Amesetamiento y dificultades latinoamericanas.

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Lido Iacomini*

En algo más de una década el proceso latinoamericano había adquirido un carácter novedoso, por la simultaneidad del surgimiento -en diverso grado -de gobiernos progresistas, autónomos de la influencia norteamericana tradicional en el siglo XX y populares, por su disposición a hacerse cargo de sus desigualdades. Pero a la luz de las actuales dificultades se puede afirmar que en estos dos últimos años estamos viendo un amesetamiento de dicho proceso.

 

Varios y distintos factores, al menos cinco, influyen entrelazándose entre ellos:

 

a)                La muerte prematura de dos de sus grandes figuras presidenciales más descollantes y representativas, Hugo Chávez y Néstor Kirchner.

b)               La renovación que produjo, dentro de la política norteamericana para la región, Obama, con el fin de recuperar influencia y dominio sobre nuestros países. Una de ellas, a la luz del declinante papel del golpismo militarita característico del siglo XX, es el aliento a lo que se llama ”golpe blando” sobre la base de políticas desestabilizadoras, con la instrumentación de los opositores internos de cada nación.

c)                 Los cambios producidos en las prioridades estratégicas de Brasil, que hoy privilegia la búsqueda de una acuerdo del Mercosur con Europa a través de la firma de un TLC. Argentina resistió hasta ahora este acuerdo pero está en minoría en el Mercosur. Nuestro país considera que el acuerdo es injusto considerando la asimetría entre los bloques. En simultáneo Europa está siendo presionada por EEUU a firmar un acuerdo llamado TTIP, de características similares. Una especie de OTAN económica. El Acuerdo Transatlántico es el plan principal estadounidense para Europa y el elemento principal para preservar en el futuro la unión euroatlántica. El proyecto de la Europa Unida se está escapando cada vez más del control anglosajón, convirtiéndose poco a poco en un proyecto alemán”, señala una publicación al respecto en el diario ruso ‘Vzgliad. Casi en sentido contrario a la presión de Obama, Europa y particularmente Alemania está interesada en aumentar su influencia sobre el bloque latinoamericano, que para ellos encabeza Brasil, y obtener ventajas comerciales para su producción. Brasil pareciera tener dos objetivos geopolíticos: junto a China sustraer a Europa de la cercanía anglosajona y acercarla hacia el BRICS y cerrar el acuerdo de su participación en las grandes ligas con un sillón en el Consejo Permanente de la ONU.

d)        La situación particular de Venezuela – cuya desestabilización se evidencia como la prioridad norteamericana sobre América Latina, incluido su aliento a la oposición – ha visto agravada sus dificultades económicas y políticas. Esto ha limitado el desarrollo y difusión de su prestigio entre los sectores populares de las demás naciones del continente, desalentando sus impulsos transformadores y revolucionarios.

e)         El trasfondo de la crisis del sistema capitalista, liderado por los EEUU, ha virado de contenido para nuestros países: en la primera etapa, desde el inicio de la crisis allá por fines del 2007 y el 2008 hasta aproximadamente el 2011, Latinoamérica se iba erigiendo como una alternativa exitosa al modelo neoliberal subordinado al imperialismo dominante. Pero luego, la continuidad de la crisis, especialmente en su faz económica globalizada, fue horadando sus líneas defensivas y desdibujando su prestigio, en el marco de una desaforada y persistente campaña de desinformación y demolición política de sus gobiernos y demonización de sus líderes. Esta campaña es posible por el alto nivel de concentración de los medios y es llevada adelante a niveles internacionales especialmente contra el chavismo y el kirchnerismo.

 

Es necesario considerar la existencia de fuerzas disgregadoras que tienen peso en el actual período de realineamiento a escala internacional, producto de la crisis de hegemonía en desarrollo. La Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP) insistió en su postura en favor de que su país se “libere” del Mercosur, al que consideró una “camisa de fuerza”, por entender que el país no llegará a “concluir ningún acuerdo teniendo a la Argentina y Venezuela como socios”. Para ellos el TTIP con Europa es una prioridad. Si bien el PT con Dilma al frente hoy es mayoritario y enfrentará la elección de este año con cierta tranquilidad – a pesar de que los avatares y resultados de la próxima Copa Mundial de Fútbol no dejarán de hacer sentir su influencia al momento del cuarto oscuro -. Pero el fantasma del cambio de mano en el escenario brasileño no deja de sobrevolar sobre un panorama para nada consolidado de los avances y transformaciones producidas. No podemos ni debemos ignorar que la existencia del Brasil actual, una conformación de alianza petista+burguesía industrial de San Pablo, fue una pieza clave en el desarrollo del resurgimiento de la Patria Grande, una suerte de paraguas político gigante sobre el resto de los procesos latinoamericanos y una locomotora económica formidable. Si ese equilibrio inestable, sólo basado en el éxito permanente, se rompe a favor de los conglomerados industriales paulistas antes que nosotros alcancemos una solidez económica y política suficiente, estaremos en serios problemas. En términos populares  actuales: en el horno.

Pero no todas han sido malas noticias y la influencia de los traspiés norteamericanos y la continuidad de su desprestigio en el planeta, han tenido sus consecuencias y correlatos continentales. La reciente elección en Costa Rica de un sector claramente progresista para presidir el gobierno nos obliga a extender hacia el norte la consideración sobre las fronteras de Nuestra América. Y las recientes declaraciones del nuevo canciller chileno, Heraldo Muñoz, en defensa del proceso democrático venezolano, si bien son moderadas y cuidadosas al estilo Bachelet, no vacilan en enfrentar a la derecha que lo cuestiona “por apoyar a Maduro”. Ya anteriormente había formulado declaraciones que lo distanciaban del alineamiento automático que caracteriza a la Alianza para el Pacífico y que Chile aún integra. Esta sería la primer fisura que muestra esta alianza pronorteamericana.

*Lido Iacomini, miembro de Carta Abierta y San Telmo K

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