaria, se nota la intención del estado en alentar el sostenimiento de los puestos de trabajo y en los sectores no tan afectados, la ayuda para la inversión en crecimiento y desarrollo de nuevos productos. Según el informe del Banco Central para el mes de abril, la línea de financiamiento para la inversión productiva fue la más utilizada para crédito comercial de las MiPyMEs, totalizando a finales de ese mes aproximadamente 500.000 millones de pesos con un crecimiento del 24% respecto al mes precedente. El 82% de lo desembolsado es para financiar capital de trabajo mientras que lo restante se utilizó para proyectos de inversión.

Es de resaltar el interés y la preocupación existente no sólo para asegurar la subsistencia de las PyMEs, sino para su crecimiento y competitividad a largo plazo, muestra de ello es la nueva línea de créditos para la digitalización de estas empresas. La línea de crédito es para incorporar tecnología 4.0, licencias de software que permitan aumentar su productividad incorporando tecnologías de soluciones digitales para automatización de procesos productivos, monitoreo remoto o control de producción. Se podrán solicitar créditos de 3 a 30 millones a tasa fija del 20%, seis meses de gracia sobre el capital y un plazo de devolución de 48 a 60 meses.

Se han explicitado las condiciones del crédito ex profeso para dar un viso de realidad al mencionar la preocupación del gobierno en sostener e incentivar la actividad de las PyMEs.

En el momento actual es notoria la dificultad concreta para implementar vectores para el desarrollo de sectores PYME que se consideren estratégicos ya sea por su mano de obra intensiva, su desarrollo tecnológico, o capacidad de sustituir importaciones y posibilidad de exportar. Al respecto es clara la intención del gobierno de impulsar sectores de alta tecnología, este es el caso con las vacunas. Si bien es de extrema urgencia el contar con las mismas, no solamente se buscó su provisión, sino que además hubo una intensa negociación con países y laboratorios para aprovechar el desarrollo tecnológico ya adquirido y producirlas en el país.

Ante cada cierre o restricción se resienten o directamente desaparecen las actividades de importantes sectores de la actividad económica: turismo, espectáculos, cultura, gastronomía, hotelería, etc.; rubros que a su vez implican actividades asociadas que suponen miles de puestos de trabajo. Como es de suponer todos reclaman ayuda, tanto a nivel de empresa como los trabajadores que pierden su fuente de ingreso. La urgencia es atender a sectores que ya no están en condiciones de tomar créditos blandos, pues la imposibilidad actual de tener una continuidad en sus prestaciones imposibilita la devolución de los mismos. Igualmente es más que prioritario la atención y ayuda a la población que está por debajo del nivel de pobreza y sin posibilidad de encontrar salidas laborales.

Es de suponer que con el avance de la vacunación se comience a recuperar el fuerte ritmo de recuperación de las variables económicas que se vislumbraba antes de la aparición de la segunda ola de COVID.

Los próximos meses serán definitorios en numerosos aspectos. El ritmo de vacunación marcará los tiempos en que comience a volver un cierto nivel de normalidad que permita salir de la gestión de emergencia para dar paso al desafío que significa bajar la inflación, recuperar para la clase trabajadora el poder adquisitivo perdido, enfrentar a los grandes formadores de precios, alentar nuevas formas de comercialización dando lugar a los emprendimientos colectivos. Que los movimientos sociales recuperen su rol de ganar nuevamente la calle, tanto para respaldar al gobierno como para exigirle mayor audacia en las reformas que el país necesita.

En el aspecto internacional es de esperar que esta pandemia genere cambios importantes en las relaciones económicas y el orden político mundial. Confesando la incapacidad de saber cuáles serán esos cambios, cosa reservada a estudiosos en la materia, no hay duda que este hito en la historia que significa la pandemia generará profundos cambios en la sociedad que veremos en un futuro no demasiado lejano. Para bien o para mal nada será igual.

Por esta razón es tan importante el posicionamiento que internacionalmente está adoptando el gobierno dentro de los foros internacionales en sintonía con los nuevos vientos que tímidamente soplan ante la demostrada ineficiencia e inequidad del modelo del que Tramp, Bolsonaro y Macri eran representantes.

*Alfredo A. Aguilera, miembro de la Comisión de Economía y del Consejo Editorial de Tesis 11.

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