Editorial semanal de Tesis 11. LAS FALSAS OPCIONES. PARIS-BUENOS AIRES ABRIL 2022

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El sábado 23, pasado, mientras el electorado francés se veía obligado a reflexionar entre votar al centro derecha de Macron o a la extrema derecha de Marine Le Pen, en Buenos Aires, nuevamente la Plaza de Mayo, la Plaza de la Revolución de Mayo, la Plaza de las Madres, era asaltada por un puñado de campestres montados en viejos tractores, para demostrar “su pobreza” (dejaron los nuevos que usan en realidad, en los campos)

Dos caras de una misma moneda internacional que refleja el avance de las fuerzas más reaccionarias y antipopulares, que representarían hoy, la cara más agresiva del sistema capitalista mundial.

En Francia, y en el resto de Europa, la globalización internacional del capitalismo ha dejado secuelas. Han surgido diversos movimientos o sectores de ultraderecha “antiglobalizadores”, de rechazo enfurecido a la inmigración (sobre todo de musulmanes), con la defensa de valores sociales conservadores. Un nuevo “chauvinismo de bienestar” por oposición al Estado de Bienestar, un bienestar sólo para los nativos y odio para el “otro”. Proclaman la necesidad de un capital “nacional”, no globalizado.

El Frente Nacional de le Pen, (hoy Unión Nacional) trabaja y milita estas ideas desde hace décadas y sus “cantos de sirena” avanzan en sectores de la población, golpeados por la globalización y la competencia asiática. Responsabilizan a la “vieja política” su sumisión al capital internacional y logran resultados en sectores de la pequeña y media burguesía francesa, sus sectores campesinos y la fracción industrial sometida a la competencia asiática y al consecuente desempleo y reducción relativa de salarios.

Pareciera que Francia avanza hacia una competencia entre dos derechas:  una nacional, republicana, moralmente conservadora que propugna la vuelta a los valores conservadores nacionales y otra librecambista, proeuropea y liberal en el plano social.  Al mismo tiempo, una tercera fuerza toma sustancia. La izquierda y el progresismo francés, representados por Jean Luc Melenchon, diputado de la Asamblea Nacional, con una posición de mayor independencia de Francia, respecto de EEUU y la OTAN y una visión de pacificación de la guerra en Ucrania, podría representar la alternativa democrática que el pueblo francés merece.

En Argentina, la coalición antineoliberal, triunfante en las elecciones de 2019, duramente golpeada por la herencia nefasta del macrismo y luego la pandemia sanitaria, enfrenta a una oposición de derecha, despiadada y destituyente que obstaculiza sistemáticamente cualquier política en favor de mejorar la distribución del ingreso. Todo esto en un contexto de muy alta tasa de inflación y un aumento grave del hambre y la desigualdad social.

En este contexto, “el asalto a la Plaza” de un grupo de elementos campestres representativos de los sectores más agresivos, antipopulares y golpistas, representa un peldaño más en la escalada contra las fuerzas populares y su desesperada batalla por la mantención de un “status quo” regresivo, injusto y que condena al pueblo a una vida de pobreza extrema, cuando no de hambre.

La anomalía representada por la irrupción del kirchnerismo en la política nacional en 2003, cuestionando la política neoliberal antipopular, desnudando el carácter antinacional y contrario al desarrollo nacional y fundamentalmente, materializando una política por los derechos sociales y económicos del pueblo trabajador, dejó huellas profundas en la memoria de la derecha, que tiene pánico de volver a transitarlas. Bastó con que esa fracción del peronismo cuestionara estas bases políticas del neoliberalismo en Argentina, y promulgara leyes de mayores derechos y justicia social y coadyuvara al mejoramiento de la industria nacional y una política exterior más independiente, para que fuera demonizado y atacado sistemáticamente por las usinas del poder económico, mediático y judicial, dominante en nuestro país.  Por eso el ataque sistemático y enloquecido contra Cristina Kirchner. Por eso su persecución judicial y mediática.

En este ataque sin cuartel, sin pausas, sin códigos ni reglas políticas elementales, con la difusión masiva y sistemática de noticias falsas, se han producido divergencias en el seno del gobierno, en cuanto a cómo responder. Se optó por resignar la confrontación directa basándose en una correlación de fuerzas no favorables en el plano legislativo y de comunicación social.  Pese a todo, fueron múltiples las medidas, resoluciones, y decretos que contribuyeron a mitigar el impacto de la pandemia.

La guerra ha disparado los precios de los alimentos y esto provoca inflaciones generalizadas en todos los países del mundo. En Argentina, esto representa “sobre llovido, mojado”, ya que la remarcación de precios oligopolizados venía ocurriendo desde la asunción del gobierno, por lo cual, la coyuntura actual, agrava aún más la situación.

Los hechos están determinando la necesidad de encarar medidas urgentes para su contención. Las divergencias en cuanto a los caminos existen, pero el gobierno ha presentado distintas iniciativas al Congreso, para capturar la renta extraordinaria que la guerra produce en sectores concentrados agroexportadores, así como bonos extraordinarios para jubilados y trabajadores de menores ingresos.

También en la oposición de derecha, la crisis provoca divergencias y cismas. La derecha extrema apela a un remanido sentimiento “antipolítica” y de achicamiento del Estado, clásico en el recetario histórico de la derecha, que encuentra adeptos en sectores juveniles, golpeados por el desempleo, desocupados y elementos desclasados.

 La presencia campestre, reducida pero simbólica, del sábado en la Plaza, está expresando una advertencia:  no aceptarán ninguna medida, ni impuesto extraordinario, que restrinja sus superutilidades (en las que no han tenido ninguna participación meritoria, ya que son fruto del aumento de los precios internacionales por la guerra en Ucrania).

Pero el poder de los medios hegemónicos y su plena intervención en las redes sociales, deforman y ciegan la realidad, y presentan una visión “postverdad”, en la que la verdad, no cuenta, sino su relato.  Siguen a Nietszche:  “…no importan los hechos, lo que cuenta es su interpretación”

¿Es esta descripción de hechos en Francia y en Argentina, representativa de un momento de retroceso y acorralamiento de los pueblos y sus movimientos sociales??

¿Están los pueblos obligados a optar entre sus verdugos?

Creemos que no. Es vital la unión de las fuerzas progresistas que ponga freno a esta arremetida de la derecha nacional e internacional. Los pueblos son mayoritarios, por eso deben aunar fuerzas en torno a objetivos concretos, alcanzables a través de la lucha social y de la movilización masiva exigiendo su cumplimiento.

En Argentina, la verdad histórica reclama la unidad de las fuerzas progresistas, nacionales y populares, dispersas.

El año próximo se definirá la continuación de un gobierno nacional y popular, o el retorno del pasado oprobioso, nefasto y criminal del neoliberalismo. Retorno que, si se produce, será más agresivo y frontal. Ahora lo advierten, sin tapujos, ni inhibiciones. Vendrían a completar todo lo que no han podido hacer en los cuatro años de gobierno de Macri. Vendrán “por todo.”

Es obligación de las fuerzas sociales progresistas con poder de convocatoria, alertar al pueblo y llamar a su movilización en torno a objetivos sociales y económicos que mejoren la distribución del ingreso social y eliminen el hambre entre nuestros compatriotas.

Es obligación del gobierno elegido para ello, redoblar sus esfuerzos y no temer la confrontación con los poderosos. No será más respetado por ellos con una actitud vacilante y temerosa.

A propósito de ello, Cristina Kirchner recomendó la lectura del libro “Memorias del Quinto Piso” de Juan C Torre (integrante del equipo de Sourrouille en 1985 que generara el plan austral en el gobierno de Raúl Alfonsín y terminara en la hiperinflación de 1989 y la entrega del mando anticipado a Menem). De su lectura surge nítidamente que toda concesión al FMI y a la derecha vernácula es inservible, cuando se pretende emprender acciones a favor del pueblo.  A Raúl Alfonsín, lo silbaron y abuchearon por eso en La Rural, (quizás muchos eran los padres de quienes el sábado asaltaron la Plaza). Alfonsín “sólo” pretendía mayor justicia social, pero “los dueños de la patria” no estuvieron, y no están de acuerdo en ceder nada y manifiestan que lo defenderán “por las buenas o por las malas”. Esas fuerzas jaquearon y doblegaron a Alfonsín en 1989 y promovieron al riojano de patillas para que, junto a Domingo Cavallo, completaran la entrega del país y cedieran hasta “las joyas de la abuela” en aras de la ilusión del 1 a 1 del peso convertible al dólar. Pero todo eso reventó en 2001 /2002 dejando exánime a un pueblo que finalmente tomó las calles luchando por sus derechos.

Los pueblos debemos aprender de nuestra historia.  De lo contrario se corre el riesgo de repetir iguales frustraciones.

Las fuerzas democráticas y progresistas no deben permitir una nueva frustración. El 2023 comienza hoy.

Tesis 11

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