Editorial semanal de Tesis 11. TRES MANIFESTACIONES DEL GOBIERNO; UNA PERSPECTIVA

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El discurso del Presidente Alberto Fernández, el 1 de marzo, ante la Asamblea Legislativa, el reportaje que le concedió al programa de Gustavo Sylvestre en el canal C5N y el Alegato de la Vicepresidenta Cristina Fernández en la causa de dólar futuro, han tenido una enorme repercusión, marcando lo que asoma, como una nueva etapa política. No solo porque fue dicho por las  voces de los dos máximos exponentes del gobierno, sino por el contenido de los mismos.

Se expone, más claramente, cómo los sectores concentrados del poder económico pretenden, con el aumento abusivo de los precios de la canasta familiar, de una  parte de la justicia patriarcal y monárquica que encubre las acciones de estos sectores y con el apoyo de los grupos mediáticos concentrados, lawfare mediante, desprestigiar a los dirigentes populares, desgastar al gobierno, intentar maniobras de desestabilización y si es posible, voltearlo. Tal vez los hechos de Formosa, aunque repudiamos la represión, sea una muestra del plan.

Las intervenciones mostraron coincidencia en los diagnósticos y en los objetivos políticos de esta etapa, dándole un golpe a la idea de contraponer a Alberto, versus, Cristina. No fueron sólo discursos de balance de lo realizado, sino también, mostraron más claro el papel nefasto de la derecha que parece, con sus acciones, seguir escalando en sus propósitos destituyente. Sembrando el desanimo y la muerte. Se esboza un reconocimiento, que no alcanza con “el diálogo, aunque hay que seguir dialogando contra las minorías recalcitrantes”. Que se requiere acciones para  denunciar y contrarrestar sus planes. También se anuncian medidas, algunas importantes como denunciar, por primera vez en la historia, penalmente a los que embarcaron al país en la maldita deuda externa,  con la complicidad de las autoridades del FMI y el gobierno de Donald Trump. Deuda cuyo importe terminaron fugando, para su beneficio,  los grupos de poder y sus amigos. Desdolarizar las tarifas de los servicios públicos. Profundizar las acciones sanitarias de vacunación. Avanzar con acciones para reformar y democratizar la justicia. Disponer más medidas para resguardar a las mujeres de la violencia y los femicidios. Impulsar, con más fuerza, la lucha contra la inflación, acrecentar el salario y el papel del Estado  

Constituyen una hoja de ruta para las fuerzas del Frente de Todos y demás sectores que apoyan al gobierno, señalando las tareas a resolver en el corto y mediado plazo. Una decisión basada en la unidad fundamental, entre Alberto y Cristina, no sin debate y contradicciones.  Discursos que, sin duda, ha fortalecido el entusiasmo y decisión de darle batalla a la derecha.        

Las pandemias, del Macrismo y la producida a nivel mundial por la aparición del COVID-19 han dejado en claro cuáles son las consecuencias nefastas de las políticas  del neoliberalismo. La destrucción del estado, el abandono  de las políticas sanitarias,   de la educación pública y de la  vivienda digna. Aumentó desocupación, la miseria y una distribución de la renta que se ha concentrado cada vez más en los que más tienen. Aparece cada vez más claro que no podemos volver a la “antigua normalidad”.

Las consecuencias de estas políticas se muestran en casi todo el mundo, en particular en América latina.  Y en todos los países los sectores reaccionarios tienen claro y coordinan su accionar para impedir que se les limite o roce su poder. Detrás accionan las embajadas de los Estados Unidos. En nuestro país, claramente, los grupos agroindustriales, el capital financiero, el multimedio Clarín y La Nación,  y parte de la justicia se abroquelan para defender sus intereses.

Importa reflexionar que si bien las acciones propuestas por el gobierno son importantes, no son suficientes. No alcanzan, por sí solas,  para enfrentar el gran poder de las fuerzas reaccionarias. Se requiere una gran discusión política, una multiplicación de las acciones de los sectores populares, de movilización –en esta etapa con el cuidado de los protocolos-  y fortalecimiento, en cada lugar, de la unidad y la acción para consolidar una fuerza que pueda luchar para derrotar las políticas neoliberales y abrir una instancia de democracia participativa  profunda, con participación de las organizaciones políticas y sociales en la discusión y ejecución de las mismas. No sólo para votar en las elecciones. No sólo para sacar a los sectores más humildes de la pobreza, sino construir un país soberano, independiente con una distribución equitativa de la riqueza, con el pueblo involucrado, que participa y decide. Un país en alianza con todos los gobiernos democráticos de la región para recuperar el sueño de la Patria Grande.                

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