RESPUESTA A LAS DECLARACIONES DE ESTADOS UNIDOS SOBRE LA ECONOMÍA ARGENTINA

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Buenos Aires, sábado 4 de abril de 2015
RESPUESTA A LAS DECLARACIONES DE ESTADOS UNIDOS SOBRE LA
ECONOMÍA ARGENTINA
Ayer, la Subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta
Jacobson, emitió una opinión negativa sobre la marcha de la política y la economía
Argentina. Para Jacobson, la economía Argentina está “en muy mala forma”.
A diferencia de Estados Unidos de Norteamérica, la República Argentina no suele
opinar acerca de las cuestiones internas de otros países aunque si critica y seguirá
criticando la injerencia en los asuntos internos de otros países.
Sin embargo, luego de las declaraciones de Jacobson es necesario señalar que la
actual crisis financiera internacional, que generó que gran parte del mundo se encuentre
“en muy mala forma”, se originó pura y exclusivamente en el corazón del sistema
financiero estadounidense.
El colapso del capitalismo financiero se inició a mediados de 2007, cuando el
mercado hipotecario de EEUU mostró una violenta contracción que empujo a la economía
globalizada a la peor recesión desde La Gran Depresión de los años ’30. Según la
mayoría de los especialistas la feroz e irresponsable desregulación financiera llevada
adelante por las autoridades de EEUU la que dio lugar a una verdadera fiesta de la
especulación que, como no podía ser de otro modo, derivó en una hecatombe económica
a escala mundial. Casi 8 años han pasado y el mundo todavía se encuentra sufriendo los
coletazos de esta crisis.
Por otra parte, resulta curioso que los representantes de EEUU se refieran al
Estado de la economía de los restantes países pasando por alto el influjo determinante
que tienen sus propias decisiones de política económica sobre la economía mundial. Mas
aun cuando EEUU es desde hace años una economía de elevado nivel de
endeudamiento –la relación entre la deuda y el PIB es del 105%-. A diferencia de Estados
Unidos los restantes países toman al dólar como moneda de reserva internacional
mientras Estados Unidos tiene el privilegio de emitirlo.
Pero no solo el mundo sufre las consecuencias. La gran mayoría de los
trabajadores de EEUU todavía se encuentra experimentando las mismas consecuencias
de la crisis con pérdidas en sus ingresos y en el empleo. Por ejemplo, el ingreso real de
las familias acumula una caída de casi 8% desde 2007, y se encuentra en valores de
1995. Por otro lado, el colapso en los niveles de empleo que produjo la crisis indica que la
profundidad y la severidad de la actual situación está lejos de ser superada. La tasa de
empleo de los EEUU cayó más de 5 puntos porcentuales y se encuentra en niveles de
1985. Además el 70% de los países tienen una distribución del ingreso más igualitaria que
Estados Unidos.
Antes de opinar sobre la realidad de otros países, los funcionarios de los EEUU
deberían ocuparse y preocuparse por la realidad de millones de sus compatriotas que
todavía pagan las consecuencias de la aplicación irrestricta de los preceptos del famoso
Consenso de Washington que, como su nombre lo indica, no fue precisamente concebido
en alguno de esos países latinoamericanos sobre los que las autoridades
estadounidenses tanto gustan de opinar.
Sin embargo, a pesar de la influencia negativa que ejerció la crisis estadounidense,
la política económica aplicada por Argentina logró un crecimiento económico entre 2003 y
2014 de 5,7% promedio. Este crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica
han permitido que la tasa de inversión se ubique en 19,8% del PBI en 2014, 5,5 puntos
porcentuales por encima de lo registrado en 2003.
A diferencia de otros períodos históricos, este crecimiento se dio en un contexto de
equilibrio externo, alcanzándose un resultado de cuenta corriente de -0,9% del PBI en
2014. La destacada suba de las exportaciones y el equilibrio en el frente externo
permitieron acumular reservas internacionales y aplicar una profunda política de
desendeudamiento.
Esta política de desendeudamiento de los últimos años fue fundamental para
encarar todas las medidas contracíclicas que fueron impulsadas, en buena medida, para
proteger a la economía de los efectos contractivos de la economía mundial resultantes de
la crisis iniciada en EEUU.
La caída de la deuda del sector público nacional desde 137,8% en 2003 al 42,8%
en junio de 2014 permitió reorientar los recursos hacia fines productivos y a las políticas
sociales que el país demandaba. Más aún, la caída de la deuda externa, que pasó de un
79,2% del PIB en 2003 a un 15,1% en 2014, permitió liberar divisas para potenciar las
inversiones particularmente en infraestructura. El camino del desendeudamiento ha tenido
una sola amenaza en todos estos años, que ha sido el accionar de los fondos buitre, que
han encontrado importante respaldo en la justicia y el Congreso de los EEUU.
A contramano de lo que los medios dicen, en consonancia con laf uncionaria
estadounidense, para generar fantasmas cambiarios, las reservas son mucho más
sólidas que antes. En 2003 Argentina necesitaba 9,6 veces el saldo de reservas
internacionales para cancelar todos los vencimientos futuros de deuda. En la actualidad,
dicha cifra se ha reducido hasta 4,6 veces.
En el plano social, la brecha del ingreso entre el 10% más rico y el 10% más pobre
de la población se redujo entre 2003 y 2014 a la mitad, mientras que en 2014 la
participación de los asalariados en el ingreso alcanza el 50,9%, cuando en 2004 era del
30,6%. Asimismo, el sistema de protección e inclusión social de Argentina hoy llega a más
de 16 millones de titulares de derecho, con programas que cubren embarazo, niñez y
terminalidad educativa. Además, se instrumentaron dos planes de inclusión previsional
llevando la cobertura a prácticamente 100%.
Como se observa, solo una visión parcial puede afirmar que la economía argentina
se encuentra “en muy mala forma”. Claro que Estados Unidos nos tiene acostumbrados a
este tipo de excesos. En la misma exposición donde dio su interpretación de la economía
argentina, declaró estar “decepcionada” por el mayoritario rechazo de los países de la
región al ataque sufrido por la hermana República de Venezuela por parte de EEUU. Tal
como expresó la Argentina en la OEA sobre la amenaza a Venezuela nadie en el
continente se olvida de Juan Bosch, Jacobo Arbenz, Salvador Allende, el asedio a los
Sandinistas o la invasión a Grenada. Todos ellos, al igual que Venezuela, declarados una
“amenaza a Estados Unidos” antes de sufrir las trágicas consecuencias que siguieron a
las denuncias contra dichos líderes populares.
Tampoco se olvida el pueblo argentino que la ultima vez que los funcionarios de
EEUU vieron a Argentina en “muy buena forma”, durante la década de 1990, el país
terminó en la peor crisis política, económica y social de su historia.
A diferencia de lo ocurrido durante la neoliberal década de los ’90, Argentina hoy
reafirma que es un país soberano que decide sus propias políticas en función de los
intereses de su pueblo, y no buscando ser el mejor alumno de los EEUU. Evidentemente,
hay quienes extrañan la época de las “relaciones carnales”. Casi 12 años de una política
económica autónoma, soberana e inclusiva nos han enseñado a todos los argentinos no
dejarse atemorizar por expresiones falaces de funcionarios extranjeros.
Información para la prensa Nº 068/15
Dirección de Prensa: 4819-7375 / 8296 / 7388
www.cancilleria.gob.ar
@mrecic_arg
Buenos Aires, sábado 4 de abril de 2015
RESPUESTA A LAS DECLARACIONES DE ESTADOS UNIDOS SOBRE LA
ECONOMÍA ARGENTINA
Ayer, la Subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta
Jacobson, emitió una opinión negativa sobre la marcha de la política y la economía
Argentina. Para Jacobson, la economía Argentina está “en muy mala forma”.
A diferencia de Estados Unidos de Norteamérica, la República Argentina no suele
opinar acerca de las cuestiones internas de otros países aunque si critica y seguirá
criticando la injerencia en los asuntos internos de otros países.
Sin embargo, luego de las declaraciones de Jacobson es necesario señalar que la
actual crisis financiera internacional, que generó que gran parte del mundo se encuentre
“en muy mala forma”, se originó pura y exclusivamente en el corazón del sistema
financiero estadounidense.
El colapso del capitalismo financiero se inició a mediados de 2007, cuando el
mercado hipotecario de EEUU mostró una violenta contracción que empujo a la economía
globalizada a la peor recesión desde La Gran Depresión de los años ’30. Según la
mayoría de los especialistas la feroz e irresponsable desregulación financiera llevada
adelante por las autoridades de EEUU la que dio lugar a una verdadera fiesta de la
especulación que, como no podía ser de otro modo, derivó en una hecatombe económica
a escala mundial. Casi 8 años han pasado y el mundo todavía se encuentra sufriendo los
coletazos de esta crisis.
Por otra parte, resulta curioso que los representantes de EEUU se refieran al
Estado de la economía de los restantes países pasando por alto el influjo determinante
que tienen sus propias decisiones de política económica sobre la economía mundial. Mas
aun cuando EEUU es desde hace años una economía de elevado nivel de
endeudamiento –la relación entre la deuda y el PIB es del 105%-. A diferencia de Estados
Unidos los restantes países toman al dólar como moneda de reserva internacional
mientras Estados Unidos tiene el privilegio de emitirlo.
Pero no solo el mundo sufre las consecuencias. La gran mayoría de los
trabajadores de EEUU todavía se encuentra experimentando las mismas consecuencias
de la crisis con pérdidas en sus ingresos y en el empleo. Por ejemplo, el ingreso real de
las familias acumula una caída de casi 8% desde 2007, y se encuentra en valores de
1995. Por otro lado, el colapso en los niveles de empleo que produjo la crisis indica que la
profundidad y la severidad de la actual situación está lejos de ser superada. La tasa de
empleo de los EEUU cayó más de 5 puntos porcentuales y se encuentra en niveles de
1985. Además el 70% de los países tienen una distribución del ingreso más igualitaria que
Estados Unidos.
Antes de opinar sobre la realidad de otros países, los funcionarios de los EEUU
deberían ocuparse y preocuparse por la realidad de millones de sus compatriotas que
todavía pagan las consecuencias de la aplicación irrestricta de los preceptos del famoso
Consenso de Washington que, como su nombre lo indica, no fue precisamente concebido
en alguno de esos países latinoamericanos sobre los que las autoridades
estadounidenses tanto gustan de opinar.
Sin embargo, a pesar de la influencia negativa que ejerció la crisis estadounidense,
la política económica aplicada por Argentina logró un crecimiento económico entre 2003 y
2014 de 5,7% promedio. Este crecimiento económico y la estabilidad macroeconómica
han permitido que la tasa de inversión se ubique en 19,8% del PBI en 2014, 5,5 puntos
porcentuales por encima de lo registrado en 2003.
A diferencia de otros períodos históricos, este crecimiento se dio en un contexto de
equilibrio externo, alcanzándose un resultado de cuenta corriente de -0,9% del PBI en
2014. La destacada suba de las exportaciones y el equilibrio en el frente externo
permitieron acumular reservas internacionales y aplicar una profunda política de
desendeudamiento.
Esta política de desendeudamiento de los últimos años fue fundamental para
encarar todas las medidas contracíclicas que fueron impulsadas, en buena medida, para
proteger a la economía de los efectos contractivos de la economía mundial resultantes de
la crisis iniciada en EEUU.
La caída de la deuda del sector público nacional desde 137,8% en 2003 al 42,8%
en junio de 2014 permitió reorientar los recursos hacia fines productivos y a las políticas
sociales que el país demandaba. Más aún, la caída de la deuda externa, que pasó de un
79,2% del PIB en 2003 a un 15,1% en 2014, permitió liberar divisas para potenciar las
inversiones particularmente en infraestructura. El camino del desendeudamiento ha tenido
una sola amenaza en todos estos años, que ha sido el accionar de los fondos buitre, que
han encontrado importante respaldo en la justicia y el Congreso de los EEUU.
A contramano de lo que los medios dicen, en consonancia con laf uncionaria
estadounidense, para generar fantasmas cambiarios, las reservas son mucho más
sólidas que antes. En 2003 Argentina necesitaba 9,6 veces el saldo de reservas
internacionales para cancelar todos los vencimientos futuros de deuda. En la actualidad,
dicha cifra se ha reducido hasta 4,6 veces.
En el plano social, la brecha del ingreso entre el 10% más rico y el 10% más pobre
de la población se redujo entre 2003 y 2014 a la mitad, mientras que en 2014 la
participación de los asalariados en el ingreso alcanza el 50,9%, cuando en 2004 era del
30,6%. Asimismo, el sistema de protección e inclusión social de Argentina hoy llega a más
de 16 millones de titulares de derecho, con programas que cubren embarazo, niñez y
terminalidad educativa. Además, se instrumentaron dos planes de inclusión previsional
llevando la cobertura a prácticamente 100%.
Como se observa, solo una visión parcial puede afirmar que la economía argentina
se encuentra “en muy mala forma”. Claro que Estados Unidos nos tiene acostumbrados a
este tipo de excesos. En la misma exposición donde dio su interpretación de la economía
argentina, declaró estar “decepcionada” por el mayoritario rechazo de los países de la
región al ataque sufrido por la hermana República de Venezuela por parte de EEUU. Tal
como expresó la Argentina en la OEA sobre la amenaza a Venezuela nadie en el
continente se olvida de Juan Bosch, Jacobo Arbenz, Salvador Allende, el asedio a los
Sandinistas o la invasión a Grenada. Todos ellos, al igual que Venezuela, declarados una
“amenaza a Estados Unidos” antes de sufrir las trágicas consecuencias que siguieron a
las denuncias contra dichos líderes populares.
Tampoco se olvida el pueblo argentino que la ultima vez que los funcionarios de
EEUU vieron a Argentina en “muy buena forma”, durante la década de 1990, el país
terminó en la peor crisis política, económica y social de su historia.
A diferencia de lo ocurrido durante la neoliberal década de los ’90, Argentina hoy
reafirma que es un país soberano que decide sus propias políticas en función de los
intereses de su pueblo, y no buscando ser el mejor alumno de los EEUU. Evidentemente,
hay quienes extrañan la época de las “relaciones carnales”. Casi 12 años de una política
económica autónoma, soberana e inclusiva nos han enseñado a todos los argentinos no
dejarse atemorizar por expresiones falaces de funcionarios extranjeros.
Información para la prensa Nº 068/15
Dirección de Prensa: 4819-7375 / 8296 / 7388
www.cancilleria.gob.ar
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