El fútbol, su función social y la maldita violencia

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Por León Zetel* y Adrián Berardi*

El fútbol mostrado como reflejo, espejo y representación de la sociedad y por lo tanto territorio de disputa entre los que lo valoran como espacio de integración y aquellos, que desde intereses de poder económicos y políticos, manipulan la marginalidad y la violencia.

El fútbol en la Argentina es un deporte popular desde su llegada al país, contiene una fuerte connotación social y para verlo solo basta trasladarnos a principios del siglo XX, cuando los movimientos socio-políticos y sindicales que surgieron en búsqueda de la reivindicación de los derechos obreros y en defensa de la explotación a los inmigrantes, pusieron al deporte como un espacio de ocio para los trabajadores y su familia. Las ligas deportivas creadas por los partidos Leninistas-Marxistas y anarquistas (cuyas ideas llegaron al país con la inmigración), constituyeron un espacio de integración y creación de lazos sociales nuevos que lograron romper con la heterogeneidad de una sociedad que surgía con la fuerte demanda de mano de obra inmigrante. Nos alcanza observar cómo la creación de grandes equipos del fútbol profesional actual surgieron de este proceso, tal es el caso del “Club Atlético Independiente” o del “Newell´s Old Boys de Rosario”, solo por poner unos ejemplos.
Con la llegada del peronismo al poder político, los partidos anarquistas, socialistas y comunistas fueron debilitados, pero el fútbol siguió formando parte de la cultura del país, y aunque ya existía la “Asociación de Fútbol Argentino” (AFA) el deporte dejó de ser amateur para pasar a ser profesional, las ligas ínter-barriales que surgieron a principio de siglo pudieron mantener su espacio en el deporte y con la gran cantidad de terrenos deshabitados en el país se crearon canchas a fin de llevar al deporte al lugar más alto en la sociedad, sin importar los niveles económicos de sus participantes. Entre las grandes organizadoras de estas ligas surgió, el 20 de marzo de 1961, la Asociación de Ligas Independientes de Fútbol Amateur (ALIFA). Esta asociación agrupó equipos de capital federal y del conurbano bonaerense con la intención de trasladarse a todo el país, pero a pesar de su valoración social por el fútbol, dejó de existir a mediados de la década del 80, principalmente por el efecto del proceso neoliberal instalado a partir de la dictadura militar de 1976, que comenzó a trasformar la ciudad en un cúmulo de edificaciones, destruyendo la principal fuente del fútbol no profesional…nos referimos al potrero.
Por supuesto la ALIFA tenía un reglamento, una carta constitucional y un nivel ético suficiente como para evitar la violencia en el deporte. Es por eso que nos sentimos agredidos cuando Julio Grondona, presidente de la AFA, (quien participó desde su lugar de las cosas más aberrantes que pasaron en el país, como lo fue el mundial de 1978, organizado en la Argentina, cuando mientras nuestros hermanos eran secuestrados, torturados y asesinados, el fútbol, ese deporte que unió a la sociedad, funcionaba como una especie de máscara que ocultaba detrás de sus gambetas la violencia física y simbólica que ejercían los represores) sale a decir que él no es responsable de la seguridad en el fútbol, ni de los hechos de violencia, ¿quién lo es entonces si es él la máxima autoridad en este deporte? ¿Acaso no es quien debe garantizar la el correcto desempeño de los clubes asociados a la AFA?
La violencia en el fútbol no es cosa de hoy, la relación pobreza, marginalidad y deporte está tan vigente como nunca en una actividad que deja millones de dólares en un país donde miles y miles mueren de hambre. La necesidad de un grupo de pertenencia, la comida diaria, la representación social pueden ser consideradas carencias de las cuales se abastece la violencia en el fútbol. La rivalidad, la construcción de ejércitos (simbólicos o no) envueltos en indumentaria (y nos referimos a la policía y a las hinchadas), un periodismo hipócrita al que sólo le importa el desarrollo del espectáculo y las ganancias de su promoción y no el deporte en sí, la cancha como lugar para el desarrollo de la delincuencia, del narcotráfico y de la disputa por un poder lleno de intereses políticos y económicos, un gobierno que no prevé, que toma medidas de urgencia, que no valora el deporte, que no promueve el deporte amateur, que solo crea remedios sin soluciones de raíz. Estas como tantas otras cosas determinan la violencia en un deporte cuyo objetivo debería ser la integración y el desarrollo de la actividad física en una sociedad invadida por un sistema que solo piensa en ganancias económicas. Pero está claro que las reglas fueron creadas para no ser cumplidas, la ALIFA contaba con una comisión de disciplina y un tribunal de pena donde no solo se castigaba a un jugador por un acto de violencia, sino también a un hincha o a un club; y ante un hecho de violencia la medida era sencilla, se desafiliaba al club de la liga o se expulsaba a la hincha prohibiéndole la entrada a los partidos.
Ahora bien, la AFA cuenta con las mismas herramientas, entonces ¿por qué no toma este tipo de medidas? ¿No será que sus integrantes tienen los mismos intereses que aquellos que ejercen la violencia? ¿No será que siguen valorando más las ganancias económicas y los beneficios que el deporte? Nunca podremos saber esto a ciencia cierta aunque contemos con sobrados elementos como para sospecharlo, pero de algo estamos seguros…el fútbol como deporte, como elemento de desarrollo del ser genérico social, como arma contra la exclusión y el racismo, desaparece día a día y todo esto nos deja la sensación de que aún hay que luchar para que siga existiendo en nuestro país eso que nuestros abuelos llamaban fútbol.
En fin, como dijo Alberto E. Moro: “El problema es complejo y afecta no solo a los protagonistas de estos hechos de violencia aberrantes sino también de su entorno, y de la sociedad toda” .

1-Alberto E. Moro, Fisioterapeuta y antropólogo en Acerca de la violencia en el fútbol, para www.laopinion-rafaela.com.ar – Rafaela – Argentina

*León Zetel, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11 

* Adrián Berardi, miembro del Consejo de Redacción de Tesis 11

Una respuesta a “El fútbol, su función social y la maldita violencia”

  1. Hector Ariel PEREZ dice:

    Gracias por difundir esta información. Reflexionando, es increíble como el HECHO SOCIAL FUTOBOL crea condicionamientos en el ser humano. Entra en nuestros pensamientos, sale por nuestra palabra, y finalmente produce actos consientes e inconscientes con nuestro prójimo. Saludos cordiales.

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