América Latina en la coyuntura actual

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Revista Tesis 11 (nº 117)

Roberto Papadopulos*

La situación actual, la larga etapa de transición y los avances logrados, la contraofensiva desatada por el imperialismo, nuestras insuficiencias y las tareas pendientes.

La coyuntura actual que  atraviesa América latina es difícil y  contradictoria por la situación económica y social,  pero muy en especial por las consecuencias que devienen de las inconclusas tareas políticas-ideológicas. La insuficiente consolidación   de una hegemonía popular fuerte-como síntesis de la mayor discusión y comprensión de la etapa actual- de las fuerzas sociales participantes y la unidad de las batallas  a dar en el campo comunicacional y de la medidas para superar la etapa del neoliberalismo y limitar la capacidad de acción de  los grupos concentrados del poder económico mundial.

Sin alcanzar   consolidar esta estrategia, no solo en el ámbito de los estados-naciones, sino coordinando a nivel de la Patria Grande, resultará muy difícil sostener la contraofensiva del imperialismo y el ciclo de avances y retrocesos volverá. “¡O somos una Patria, o no seremos Patria! ¡O hacemos la única Patria Grande, o no habrá Patria para nadie en estas tierras! (Hugo Chávez).

Hay, sin duda, en marcha una larga etapa de transición, caracterizada por enormes avances políticos y sociales, por la irrupción de enormes masas, especialmente de jóvenes a la lucha, y un re-agrupamiento de fuerzas que se perfilan como los motores de los cambios en la construcción de una sociedad distinta; que supere las contradicciones del capitalismo actual. Más democrática, más participativa y equitativa.

Mucho se ha hecho y avanzado en todos estos campos en ésta etapa. Y corresponde analizarlo, sacar conclusiones de aciertos y errores, y valorar las grandes potencialidades desplegadas.

Un poco de Historia

Hemos señalado en trabajos anteriores que la historia de América latina y el Caribe es, sin duda, muy apasionante. Con momentos de gloria y otros muy oscuros.

Desde la Revolución Cubana en adelante, tal vez, sean los más inquietantes, los años donde las luchas de los pueblos lograron más avances en los cambios políticos, sociales y económicos. Consiguieron gobiernos que representan mejor sus intereses. Desde el Comandante Hugo Chávez, Ignacio Lula, Dilma Rousseff, Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Tabaré Vázquez, Pepe Mújica, Evo Morales, Correa, Daniel Ortega y Fernando Lugo. El revés del intento de imponer el ALCA en Mar del Plata (2005). El   fracaso de la política de bloqueo, la visita a Cuba y el reconocimiento de la Revolución Cubana -aunque trataran de desgastarla por otras vías- por el gobierno actual de los Estados Unidos, son parte de una etapa que más que una época de cambios es, al decir de Rafael Correa, Presidente del Ecuador, “un cambio de época”.

Largo es hacer la lista de las transformaciones esenciales, profundas, vitales, que modificaron la estructura económica, política y social de los países de América latina y el Caribe que se pusieron en marcha. En Venezuela; la nacionalización de la renta petrolera, una parte de la banca y de las comunicaciones. Modificaciones  institucionales a partir de la nueva Constitución. En Bolivia;  el gas, aeropuertos, la redistribución de la energía y avances en la distribución de la tierra. En Argentina; (AYSA) la distribución del Agua,  la línea aérea de bandera (AA), la Jubilación Privada (AFJP), la modificación de la Carta Orgánica del BCRA, y la posesión de las acciones de YPF, la enorme disputa a partir de la sanción de la Ley de Medios. En Brasil; avances en la distribución de la tierra. En Ecuador; una nueva Constitución Nacional. Así mismo se registra la presencia, cada vez más fuerte, de los “Estados” en el diseño de políticas  independientes que tienen que ver con las necesidades nacionales y regionales. Se avanzó en construcciones a nivel regional; la UNASUR, la CELAC (con todos los países de la región, Cuba incluida y sin EEUU y Canadá) el ALBA y la idea, aun inconclusa del Banco del Sur.

Se reconocieron derechos de identidad y de género. Se profundizó y amplió la vida democrática. La lucha por la memoria, verdad y la justicia, en Argentina, con el juicio y castigo a los genocidas de la última dictadura militar (1976-1983) es de gran significado para el presente y el futuro de nuestra América latina. Se mejoró la situación económica, disminuyó la pobreza, la desocupación, decreció el analfabetismo, se mejoraron las condiciones de vida de quienes durante décadas vivieron en condiciones, muchas veces, marginales. La AUH (asignación universal por hijo). La Bolsa de Comida en Brasil y haber sacado 40 millones de brasileños de la pobreza. Creció el empleo, las posibilidades de estudio, la práctica del deporte, el derecho a la salud y esencialmente millones de hombres y mujeres se incorporaron a la vida política creciendo la participación en el debate y construcción de una nueva sociedad, más justa, equitativa, democrática y participativa.  Los pueblos se pusieron en marcha, se interesaron por su destino.

La acción del imperialismo

Pero en esta larga etapa de transición que permitió todos estos avances, los golpes contra el neoliberalismo y su fuerza principal en el mundo capitalista actual, el capital financiero, no fueron lo suficiente para derrotarlo.  Por eso es justa la opinión de Emir Sader,  cuando señala que: “El destino del neoliberalismo en el continente no está definido”.

Es cierto, que el imperialismo está sumido en la crisis más profunda, larga y de difícil pronóstico. Pero estos avances preocuparon al imperialismo, y a las derechas reaccionarias de todo el continente, que vieron peligrar sus “derechos e intereses”. Su “patio trasero”. Por eso, a partir de 2007, comenzaron a montar una contraofensiva, basada en la presión  económica, la acción de una parte del poder judicial, del poder mediático y en algún caso, como en Venezuela y Honduras, con la participación directa de grupos armados.

Ésta acciones tienen que ver con la actual situación en Brasil, donde intentan un golpe de estado para derrotar a Dilma Rousseff;  el triunfo de la derecha (Mauricio Macri) en la Argentina, en las últimas elecciones presidenciales; la derrota de Evo Morales en el último plebiscito; la derrota en las elecciones parlamentarias en Venezuela; las complejidades que atraviesa el gobierno de Rafael Correa; y la difícil situación en Honduras.

La historia reciente demuestra que, el imperialismo, es capaz de hacer uso de la fuerza, de gestar guerras de “baja intensidad”, invadir, mentiras mediante, países, o  intervenir directamente, con la excusa de “la falta de libertad”, “el peligro atómico” y otras falacias. En este panorama, sería un error subestimar el papel y el potencial de toda la derecha mundial.

Argentina

Como parte de la contraofensiva, la derecha en la Argentina se apuntó un triunfo. Logró por primera vez llegar al gobierno por la vía electoral. Para eso organizaron una fuerza nueva (Cambiemos), le dieron un color, una identidad nueva. Y con el despliegue de los “nuevos tanques y ejércitos” que constituyen los medios hegemónicos, instalaron el discurso de lo nefasto de los “gobiernos populistas”, de la “pesada herencia” y de un “futuro de derrame y felicidad”. Y una campaña de desprestigio de la política y de los dirigentes políticos y sociales. “Manipulan la información para justificar las acciones del gobierno (Mauricio Macri))” “Se diría que quieren imponer un “Nunca Más” a los gobiernos populares”. La alienación a la que los medios hegemónicos someten a la ciudadanía, con sus mentiras, campañas difamatorias contra gobiernos populares y protección mediática a los políticos y gobiernos que sirven a los intereses oligopólicos, es uno de los más graves problemas políticos, sociales y culturales que hay que enfrentar, aquí y en la mayoría de los países”. (Declaración de Tesis 11- Febrero 2016)

Pero están aplicando una vieja política. La de los años 90. Devaluación, ajuste, deuda,  apertura de las importaciones y arreglo con fondos buitres, con consecuencias ya conocidas; achique del Estado, despidos, recesión y miseria. Detención de dirigentes sociales (Milagro Salas) y represión de las protestas obreras y populares. En política exterior, relaciones carnales con Estados Unidos en un acuerdo que se propone romper los avances en la coordinación regional y en apoyo en la disputa de un mundo que ya tiene varios centros de poder.

Brasil

Aquí la derecha no pudo avanzar en las elecciones presidenciales, pero se apuntó un triunfo en la conformación del Parlamento. A partir de ahí, los grupos concentrado del poder económico, una parte de la justicia y los grupos mediáticos desplegaron una campaña para derrotar al gobierno de Dilma Rousseff y desprestigiar a Lula y otros dirigentes del PT.

Haber cedido ante la presión de estos sectores disponiendo medidas económicas de corte neoliberal y la presencia de bolsones de corrupción, en particular en Petrobras, que involucraba a miembros del PT, debilitaron al gobierno. La actitud firme de Lula, Dilma y el comienzo de disputa en la calle, han impedido, hasta ahora, el golpe de estado. Así se han creado mejores condiciones para fortalecer el gobierno y seguir avanzando. Brasil también transita el espacio de profundizar medidas contra los grupos económico y mediáticos concentrados o el riesgo de sucumbir ante ellos.

Venezuela

Con la temprana muerte del Comandante Hugo Chávez, la derecha intuyó su momento. También aquí, presión económica, desabastecimiento, estampida de precios, operaciones financieras, acción desde la reciente mayoría del Congreso para sabotear el proceso institucional y bombardeo de los medios. Que se proponen; derrotar al gobierno de Nicolás Maduro. Ya había transcurrido el armado, por parte de la derecha (Leopoldo López), con la ayuda de grupos colombianos armados vinculados a Uribe y una serie de ONG, sostenidas por capitales norteamericanos, de las marimbas y demás acciones que provocaron 43 muertos, en Enero del año pasado.

Ahora él plan de un sector de la derecha es derrotar directamente a Maduro, otro, desde la mayoría del Parlamento, lograr la aplicación de la Cláusula de Revocatoria del mandato Constitucional y convocar nuevas elecciones presidenciales. Distintas formas, un mismo objetivo, interrumpir el proceso de la Revolución Bolivariana.

Nuestras responsabilidades

Claro está que toda la acción de las fuerzas reaccionarias, predecible al fin, no debe ni puede tapar nuestras insuficiencias y errores.  Que se hace necesario analizar, extraer enseñanzas, sin perder de vista que hay que ordenar nuestras fuerzas y poner en marcha nuestra “ofensiva”. Cuales son algunos de los problemas que aparecen entre las fuerzas populares y es necesario pensar?

-Creo que no hubo suficiente discusión sobre la etapa abierta con el triunfo de los gobiernos democrático-populares y se subestimó las capacidades de las fuerzas reaccionarias, para reacomodarse y pasar a la ofensiva. Esta subestimación retrasó  la mayor coordinación, impidió el debate colectivo en todos los niveles y la importancia de la acción militante en cada lugar. Desde algún sitio pareció privilegiarse más la construcción particular que la coordinación.

-La discusión sobre la necesidad de avanzar en el fortalecimiento del papel del Estado como palanca importante en la lucha contra los grupos concentrados del poder económico; el capital financiero y la concepción neoliberal.

-Lo insuficiente que resultó, a pesar que se dieron algunos pasos (Ley de Medios en Argentina, y Proyecto en Ecuador) la batalla contra los medios concentrados. No se pudo contrarrestar el discurso de las grandes corporaciones que recurren a la manipulación para justificar sus acciones.

-La necesidad de avanzar en el empoderamiento de los sectores populares, garantizando mayor democracia participativa y control contra la corrupción.

La batalla sigue y el resultado dependerá de la organización y acción de los sectores populares, para contrarrestar y derrotar a las fuerzas de la reacción.

*Roberto Papadopulos, periodista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

Una respuesta a “América Latina en la coyuntura actual”

  1. Un buen análisis de la situación, comparto las responsabilidades aunque considero que éstas existen también en los sectores populares. La construcción del poder político debería comenzar desde las bases pero allí es donde el sistema predomina todavía porque toca las fibras del egoísmo humano y seduce con falacias que hacen creer al pobre que tiene que pensar como rico. Muy bueno el artículo.

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