Editorial semanal de Tesis 11. PERU ES LATINOAMERICA

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Las elecciones presidenciales en Perú, con un final dividido, pero con decenas de miles de votos de diferencia favor del candidato campesino Pedro Castillo, ejemplifican, con claridad, la situación política y social imperante en América Latina hoy.

Un candidato de origen campesino, desconocido en la estructura de partidos políticos, ha enfrentado y vencido con el apoyo popular, basado en el Perú profundo, a toda la maquinaria de la derecha y sus poderosos medios de comunicación.

No sabemos que curso van a tomar los acontecimientos en ese país hermano, si se aceptará o no la voluntad popular, pero podemos afirmar que ya nada será igual en Perú. Crujen 500 años de dominación y explotación imperial en América Latina.

Una profunda crisis política, económica y social, desatada por la aplicación de modelos neoliberales de gobierno, provocan la reacción popular, y las movilizaciones de distinto tipo representan el hartazgo de los pueblos sometidos, hambreados y explotados.

Las calles de América Latina son escenario de confrontación entre los pueblos que luchan valientemente por recuperar su dignidad, y las fuerzas represoras de los sectores dominantes que defienden su poder e intereses a cualquier precio.

El régimen colombiano de Iván Duque, exhibe centenares de muertos y miles de heridos, víctimas de una represión sanguinaria. Un régimen, que se debate con estertores de agonía pero que no vacila en asesinar a los manifestantes que luchan por mejores condiciones de vida, y que cuenta con el apoyo explícito de EEUU, que lo utiliza, además, como peón de brega en su campaña de intromisión, bloqueo y desestabilización respecto a Venezuela.

Manifestaciones populares multitudinarias en Chile desde hace más de 18 meses, se han sostenido pese a los muertos y mutilados por la represión salvaje del régimen neoliberal de Piñera.  Las consignas de la lucha sintetizan bien su espíritu: “no es sólo una lucha contra aumentos del 30 pesos en los transportes, sino contra 30 años de neoliberalismo”.  Así fue que se obtiene un triunfo electoral en la elección de Constituyentes (para la modificación de la actual Constitución pinochetista), Gobernadores, Alcaldes y concejales. Al mismo tiempo que se consagran la paridad de género y derechos de los pueblos originarios. 

En Bolivia, el pueblo derrotó a la dictadura impuesta por la derecha, tras el golpe de estado que puso fin al gobierno de Evo Morales. Esto ha sido un acontecimiento inédito en América Latina, que representa otro jalón logrado por las movilizaciones populares que se opusieron desde el primer día al golpe y exigieron el restablecimiento de la democracia.

Vemos hoy, en la región, una derecha política que, en distintas versiones de agresividad, se obstina en sus planes reaccionarios y de concentración de las riquezas. Actúan amparados y apoyados por EEUU, que, perdido su liderazgo político mundial en la confrontación con China y Rusia, defiende su “patio trasero” a través de gobiernos personeros de intereses comunes.

Por eso Perú es Latinoamérica. Porque los pueblos hacen oir su voz. Porque su organización todavía está fragmentada.  Porque las elites gobernantes, dueñas del poder económico político y mediático desde siglos, persisten tenazmente en mantener sus privilegios y reprimen, con distintos grados de ferocidad, toda protesta social. Porque aparecen nuevos liderazgos que aglutinan intereses, a veces contradictorios, pero unidos para enfrentar un enemigo común.

Aparecen nuevos diseños en la lucha social. Nuevas organizaciones asumen representación de los sectores vulnerados. Las mujeres se unen a los movimientos con sus propias banderas de igualdad de género.

Los grupos dominantes en cada país, simbiosis de oligarquías agrarias, financieras y extractivistas, renuevan sus estrategias y personeros que confluyen al sostenimiento de una asfixia comunicacional que mantenga un “sentido común” histórico, similar entre explotadores y explotados y que debilite las posibilidades de unión de las clases sometidas.

Esto último refuerza la necesidad de la constitución de frentes coordinados de lucha, en donde se concentre la representación popular y se unifique la acción de las clases sometidas y subalternas.

Procesos democráticos a principios del siglo XXI, restablecieron derechos y conquistas sociales. Venezuela, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Argentina, tuvieron gobiernos nacionales y populares que materializaron un mejor nivel de vida para sus pueblos.

En ese complejo proceso de lucha de clases y con la ventaja de siglos de dominación y de imposición de un “sentido común”, como formas de pensar, favorable al poder dominante, muchos de estos procesos nacionales, fueron reemplazados por experiencias neoliberales que fracasaron, pero que volvieron para someter a los pueblos, profundizar la desigualdad social y encadenar a los países a los designios imperiales de EEUU. Así, hoy, continúan bloqueados por el poder imperial los pueblos de Cuba y Venezuela.

Vivimos épocas de avances y retrocesos. Desde México hasta Ushuaia, se suceden luchas populares, así como triunfos y derrotas electorales. La crisis general y permanente del sistema capitalista mundial implica la reproducción también permanente de las luchas populares en todo el mundo dominado por el capital. La reproducción del capital se realiza en forma cruenta y con gran dolor para los pueblos, ya que implica mayor explotación, desocupación hambre y miseria.

Pero el piso “tiembla” bajo los pies del opresor. Carecen de argumentos políticos e ideológicos que justifiquen su dominación. La palabra es reemplazada por el terror y apelan a los sectores más reaccionarios y salvajes para intentar defender sus intereses. Los “modelos” de política neoliberal en América del Sur (Chile, Colombia, Perú), se hacen añicos frente al tsunami de pueblos enardecidos por la opresión y la injusticia.

Dijo alguna vez un pensador: “En la historia de la humanidad, los pueblos, en sus luchas contra la explotación, han conocido más fracasos que éxitos. Pero, los éxitos obtenidos han cambiado la historia de la humanidad”

América Latina está de pie. Sus pueblos luchan y se manifiestan contra el neoliberalismo, fase actual del sistema capitalista mundial. No sabemos cuán largo será el camino para reemplazarlo por un sistema económico social más justo en la distribución de la riqueza, libre de explotación y hacia una democracia participativa.“Pero hasta el más largo camino, comienza por el primer paso”

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