LA CONSTRUCCIÓN DEL MOVIMIENTO SOCIO POLÍTICO: HERRAMIENTA IMPRESCINDIBLE PARA EL CAMPO POPULAR.

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Carlos Mendoza*
La construcción del Movimiento Sociopolítico, basado en una democracia participativa, es tarea indispensable para resolver la crisis y asegurar gobernabilidad en favor del pueblo.


Los sectores progresistas estamos en permanente debate sobre si el gobierno Kirchner está o no realizando una gestión favorable para el interés popular. Sin embargo no creo ver suficientes análisis sobre la relación de fuerzas que se necesitaría para llevar a cabo las transformaciones profundas que objetivamente se requerirían para resolver la crisis según el interés del campo popular. Independientemente de si Kirchner tuviese o no la voluntad política de impulsar los cambios que se requieren, la cuestión es si existe o no la relación de fuerzas nacional e internacional que lo permita.

El gobierno Kirchner expresa un cambio de rumbo positivo para el interés popular, respecto de los criterios y políticas de la década del noventa, pero y en especial en lo socioeconómico, las medidas que toma son objetivamente insuficientes para resolver la crisis en favor del pueblo. Independientemente de que Kirchner quiera o no profundizar radicalmente su gestión para tal resolución de la crisis, lo cierto es que no cuenta con la relación de fuerzas necesaria. Esto es particularmente evidente en el frente interno, ante la ausencia de una alternativa sociopolítica desde el campo popular.

En tal sentido, hace ya unos años que desde los sectores populares nos planteamos la necesidad de construir una alternativa sociopolítica de nuevo tipo, basada en una amplia red de organizaciones sindicales, sociales, culturales y políticas, pluralista y basada en formas de democracia participativa. El hito más importante hasta aquí lo constituyó la decisión del último congreso de la CTA (Central de los Trabajadores Argentinos), que a fines del 2002 lanzó formalmente la convocatoria a construir dicho movimiento, asunto ratificado este año por el último confederal de la Central. Esto fue saludado con enorme entusiasmo por vastos sectores del campo progresista, incluida nuestra organización Tesis 11, en la convicción del rol central imprescindible que debe jugar la clase trabajadora organizada en la convocatoria y organización de esta herramienta estratégica para el pueblo (entendiendo como trabajadores a los ocupados de todas las categorías, desocupados y jubilados).

Sin embargo, no se ha logrado avanzar en dicha construcción desde su anuncio por el citado congreso de la CTA. No obstante, sí se avanzó y mucho en los últimos años en la aparición y desarrollo de los sujetos sociales que deben integrar  tal alternativa popular: Sindicatos con conciencia de clase, independientes de la patronal y el estado, dispuestos a jugar su rol en dicha construcción, como es el caso de la propia CTA, organizaciones de desocupados, como los movimientos piqueteros, autoorganizaciones de sectores sociales medios, como las asambleas barriales, multitud de organizaciones no gubernamentales sociales y culturales, organizaciones de pequeños y medianos empresarios y agricultores, organizaciones estudiantiles y otras. También hay que señalar la presencia en espacios institucionales de muchos compañeros militantes del campo progresista, desde donde pueden potencialmente jugar un rol positivo para impulsar y difundir la tarea de construcción del movimiento.

La cuestión a resolver es convocar y vincular a organizaciones y referentes para la construcción del Movimiento Socio Político y en esto tiene un rol ineludible la CTA, quién por otro lado lo ha asumido. Es un proceso de largo alcance que debe ser instrumentado a partir de los territorios, de abajo hacia arriba, buscando la participación de las bases, a través de sus organizaciones o directamente en los espacios de construcción que se vayan generando, manteniendo siempre el método de asegurar la autogestión popular del Movimiento, sin sustituirlo por meros acuerdos de cúpulas. Esto es esencial para desarrollar el nivel de conciencia del pueblo, asunto de principal importancia para el cambio favorable de la relación de fuerzas.

Cuando se observa el ejemplo de construcciones sociopolíticas de nuevo tipo, como la preconizada, en los países hermanos de Brasil, con el PT y de Uruguay, con el Frente Amplio, se ve lo arduo y largo del camino a recorrer y también el rol principal de las organizaciones de trabajadores en esas construcciones. Resulta importante observar asimismo las dificultades con que se encuentra el PT en el gobierno para avanzar en la aplicación de su programa de profundas reformas, a pesar de su vasta y territorializada organización y del carácter participativo de la misma, lo cual hace reflexionar sobre hasta que punto es largo y complicado el camino de construir una relación de fuerzas que permita responsablemente encarar los cambios. Aun suponiendo que Kirchner se propusiera llevar adelante los cambios objetivamente necesarios para resolver la crisis en favor del pueblo, que se señalan desde sectores progresistas (como ser en las propuestas de la CTA), sin la relación de fuerzas necesaria correría el riesgo del fracaso y de caer en la ingobernabilidad. Y no es tarea de Kirchner construir la alternativa sociopolítica que cambie la relación de fuerzas, sino de nuestras organizaciones del campo popular, sin subestimar el aporte que se pueda potencialmente hacer desde una posición de gobierno.

Por otro lado, la construcción del movimiento sociopolítico en nuestro país, es instrumento indispensable para coordinar posiciones y acciones con otros movimientos populares alternativos, particularmente en el MERCOSUR y el resto de América Latina. Esto se requiere si se pretende resolver problemas que están directamente condicionados por la relación de fuerzas en el plano internacional, como ser la deuda externa, los tratados de libre comercio, las relaciones con los organismos internacionales, la política exterior y otros.

Las organizaciones del campo popular nos vemos confrontadas así a una tarea compleja, dialéctica y con poco margen de error: Debemos apoyar lo positivo del actual gobierno, señalar lo insuficiente de su acción ante los cambios que objetivamente se requieren para resolver la crisis en favor del pueblo,  defender al gobierno de los embates y conspiraciones de la derecha y en general cuidar la gobernabilidad, porque si se pierde, al no haber actualmente una alternativa progresista organizada, las consecuencias serían previsiblemente dramáticas para el pueblo. Simultáneamente debemos avanzar en la construcción del movimiento sociopolítico, ineludible tarea de este momento histórico para todos los sectores progresistas de nuestro país.

Hay un asunto particularmente importante: Solo la participación democrática del pueblo en la construcción y autogestión de la alternativa popular puede elevar su nivel de conciencia y comprometerlo activamente en realizar los cambios profundos que se requieren. Con solo señalar los cambios necesarios a realizar no alcanza. A menos que se tenga una visión ilusoria de lo que un gobierno de transición como el actual puede hacer o, peor aun, que se crea en vanguardias iluminadas que actuarían supuestamente en favor del pueblo, sin la conciencia y el apoyo del pueblo y por ende, objetivamente a pesar del pueblo.

*Carlos Mendoza: ingeniero, economista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11 y de la Mesa de Coyuntura de la CTA.

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