Las realizaciones sociales del gobierno brasileño

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NIKO SCHVARZ*

El PT puede renovar su mandato en las próximas elecciones, debido a los resultados de sus políticas sociales, destacándose el Plan Hambre Cero, el mayor programa de transferencia de renta en la historia de Brasil.

 

En Brasil se registra actualmente (fin de mayo 2006) una notable paradoja. Desde hace 11 meses el gobierno de Lula sufre una desaforada y sistemática campaña de ataques, sin paralelo en el mundo, por parte de todos los grandes medios de difusión. Y sin embargo aparece nítidamente al frente de las encuestas para las elecciones presidenciales del 1º de octubre, incluso para ganar la reelección en primera vuelta.
He podido presenciar esta campaña desde sus orígenes, en Sâo Paulo. Un día contabilicé 16 páginas de un diario de gran formato dedicadas con virulencia al tema, retomado durante horas en la pantalla chica y por las radios. Se elevó a la categoría de héroe a un corrupto convicto y confeso que terminó expulsado del Congreso por unanimidad, pero que fue lanzado al ruedo para arrastrar en su caída al PT y al presidente, proyectando llegar hasta el impeachment. La revista Veja impregnó todas sus páginas de la campaña anti Lula, incluso las notas sociales, las frivolidades y las recetas culinarias. Así siguieron sin interrupción.
Y por el otro lado, la última encuesta de CNT/Sensus efectuada entre el 18 y el 21 de mayo y divulgada el 24 muestra que Lula triunfa ante Geraldo Alckmin (PSDB) y Anthony Garotinho (PMDB) en todos los escenarios, que alcanzaría más del 50% de los votos válidos en el primer turno, que ganaría con un porcentaje aún mayor en un eventual segundo turno, que está a la cabeza en todas las regiones el país, entre ciudadanos de todos los niveles educativos, incluso el superior, y por niveles salariales sólo pierde ante Alckmin en el estrato más alto, por encima de 20 salarios mínimos.
Esta paradoja no se explica por un único factor. Pero el fundamental es a mi juicio que las políticas sociales del gobierno están obteniendo resultados tangibles y se revierten positivamente sobre amplios sectores, en particular los de escasos recursos. Es más: creo que la campaña mediática se lanzó precisamente en el momento en que los anteriores detentadores del poder, y particularmente la dupla PSDB-PFL, advirtieron que los resultados auspiciosos de la aplicación de las políticas sociales estaban consolidando al gobierno del PT y sus aliados, generándose así una situación irreversible, con amplias posibilidades de que el gobierno (que fue electo con 53 millones de votos) renovara su mandato.
Otro factor gravitante (sobre el cual no es del caso detenerse aquí) es lo que se ha llamado “el simbolismo de la historia personal de Lula”, el hecho de que “tem cara e jeito de povo”, lo que según analistas es aceptado por unos y detestado por otros. Esto último se expresó en recientes manifestaciones del senador pefelista y gran banquero Jorge Bornhausen, que llamó a “terminar con esa raza del PT”.
El Plan Hambre Cero, uno de cuyos componentes esenciales es la Bolsa (o beca) Familia, fue desde su inicio el buque insignia del gobierno de Lula, que llevó el tema con vigor al ámbito internacional y lo elevó a la categoría de problema básico de la humanidad. La Bolsa Familia alcanzó a 9 millones de familias con cerca de 40 millones de integrantes, y se propone llegar a fin de año a la totalidad de las 11,2 millones de familias situadas bajo el umbral de la pobreza, que bordean los 50 millones de seres. Es el mayor programa de transferencia de renta (ingresos) de la historia de Brasil y uno de los mayores del mundo, si no el mayor, con presencia en todos los municipios. Al tomar posesión Lula declaró que si al término de su mandato cada brasileño pudiera acceder a tres comidas diarias, sentiría cumplida la misión de su vida en un tema que ha motivado la preocupación de brasileños eminentes como Josué de Castro (“Geografía del Hambre”), el sociólogo Betinho o el religioso Hélder Câmara. El ministro de Desarrollo Social y Combate al Hambre, Patrus Ananias, declaró: “Estamos efectivamente  erradicando el hambre y la desnutrición en Brasil. Hoy ésa es una posibilidad visible en nuestro horizonte”.
El programa se complementa con la obligatoriedad de la enseñanza escolar y de las vacunas para los niños, las escuelas de doble turno, dotadas de alimentación, prácticas deportivas, refuerzo en la enseñanza y nociones de higiene, programa que con ayuda de Brasil se aplica a Angola. Hay 37 millones de niños en los planes de alimentación escolar y se extienden los programas Luz para Todos, Saneamiento para Todos, Computador para Todos, así como el Prouni (para facilitar a jóvenes de escasos recursos el ingreso a la Universidad), los programas de Salud Bucal y Médico de Familia, las Farmacias Populares (que abaratan el costo de los medicamentos y acaba de ser ampliado), los créditos para la casa propia unidos a la rebaja de los materiales de construcción, la regularización de la situación de las empleadas domésticas o el registro de los pescadores.
El ministro citado sostiene que el programa “dejó de ser una visión filantrópica, asistencialista, para figurar en el campo de los derechos”. Se destaca en tal sentido la línea de producción de alimentos, con un notable avance de la agricultura familiar. Con destino al Pronaf (Programa Nacional de Agricultura Familiar) se destinan cuantiosos créditos, al tiempo que se acrecen de una zafra a la siguiente los créditos al sector agropecuario. En sintonía, el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA) dirige sus compras a la agricultura familiar, garantizando ingresos a las familias de pequeños agricultores que producen para el mercado interno. A la vez, se está montando una red  para facilitar el acceso a los alimentos de la población de bajos recursos por medio de restaurantes populares, cocinas comunitarias, bancos de alimentos, programas de educación alimentaria, de agricultura urbana e implantación de huertas comunitarias.
Otro proyecto de proyección social es el de Erradicación del Trabajo Infantil (PETI), que transfiere recursos a las familias y a las alcaldías para desenvolver actividades pedagógicas, culturales, deportivas y escolares con el fin de sacar a niños y adolescentes de la calle. Este programa permitirá atender hasta fin de año a cerca de 3 millones de niños y adolescentes en situación de trabajo precoz, quienes cuentan también con el apoyo de psicólogos y asistentes sociales.
Se entregan asimismo beneficios adicionales a adultos mayores y personas discapacitadas en situación de pobreza, entre ellas 2,5 millones de personas que perciben regularmente un salario mínimo. 
En este panorama se destaca precisamente el aumento del salario mínimo, que en 2002 era de 200 reales y pasó últimamente de 300 a 350 reales, unos 160 dólares. Hay 23,4 millones de trabajadores activos que reciben hasta un salario mínimo, lo mismo que 16,6 millones de jubilados (aposentados). Y 24,1 millones cobran entre 1 y 2 salarios mínimos. Para esos 64 millones de seres el aumento es automático. Por otra parte, el salario mínimo es el piso de 87 categorías de trabajadores entre 376 registradas, y también se beneficiarán en forma automática. En el Nordeste, 82% de los trabajadores ganan hasta 2 salarios mínimos, y en el Norte son el 71% de la mano de obra activa. En todo el país 5 millones de trabajadores cobran seguro de desempleo,  cuyo valor es en promedio 1,4 salario mínimo y también se reajustará automáticamente.
El aumento del salario mínimo significará una inyección en la economía de 25,5 mil millones de reales, que se volcarán a la compra de artículos de primera necesidad, vigorizarán el mercado interno, la recaudación y por ende la aplicación de las políticas sociales. En vez de crear inestabilidad o desborde inflacionario, como auguraron los opositores, generó una cadena virtuosa de reacciones benéficas, todo ello en el cuadro de una inflación controlada.
Desde enero 2003 a febrero 2006 se crearon 3,68 millones de puestos de trabajo genuinos (com carteira assinada) y en el año en curso aumentarán en medio millón más, a un ritmo del orden de los 100 mil nuevos puestos de trabajo mensuales, que decuplica con creces el registrado durante los períodos de FHCardoso (8.312).
También en contraposición a la política económica del gobierno anterior, el cúmulo de realizaciones positivas del gobierno Lula puede sintetizarse así: se contuvo la inflación, que crecía en forma exponencial; disminuyó la relación entre la deuda interna (que se desdolarizó) y el PBI; se produjo un expansión sin precedentes del comercio exterior y del superávit comercial; disminuyó la vulnerabilidad externa; el Brasil rompió amarras con el FMI y echó a andar con sus propias piernas, recuperando el dominio plenamente soberano de su economía; el riesgo país cayó de 2.400 puntos en 2002 a 200 en marzo de 2006.  
Ahora sí se puede hablar efectivamente de reforma agraria, porque además de asentar a 117,5 mil familias hasta diciembre pasado por parte del Incra y el ministerio de Desarrollo Agrario (y aspirando a la meta de 400 mil hasta el fin del mandato), se las provee no sólo de tierra sino también de créditos, asistencia técnica y semillas, estando ya en condiciones de producir. Es una realidad la construcción de 110 mil cisternas en el árido nordestino, la modificación del curso del río San Francisco, la demarcación de tierras indígenas y quilombolas en una superficie superior a Portugal, la mejora de la asistencia en salud pública, la reducción de la mortalidad infantil, el aumento de escolarización de niños y adolescentes y su proyección hasta 2019, sin hablar de las grandes obras de infraestructura, en los marcos de la integración física de América Latina.
Como dice nuestro conocido Marco Aurelio García, asesor de política exterior del presidente: “Un gobierno que fue capaz de evitar la catástrofe que nos amenazaba y desarrollar un sustancioso proyecto de realizaciones en condiciones tan difíciles, tiene aptitud para profundizar y radicalizar lo conquistado hasta ahora. En tres años, junto a realizaciones concretas, se crearon las bases para dar un gran salto en el segundo mandato”. 
*NIKO SCHVARZ, miembro de la Comisión de Relaciones Internacionales y Asuntos del Frente Extendido (Frente Amplio uruguayo).

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