La agenda de Alberto Fernández en China

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Revista Nº 140 (03/2021)

(situación nacional)

Néstor Restivo*

“Hace algunas semanas, algunos medios publicaron que Argentina y China negociaban inversiones por unos 30 mil millones de dólares, obras “ambiciosas” que están terminando de pulir ambos gobiernos, y que abarcan trenes, central nuclear, represas y otras.”

Se espera que en este otoño, el presidente Alberto Fernández viaje a la República Popular China. Ha sido invitado por su par Xi Jinping y ya debió postergar la gira por las restricciones de la situación sanitaria global derivada de la pandemia del Covid-19. En noviembre pasado, por ejemplo, habría sido una gran oportunidad, cuando China hizo una vez más su mega feria de importaciones (CIIE) y Argentina fue el país invitado de honor. Pero el coronavirus lo impidió y la del mandatario argentino debió contentarse con ser una presencia virtual, igual muy valiosa como vidriera mundial.

Fernández y Xi ya estuvieron varias veces en contacto a la distancia desde diciembre de 2019. Manifestaron, en diversas comunicaciones, amplias coincidencias en el rumbo del lazo bilateral y en el contexto global presente y porvenir, con idénticos diagnósticos.

En las relaciones binacionales, el argentino ratificó que quiere profundizar la Asociación Estratégica Integral con China, que arrancó en los gobiernos del kirnchnerismo (el viaje de Néstor Kirchner en 2004 como puntapié inicial, la firma de grandes acuerdos con Cristina) y continuó de modo zigzagueante con el gobierno de la Alianza Cambiemos, cuando aumentó y se facilitó el comercio, pero cuando al mismo tiempo se frenaron inversiones importantes del gigante asiático, con la única excepción del parque solar de Cauchari en Jujuy.

El capítulo inversor es el más importante de la agenda que viene, que va más allá de si viaja o no Fernández, pero que sin dudas ganaría en velocidad si se logra concretar el encuentro cara a cara con Xi Jinping y su gobierno. El embajador Sabino Vaca Narvaja en Beijing, con respaldo de la Cancillería y línea directa con Fernández acá, y la Secretearía de Asuntos Estratégicos en Buenos Aires, están muy activos detrás del paquete de posibles anuncios.

La maquinaria diplomática china no para nunca. Como hace con todo el mundo, pero con foco donde interesa más estratégicamente, como nuestro país, la gran nación asiática tiene un plan de largo plazo que presenta al resto del planeta en términos de ganancia compartida, multilateralismo y futuro común.

Argentina, igual que otros muchos estados del mundo, ávidos de apoyos externos, infraestructura, créditos, tecnología, ya lo tiene como primer socio comercial tras años en que ese lugar lo ocupara Brasil.

En el último diálogo telefónico que tuvieron ambos presidentes, en octubre de 2020, Fernández y Xi revisaron la cooperación mutua en los largos meses que lleva pandemia, los avances de la vacuna china contra el Covid-19 y los diversos capítulos que abarca la Asociación Estratégica Integral.

En materia de proyectos de inversión se decidió reactivar el Diálogo Estratégico bilateral, reunido por última vez en 2017 y discontinuado desde entonces (como tantas otras cosas) por el gobierno de Mauricio Macri. Alberto y Xi hablaron de áreas de inversión, no de proyectos específicos, lo que quedó en manos de las mencionadas áreas y funcionarios de ambos gobiernos y que se sigue puliendo para que estén listos a la firma si hay cita en Beijing.

Durante los gobiernos de Cristina se encararon a través de ese Diálogo 16 obras (represas hidroeléctricas como las de Santa Cruz y trenes como el Belgrano Cargas, parques eólicos, centrales nucleares, etc.) ahora se están ultimando una cantidad similar, acaso algunos más.

Hace algunas semanas, algunos medios publicaron que Argentina y China negociaban inversiones por unos 30 mil millones de dólares, obras “ambiciosas” que están terminando de pulir ambos gobiernos, y que abarcan trenes, central nuclear, represas y otras.

Según publicó la revista y portal especializado DangDai a principios de febrero, en rigor, hay varias listas de obras posibles que se van alterando y cambiando de prioridades (aunque algunas son una fija) porque se negocian cada una con las provincias dependiendo del presupuesto y de la coordinación que hace Asuntos Estratégicos. Asimismo, el hecho de que este año vence el plan quinquenal vigente chino y arranca el de 2021-2025 hace que desde Beijing también haya apuro para saber de qué obras hablarán, y sobre todo cuáles avalarán los presidentes Alberto Fernández y Xi Jinping.

En el último listado aparecen obras en varias líneas ferroviarias, de carga y de pasajeros; en aguas y saneamientos, la ampliación de Cauchari, puentes, puertos, corredores viales, obras de conectividad y fibra óptica, trasmisión eléctrica de las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz, centrales eléctricas y viviendas, entre otras, todo buscando que impacten en la trama socioproductiva argentina. A China también le puede interesar el polo logístico en Ushuaia, de cara a la Antártida. Y quiere participar, a través de Shanghai Dredging (de la gigantesca CCCC) de la licitación por la hidrovía, entre los mayores emprendimientos. En el Presupuesto 2021 hay partidas previstas para algunas de esas obras, como ferroviarias y de energía atómica.

Sin embargo, la obra más importante sería, según dijeron a la mencionada revista y portal DangDai funcionarios de la CONEA y directivos de Nucleoeléctrica SA, encargada de la operación por la parte argentina, la cuarta central nuclear. Se negocian dos contratos. Uno es el comercial con la China Zhongyuan Engineering Corporation (CZEC), subsidiaria de la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC), que incluye la cuestión del combustible nuclear a utilizarse. Y el otro es el financiero, a cargo del banco ICBC, pero del que participan otras instituciones bancarias como el Ex Im Bank de China.

La obra sería por un total de 8.500 millones de dólares, de lo cual China financiará 85% (a comenzar a saldarse 8 años después, cuando el reactor comience a generar energía eléctrica.) y el presupuesto argentino 2021 ya contempla partidas para la obra.

En China, comanda la tarea la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, poderosa en el organigrama de poder en Beijing, y la local, los ministerios de Economía, Desarrollo Productivo y Secretaría de Asuntos Estratégicos, junto con Jefatura de Gabinete y con coordinación federal. Como marco de estas obras, asimismo, es intención de Argentina (lo manifestaron las más altas autoridades) adherir a la Iniciativa La Franja y la Ruta (IFR, o BRI en inglés), a la que ya se sumaron más de cien países. Es el plan maestro de su ascenso global. De América Latina hay varios que firmaron el Memorándum correspondiente, pero ninguna de las tres economías mayores, Brasil, México y Argentina. Por eso China ansía sumar a nuestro país, que ya sí ha adherido al Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura. Con la IFR, se facilitarían créditos para obras de conectividad. El vasto abanico de temas que contempla tal iniciativa abarca no solo conectividad en obras públicas tradicionales, sino también la cuestión digital, verde y sanitaria.

*Nestor Restivo, historiador UBA, director periodístico de DangDai

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