EL LLAMAMIENTO DE ROSARIO

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Edgardo Rozycki*

EL DOCUMENTO FUNDACIONAL DEL ENCUENTRO NACIONAL POR LA SOBERANÍA POPULAR, PODRÍA SER TOMADO COMO GUÍA PARA FUTUROS ENCUENTROS DE LAS ORGANAZACIONES DEL CAMPO POPULAR, Y SI SE LO RESPETA, SIN DUDAS SE HARA REALIDAD  EL MOVIMIENTO QUE TANTO ESPERAMOS. ESPEREMOS… 

                                                                        

El Encuentro Nacional por la Soberanía Popular, conocido como el “Llamamiento de Rosario”, se sublimó en un acuerdo de cúpulas. Acuerdo indispensable, por otra parte, que obra como la pitada inicial del partido (referencia futbolística esta), pero que, al prolongarse en el tiempo se transforma en una ligadura de trompas o una vasectomía —según el género donde queramos ubicarnos—, que impide la fecundación y, obviamente, cualquier desarrollo de algo que nunca se generó.
El campo popular, y la ciudadanía en general —como consecuencia directa de lo ocurrido en diciembre de 2001—, consideran obsoleta, para adjetivarla gentilmente, a la democracia representativa.
Ya curtido el lomo, y otros adminículos de nuestra anatomía, de las sucesivas traiciones postelectorales, de virajes políticos inconsultos, de la cada vez mayor concentración del poder político (sin hablar del poder real: el económico), se produce como lógica consecuencia por parte del pueblo un alejamiento progresivo en la toma de decisiones, y se comienza a plantear la necesidad de la democracia participativa, como una instancia realmente superadora.
¿Y qué significa esta opción? Entre otras cosas, descentralizar el poder, propender al mejor funcionamiento de las instituciones republicanas, remover por el voto popular a representantes que eludan sus compromisos, mayor injerencia por parte de las organizaciones y del pueblo en general en políticas activas como son las referidas a educación, trabajo, seguridad, vivienda, medio ambiente, presupuesto etc., tanto en los ámbitos de la militancia como en los de la participación.
Pero hete aquí que la mayoría de las organizaciones que se consideran dentro del campo popular o cercanas a él no practican, en absoluto, esa metodología.
Siguen siendo sus direcciones quienes discuten, fijan y bajan línea; mientras tanto, hartos estamos de ver cómo se producen desgajamientos en las distintas fuerzas, cuando un grupo interno no está de acuerdo y osa querer discutir.
La minimización y casi desaparición de las asambleas populares y la pulverización de la izquierda y la centroizquierda son ejemplos elocuentes de esta metodología.
El documento fundacional del E.N.S.P. plantea una construcción político-organizativa desde abajo hacia arriba. Sin embargo, quedó en evidencia que, a pesar de los esfuerzos que hicimos los militantes de la Ciudad de Buenos Aires para integrarnos a las discusiones e invitar a los compañeros “nacionales” a discutir la situación, no hemos podido conseguir la tan añorada “construcción política”.
Lo que sí ocurrió fue que los dirigentes nacionales vinieron a nuestras reuniones para leer un documento, ya elaborado, fijar fechas de encuentros y de actos, e “indicarnos” cual era la prioridad política del momento.
La democratización es una de las tres premisas del llamamiento. Pero en el encuentro que se realizó en la Capital, en la Facultad de Filosofía, después de que los compañeros del nivel nacional nos aseguraron que no habría oradores designados para el cierre sino que éstos surgirían de la Asamblea, tuvimos la palabra de dos disertantes que, como quedó demostrado, habían sido designados previamente por alguien que pertenecía a alguno de los niveles de decisión.
Quienes hablaron fueron los compañeros Claudio Lozano y Julio Gambina, este último olvidando la propuesta del llamamiento que dice: “…la coyuntura exige desplazar del debate de las organizaciones populares la estéril contradicción entre oficialismo y oposición, paradigma de la vieja política”. Gambina hizo un encendido discurso opositor, apuntando fundamentalmente a Bielsa, candidato, a la sazón, del Gobierno en las elecciones que se llevarían a cabo poco después.
También en el Plenario Nacional, que se reunió en el estadio de Ferro, debimos soportar esa modalidad “política” llamada “aparateo”, cuando con gritos y bombos se insultaba a Margarita Stolbitzer, para interrumpir luego la intervención de Hermes Binner, de parte de vociferantes y gesticulantes compañeros que, haciendo gala de un purismo ideológico encomiable, se permitieron ocultar el pluralismo democrático, que atesoran seguramente en algún lugarcito de su memoria.
Fue otro intento y, lamentablemente, otro fracaso.
Y aquí estamos, en el cantero central que separa las dos vías de una autopista, viendo pasar, por una de ellas, a una gran parte de militantes del campo popular, que portan sus banderas, en general rojas, y se oponen sistemáticamente a un gobierno que:
• liquida la Corte Suprema del vendepatria peronista Menem;
• descabeza la cúpula neoliberal  del ejército, comprometida  con la dictadura;
• avanza sobre la mafia policial;
• sepulta las pretensiones yanquis de imponer el ALCA;
• impulsa una alianza estratégica latinoamericana;
• rompe el bloqueo a Cuba, en la cumbre de Córdoba;
• anula las leyes de impunidad y avanza para castigar a los genocidas.
…además de impulsar una política económica que crea…………. puestos de trabajo, baja significativamente los niveles de pobreza e indigencia y no reprime la protesta social, entre sus aciertos.
En sentido contrario, en la misma autopista, otra gran parte de militantes del campo popular, en general con banderas celestes y blancas, marchan apoyando sin condicionamientos a un gobierno que:
• le paga más de 9.000 millones de dólares al FMI, habiendo aún en el país niveles de pobreza, indigencia y mortalidad infantil relacionada con la desnutrición, inéditos en su historia;
• modifica el Consejo de la Magistratura, para ponerlo a merced de los partidos políticos;
• no implementa, teniendo la posibilidad de hacerlo, una asignación universal a menores de 18 años y a mayores de 60, ni impulsa el seguro de empleo y formación, ambas reivindicaciones planteadas hace mucho tiempo por la CTA (que sigue sin personería jurídica, porque hay que simpatizar con el compañero Moyano);
• da cabida en su seno a los delincuentes del PJ y se abraza con Atanasoff, mentor de la masacre del Puente Pueyrredón;
• apela al inundador Reutemann con el objeto de derrotar a Binner, en Santa Fe;
• vota la ley de superpoderes, que no por repetida deja de ser un nuevo ataque a la democracia y a las instituciones republicanas;
• no plantea la reforma impositiva.
…quienes mueven millones en la timba financiera no pagan impuestos, y el pobre paga 21% de IVA para tomar mate.
Y sobrevolándonos en un helicóptero, nos mira la derecha, muriéndose de risa.
¿Encontraremos un camino de unidad entre los que tenemos el mismo objetivo estratégico?
¿Podríamos nuclearnos para defender al gobierno de los ataques de la derecha, que amenazan con ser cada vez más virulentos, y en tanto exigir una profunda reforma impositiva, con significativa redistribución del ingreso de los sectores populares y una también profunda democratización de las instituciones, con participación popular en la elaboración, implementación y, fundamentalmente, control de las medidas políticas necesarias para revertir la crisis a favor del pueblo?
¿Seremos pocos los que pensamos así o todavía no nos encontramos?
  Y yo con mi guitarra…, que boludo, mamita,… con mi guitarra y mi canción.

*EDGARDO ROZYCKI: MÉDICO, MIEMBRO DEL CONSEJO EDITORIAL DE TESIS 11, MILITANTE DEL E N S P DESDE LA REUNIÓN DE ROSARIO.

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