América latina frente al triunfo de Mauricio Macri

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Revista Tesis 11 (nº 116)

(América Latina/Argentina/elecciones 2015)

Roberto Papadopulos*

La nueva derecha en América latina. La disputa de la conciencia de sectores populares. El papel de los grupos mediáticos. Las insuficiencias de los sectores populares. La debilidad organizativa, de movilización y la debilidad en la batalla cultural. La subestimación del enemigo.

La elección de Mauricio Macri, como Presidente de la Argentina en las elecciones del 22 de Noviembre, produce un cambio significativo en la correlación de fuerzas en la América latina. Un retroceso en el camino abierto con el triunfo del Comandante Chávez y un éxito en el intento, por parte de las fuerzas reaccionarias del imperialismo –el norteamericano en particular- y de la derecha argentina de restablecer las políticas neoliberales y el Consenso de Washington.

Situación mundial

Pero el capitalismo mundial sigue atravesando su tercera gran crisis con graves consecuencias para el mundo. La concentración de la riqueza cada vez más pocas manos, por un lado y la profundización de la miseria por el otro. El desarrollo de guerras en varios lugares del mundo, con las secuelas de muerte, destrucción, miseria y pérdida de derecho de la mayoría de los pueblos producto de la persistencia de la aplicación de las políticas neoliberales. El capitalismo financiero y especulador, principal característica de la etapa actual del capitalismo, intenta impedir por todos los medios la creación de una nueva correlación de fuerzas mundial. Lucha contra la consolidación de otros bloques de poder y el surgimiento de un nuevo orden mundial. Sabotea con distintas medidas el crecimiento relativo de economías como la de China, Rusia y otras. Atenta contra la presencia de los Brics, y los incipientes acuerdo regionales como el ALBA, el Mercosur, Unasur y la Celac que lo perjudican, no tanto por lo que pueden incidir económicamente, sino por la posibilidad de la propagación de la idea de acuerdos regionales que desarrollen otras formas de cooperación al margen de los grupos concentrados del poder económico mundial.

La realidad de América latina

Desde el triunfo, en Venezuela, del Comandante Hugo Chávez en las elecciones de diciembre de 1998, varios países de América latina, consagraron gobiernos que pusieron en marcha proyectos democráticos y populares. Recuperaron el rol del Estado como instrumento en la lucha por regular la acción despiadada del mercado. Impulsaron la vida política de amplias mayorías, en particular los jóvenes. Profundizaron la democracia y ampliaron los derechos humanos, los sociales, laborales y ambientales. Mejoraron el nivel de vida, redujeron la pobreza, la desocupación y los niveles de analfabetismo. Se dispuso de una  atención sanitaria más desplegada  con vacunas, prevención a las embarazadas y a los recién nacidos. Se crearon miles de escuelas, nuevas universidades y dieron un impulso significativo al desarrollo científico y tecnológico. Quince años de transformaciones profundas e inéditas en la historia de esta parte del continente.

Pero el contexto mundial de profunda crisis económica y sus consecuencias, la  correlación de fuerzas y la disputa global, ha condicionado la etapa de gobiernos democrático-populares  de América latina. Sabotearon el crecimiento económico y una más equitativa distribución de la riqueza, torpedearon las democracias y participación de las masas populares.  El bloque de poder, conformado por los grandes grupos económicos y mediáticos del continente se ha propuesto recuperar el espacio perdido en la región y han lanzado una contra-ofensiva incorporando nuevas estrategias, sin olvidar las que ya conocemos. Han construido “nuevas derechas” con nuevos discursos y nuevos actores. Instrumentos que lograron desplegar y desarrollar con el apoyo de los grupos mediáticos. Mientras tanto, las fuerzas populares que también se renovaron y lograron nuevos líderes, formas de organización e incorporaron nuevos actores no lograron consolidarse. No lograron crear una hegemonía democrática y popular para sostener y profundizar  el camino iniciado.

El recorrido realizado es muy importante pero no suficiente. Se logró establecer políticas no del recetario neoliberal, pero hasta ahora, no se pudo perforar el cerco de las acciones que los grupos monopólicos y oligopólicos despliegan en el mundo. Una y otra vez resurgen las “viejas recetas neoliberales” que quieren imponer, a veces en forma abierta y descaradas, como en la Venezuela actual y otras encubiertas, como en el discurso del macrismo.

Las acciones desplegadas

Quince años plagados de acciones desestabilizadoras encaradas primero por los grupos mediáticos y luego por la acción de las fuerzas de derecha, que mediante la repetición de mentiras y difamación de los procesos populares, logran crear un clima favorable para sus objetivos de derrocar a los gobiernos ungidos por el voto popular. El discurso se repite en todos los países; los gobiernos son acusados de “antidemocráticos” y de “dictaduras”. Cuando ganan alguna elección, está todo bien, cuando pierden acusan a los gobiernos de fraude. Sucede en Venezuela, Brasil y Argentina.

En Venezuela, donde recientemente las fuerzas de derecha lograron un importante triunfo, fue sometida a dos años de desabastecimiento de productos elementales de la canasta familiar que lograron crear un clima de ira en sectores populares, en especial, en las amas de casa, el recalentamiento del clima interno con acciones de terrorismo mediático y la participación de paramilitarismo vinculado al ex presidente Álvaro Uribe Vélez desde Colombia. Estas acciones produjeron un agravamiento de las dificultades económicas, producto de la baja del precio internacional del petróleo. A lo que debemos sumar la dificultad e incapacidad para romper la dependencia económica del petróleo y resolver las viejas mañas de la corruptela, incluso en sectores populares. Los pasos dados en la construcción de nuevas formas de poder popular, como las Comunas, no alcanzaron, aun, a consolidarse y jugar un papel más decisivo.

En Brasil ya antes y posteriormente del triunfo ajustado de Dilma Rousseff comenzó la política de los sectores concentrados del poder económico y los medios a desplegar, día tras día, una campaña para derrocar al gobierno elegido democráticamente. Denuncias y mentiras hasta llegar al intento de realizar un juicio político a la actual Presidenta.

El “golpe blando” en Paraguay y el derrocamiento del Presidente Fernando Lugo, el golpe de estado en Honduras con la detención en una base norteamericana del Presidente Manuel Zelaya. El intento de golpe y asesinato del Presidente Rafael Correa. Todas formas puestas en marcha por las fuerzas reaccionarias apoyadas por los grupos de poder económico y mediático.

En la Argentina; fueron 4380 tapas de Clarín y La Nación que desde el mismo día que asume Néstor Kirchner intentaron condicionar y sabotear todas y cada una de las medidas dirigidas a resolver los problemas de los más necesitados y los intereses del país. Estos grupos mediáticos, con la complacencia de una parte de la Justicia y la acción de los grupos de poder produjeron golpes económicos con fuga de divisas, alza indebida del dólar, retención de la liquidación de las cosechas y suba injustificada de precios de productos de la canasta familiar.

La Argentina que viene

Las declaraciones del elegido Presidente de la Argentina Mauricio Macri y los antecedentes de la Canciller, Susana Malcorra, dan una idea de los rasgos principales de la política exterior para América latina. El primer dato es la declaración de Macri que de ser elegido Presidente,  hecho que sucedió, pedirá la aplicación de la cláusula democrática para sancionar a Venezuela en la próxima reunión de la Mercosur. Corresponde aclarar que ésta cláusula se puede aplicar a gobiernos dictatoriales o que hayan asumido no por la vía democrática. Bueno es recordarle a Macri que el gobierno de Venezuela lleva realizada 20 elecciones y solo perdió dos. Y que su régimen electoral es elogiado por muchos dirigentes y organizaciones mundiales que presenciaron las mismas. El apoyo dado al encarcelado líder opositor derechista Leopoldo López condenado por la justicia de ese país a 13 años de cárcel por incitar a la violencia en las marchas de febrero de 2014 que generaron la muerte de 48 personas. Bueno es señalar que ya varios gobiernos de América latina han declarado su oposición a esta propuesta. El segundo dato es las declaraciones, y de ahí su viaje a Brasil y Chile, para entrevistarse con grupos empresariales que empujan la idea de un Tratado de Libre Comercio (TLC-Versión actualizada del ALCA derrotado en Mar del Plata en el 2005) con Europa y el proyecto de sumarse al Tratado del Pacífico. El tercer dato es que la actual Canciller,  hasta ahora Jefa de Gabinete del actual Secretario de la Naciones Unidas Ban Ki-Moon, tiene en sus antecedentes haber sido CEO de IBM y Telecom Argentina en la época de la privatización de la empresa estatal Entel. Ahora la misma Canciller luego de enterarse del triunfo de la oposición en Venezuela “corrige” a Macri declarando que no hay razón para expulsar a  Venezuela. A 10 años del rechazo,  señaló que el ALCA “no es una mala palabra”. Que “Argentina debe tener una relación madura con los Estados Unidos, que es la primera potencia del mundo”, ya que “no tenerla es negarle al país oportunidades de todo tipo (…) Un lujo que no podemos darnos”. Abogó por “reforzar y afianzar el Mercosur” y aclaró que el Área de Libre Comercio de las Américas “es una alternativa que no podemos desdeñar”.

Una reflexión necesaria

El triunfo por primera vez en la historia argentina, elecciones mediante, de una fuerza de derecha, derrotando a un gobierno popular que gobernó doce años y produjo, a favor de los más humildes, las transformaciones más importantes, el triunfo en la República Bolivariana de Venezuela de sectores que plantean, como en Argentina y Brasil volver a los 90, requiere una reflexión crítica y autocrítica. Es necesario analizar las causas de la derrota. Aprender de nuestros errores, para corregir. Desechar la subestimación del enemigo y la soberbia del triunfo fácil.  Entender mejor porque ideas de derecha, logran conquistar a sectores populares. Agrupar mejor nuestras fuerzas y volver a la conquista de las conciencias y los corazones de los trabajadores, sectores medios, intelectuales, científicos, docentes, jóvenes, con quienes es necesario avanzar en la construcción de un movimiento político-social, de base amplia, que sustente con su militancia y organización los logros alcanzados.

El objetivo de recuperar la dirección del Estado y el retorno de un gobierno democrático y popular para profundizar las transformaciones logradas, que estarán, de aquí en más en disputa, plantea el desafío de una amplia organización y movilización popular, en cada lugar de trabajo y estudio. Casa por casa y un gran debate ideológico, político  y cultural.  Y esta mirada tiene que tener como fronteras la Patria Grande. Más acciones comunes en el campo económico, político y cultural. Más coordinación de las distintas fuerzas políticas, sociales y sindicales.  El plan que la derecha tiene planteado como objetivo; derrotar las ideas que dieron sustento a la experiencia realizada en estos años por los sectores populares, en Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina y Chile. NO DEBE PASAR.

*Roberto Papadopulos, periodista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11

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