Chile: ¿El principio del fin para el capitalismo neoliberal?

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Por : Claudio Ponce – Historiador

La Historia de la República de Chile ha mostrado pocos intentos de lucha popular desde su independencia al presente. Más allá de la aceptación de la campaña sanmartiniana por la liberación del imperio español, o de los breves intentos democráticos durante la presidencia de Aguirre Cerda y del magnánimo Salvador Allende, el pueblo chileno padeció de manera constante una profunda opresión que generó temor e inmovilidad en los sectores subalternos de la comunidad trasandina. Esta problemática se institucionalizó con el Terrorismo de Estado pinochetista dando lugar al experimento neoliberal impuesto a pedido del imperialismo, que a su vez, terminó por aplastar de forma casi terminal la voluntad general de la sociedad chilena. Pero la Historia también enseñó que nada es definitivo en su devenir. Luego de casi medio siglo de una violencia institucionalizada, el pueblo de Chile se rebeló. ¿Será esto el principio del fin para el capitalismo neoliberal promovido por el asesino del único y último  presidente que defendió la democracia en la sociedad “allende” a la cordillera?

El 18 de octubre de 2019 estalló en la República de Chile una rebelión callejera que por primera vez, desde hace casi cinco décadas, puso en peligro la estabilidad de un gobierno conservador. Miles de jóvenes primero, y multitudes de diversos sectores sociales después, ocuparon el espacio público chileno desafiando a la represión de los tristemente famosos carabineros. Una protesta mucho más intensa y espontánea que las organizadas anteriormente por estudiantes y mujeres, una insurrección que vino a sumarse a las demandas estudiantiles y feministas pero que puso en evidencia un componente de hartazgo hasta ahora nunca visto en Chile. La suma de todas las injusticias y maltratos de medio siglo de historia, hizo que el objetivo de subvertir el sistema establecido sea la finalidad inmediata a lograr, para encontrar un nuevo rumbo todavía incierto. La derecha chilena actuó como lo hizo siempre, por medio de su instinto destructivo y asesino, su primera respuesta fue la declaración de guerra a un supuesto “enemigo” que no era otro que el propio pueblo chileno.

En los meses que siguieron, durante el 2020, el covid-19, convertido en enfermedad planetaria, amainó pero no terminó con la masiva revuelta. La gestión de la derecha chilena intentó aprovechar la pandemia para hacer del Estado un instrumento de mayor impedimento, declarando el toque de queda y justificando la continuidad de una cruel reprimenda contra todo aquel que osara proseguir con el levantamiento de octubre. El castigo llevado a cabo desde el comienzo de la sublevación ya se había cobrado centenares de muertos y miles de heridos entre los cuales muchísimos jóvenes había perdido la visión como consecuencia de los nuevos métodos de la sangrienta represión del gobierno de Piñera. Aún así, a pesar de los graves hechos ocurridos antes y durante la pandemia, la lucha nunca se detuvo. Diversas formas de protesta, bocinazos, cacerolazos, barricadas en las calles, estuvieron al orden del día. Más allá del deseo del presidente Piñera por mantener el control, durante el año se pusieron al desnudo las evidentes consecuencias del neoliberalismo chileno. La salud, un servicio esencial del cual, junto a la educación, debe ocuparse el Estado, mostró el verdadero desastre que significó su mayoritaria privatización. La salud y la educación en Chile eran servicios que solo estaban disponibles para aquellos que los podían pagar. La peste expuso la inutilidad de un “Estado de mínima”, que solo funcionaba para un mínimo de personas privilegiadas, mostrando el colapso sanitario que agregó un saldo de mayor tristeza y horror al pueblo de Chile. En contra de toda esta inmoralidad los chilenos continuaron su lucha. La presión que se siguió ejerciendo fue tan fuerte que la “alianza gobernante” comenzó a resquebrajarse. Los hechos del 15 de julio dejaron en claro que la urgencia de la coyuntura provocó la crisis en el gobierno. Frente a la propuesta de los sectores de oposición de retirar el 10% de los fondos de las AFP (Administradoras de Fondos de Pensión), 13 diputados de “Chile Vamos”, aliados antes al gobierno, votaron a favor de ese retiro de los fondos previsionales acompañando el proyecto opositor para responder a los apremios de la situación del país. A pesar de los intentos de parte de la administración de gobierno de sobornar a los legisladores, desplegando Piñera toda la presión posible sobre el parlamento, el proyecto fue aprobado en diputados y pasó al senado que hipotéticamente lo trataría el viernes 17 de julio. El proyecto en sí, como sostuvo el senador Alejandro Navarro en declaraciones a Nodal, representó un ataque frontal contra las AFP que son el fundamento del modelo neoliberal chileno. La derecha tradicional salió al cruce en defensa de las AFP argumentando el remanido discurso que sostuvo siempre, que “esa medida afectaría el desarrollo económico de la nación”. Acostumbrados ya a las falacias del neoliberalismo, el pueblo chileno respondió pintando en infinidad de muros la leyenda “No + AFP”. Ante este conflicto, el gobierno también observa que el posible fracaso del proyecto, o su impedimento en el Senado por la coacción de la oligarquía tradicional, podrían generar una profundización de la lucha social con consecuencias enigmáticas. El retiro del 10% de los fondos representarían 20 mil millones de dólares para atender las necesidades de la población, ya que estos fondos de pensión lograron concentrar en 6 o 7 empresas extranjeras el acumulado de más de 200 mil millones de dólares. Una suma que avergüenza en un país de pocos habitantes y con el mayor grado de desigualdad del continente. La derecha chilena está perdiendo terreno pero aún no está derrotada, el imperio está detrás. De todas formas, es la primera vez en su historia que el  pueblo de Chile lleva tanto tiempo de luchas masivas. Es la primera vez que jóvenes estudiantes, movimiento de mujeres y trabajadores salieron todos a la vez a expresar su agotamiento frente al poder concentrado. Es la primera vez que los chilenos expresaron su grito colectivo y desesperado contra el neoliberalismo que tanto daño le hizo. ¿Será en principio del fin para el capitalismo neoliberal? ¿Será el comienzo de una lenta reconstrucción y liberación para esta parte de América Latina? La lucha de nuestros hermanos latinoamericanos escribirá la respuesta.

Una respuesta a “Chile: ¿El principio del fin para el capitalismo neoliberal?”

  1. Héctor Abou Adal dice:

    Creo q la respuesta a la pregunta del título es afirmativa; y el hartazgo de los pueblos al neoliberalismo, sumado a las consecuencias socio-económicas del paso de la pandemia harán el resto. Un nuevo orden mundial se está asomando y deberemos estar atentos a evitar nuevas formas de sometimiento social

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