A 15 años del comienzo del Kirchnerismo

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Por Claudio Esteban Ponce. Licenciado en Historia.

El 25 de mayo del presente año se cumplen 15 años de la asunción de Néstor Carlos Kirchner a la presidencia de la República Argentina. Desde una mirada histórica, su gestión resultó sorpresiva para quienes esperaban una suerte de continuidad, aggiornada por algunas reformas urgentes para encaminar nuevamente al país, y luego dejar los destinos del mismo en manos de los “cipayos” de siempre. Con la mayor objetividad posible, sonaría petulante mencionar todas las conquistas sociales, los logros económicos y las transformaciones políticas de la etapa kirchnerista. Ahora bien, desde la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final que permitieron restablecer los Derechos Humanos como política de Estado, hasta las conquistas en materia de profundización de derechos democráticos y la redistribución del ingreso, la injustamente vilipendiada y no reconocida “década ganada” promovió un giro histórico en Argentina solo recordado en la primera década peronista.

¿Qué motivó el retroceso a las políticas neoliberales del Terrorismo de Estado? ¿Por qué los argentinos no supieron reconocer el desarrollo logrado en esos años? ¿Qué fundamentos tuvo el electorado de la “alianza cambiemos” para darle el voto a quienes habían sido los responsables civiles de la dictadura que por sus intereses económicos mantienen aún sus manos manchadas de sangre?

Las razones que llevaron a una mayoría a optar contra sus propios beneficios fue analizada en el artículo de mi autoría publicado en el último número de la Revista Tesis 11 con el título “Macri y la cultura de los bajos instintos” que expone una mirada de la sociedad argentina que refiere más al problema sistémico del capitalismo y su esencia cultural individualista, que a causas puntuales de una coyuntura política. Cierto es también que los errores del gobierno anterior, que los hubo como en toda gestión política, fueron magnificados por los medios masivos de comunicación que habían visto afectados sus intereses monopólicos con la implementación de un ley de medios razonablemente democrática. Pero, ¿fue posible tanta necedad y tanta ceguera? Evidentemente, aquellos que acusaban históricamente al peronismo de ser un movimiento social y político que conllevaba la irracionalidad del sentimiento y se alejaba de la razón, desde el 2015 en adelante los enemigos del movimiento popular apelaron al peor sentimiento del ser humano para fomentar el odio hacia los gobiernos anteriores a pesar de haber sido éstos quienes habían logrado una distribución como no se hacía desde 1955.

Hoy, llegando a otro 25 de mayo, luego de dos años y cinco meses de la Administración Cambiemos, la peor gestión de los últimos tiempos, nos encontramos en un constante retroceso en materia económica, social y política, que nos recuerdan los tiempos de la última dictadura. Hoy, después del mayor proceso de desendeudamiento de la Argentina, con una velocidad nunca vista, nos hemos endeudado en una magnitud inconmensurable para regresar a las fauces del FMI sin solucionar ninguno de los supuestos problemas que estos neoliberales venían a corregir. Hoy, se ha deteriorado la vida cotidiana del ciudadano común y se ha agredido fuertemente a la clase trabajadora. Hoy, solo se benefician de este gobierno los que participan del plan de negocios de los funcionarios que ejercen el poder y el resto de la sociedad es mirada por éstos con la sorna y la soberbia de los hombres que creen que nunca van a morir. Hoy, ya velamos a muchos chicos argentinos asesinados por tener convicciones por un régimen que se identifica con las metodologías del Terrorismo de Estado. Hoy, tenemos un gobierno que se inclina ante los poderes extranjeros y reniega de la historia independentista de la Argentina y de la gloria de sus Padres Fundadores. Hoy, padecemos la continuidad del cinismo que se pretende instalar culturalmente con la ayuda de los monopolios multimediáticos. Hoy, después de 15 años de la salida de la crisis y de haber logrado el desarrollo más importante de los últimos 63 años, la Argentina no tiene destino.

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