LAS ELECCIONES EN GRECIA Y EL NUEVO PARTIDO DE GOBIERNO

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Alberto Wiñazky*

El importante caudal de votos obtenido por el partido SYRIZA en las recientes elecciones realizadas en Grecia, se sustenta tanto en la importante trayectoria de lucha de esta agrupación que ha enfrentado las políticas de ajuste impuestas por “la troika”, como en la descomposición de los partidos tradicionales, surgiendo de este modo como una alternativa capaz de enfrentar el proceso neoliberal que se ha apoderado de Grecia.

Desde mediados de los años 70, con el inicio de la crisis estructural del capitalismo, los países europeos vienen implementando recetas de ajuste sobre sus propias poblaciones, como parte de una feroz ofensiva mundial del capital más concentrado, contra los trabajadores del mundo.

Esta ofensiva ha llevado a un importante deterioro de las condiciones de vida del pueblo trabajador europeo, incluso en los países de mayor desarrollo (Alemania, Francia, Inglaterra, Italia), pero ha alcanzado su máxima virulencia en los países de la periferia europea. La imposición de estas políticas de ajuste en la periferia, ha llevado a la desaparición de sus industrias, a la eliminación de las conquistas sociales, a la privatización de los servicios públicos, a la socialización de las pérdidas del sector financiero y a un aumento significativo de la desocupación y el endeudamiento externo. Todo esto en un contexto donde la toma de decisiones tendió a depositarse en organismos internacionales, ajenos al control popular y democrático.

Mientras se venían sucediendo estas políticas, se produjo en Grecia el ascenso al poder de SIRIZA, con un programa económico de enfrentamiento a las políticas de ajuste que venía soportando el pueblo griego. Pero, la pretensión de SIRIZA de mantenerse fiel a la UE y a sus instituciones, no saliendo del euro (moneda que es la correa de transmisión que asegura la aplicación de las políticas de austeridad) y al mismo tiempo resolver los problemas más acuciantes de la miseria social, se puede constituir en una fuente de contradicciones, crisis y conflictos donde el gobierno puede quedar atrapado en un severo juego de pinzas.

Por un lado, los dictados de la UE, el FMI y el BCE, quienes ya adelantaron sus posiciones contrarias a las medidas postuladas por SIRIZA. Se destaca la opinión del primer ministro de Portugal, Pedro Coehlo, quien dudó que el programa izquierdista sea compatible con las reglas de la UE y sostuvo que “no es posible que un país no quiera honrar sus compromisos, no pagar sus deudas, aumentar salarios, bajar impuestos y además tener, por parte de sus socios, financiación sin contrapartidas”.

Asimismo, el presidente de la Comisión Europea señaló “que hay unas reglas que el país debe cumplir”. El presidente del EUROGRUPO, Jeroen Djisselbloem, afirmó que “se debe cumplir todo lo acordado”, Finalmente, el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, dijo que su país espera que el nuevo gobierno “mantenga este curso reformista, continuando en la senda del ajuste, independientemente de lo dictado por las urnas”.

Pero, por otro lado las declaraciones realizadas por el designado Ministro de Economía, Yanis Varoufakis, sobre la imposibilidad del pago de la deuda externa que ha llegado al 176% del PBI, más las presiones del movimiento de masas, que respondieron a los planes de hambre y miseria con reiteradas huelgas generales y movilizaciones masivas, ponen signos de interrogación acerca de cómo se desarrollarán los acontecimientos en Grecia.

Por lo tanto, dado que el margen de maniobra del nuevo gobierno se presenta como muy acotado, los cambios programados no serían posibles de aplicación, en la medida que no se apoyen en la combatividad de los trabajadores y en los demás sectores pauperizados de la sociedad griega.

Además, el ascenso de de SIRIZA al gobierno griego, podría significar una ayuda inestimable para el avance de organizaciones contestatarias en otros países europeos, donde se ha acentuado la crisis de legitimidad política. Fenómenos como el de PODEMOS en España o el FRONT DE GAUCHE en Francia, e incluso otros movimientos europeos y algunos de América Latina, verían ampliadas sus posibilidades de triunfo.

*Alberto Wiñazky-

Enero 28 de 2015

Miembro del Consejo Editorial de Tesis11

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