Editorial semanal de Tesis 11. Sin lugar para temerosos

Compartir:

El evento programado en La Plata con motivo del primer año de gobierno de Axel Kicillof y Verónica Magario puso en escena a los principales referentes del Frente de Todos y resaltó la unidad conseguida como cimiento del triunfo electoral. También la enorme trascendencia de la provincia de Buenos Aires para nuestro país y para el mismo Frente.

Fue un año muy difícil para todos, por cierto. Pero mucho más para la mayoría de nuestro pueblo, agredido por las sucesivas pandemias del macrismo y del coronavirus. Un año que muchos avizoraban como de grandes convulsiones sociales, motivadas por la desesperación de las multitudes expulsadas del mercado de trabajo y de consumo.

La enorme trama solidaria movida por los más humildes y el gigantesco esfuerzo del estado que, en sus tres niveles, se puso al hombro la búsqueda de soluciones para todos, evitó las peores consecuencias imaginables. Lo valoró el propio Alberto Fernández. Nadie se quedó sin atención médica en la emergencia. A todos les llegó el pan que necesitaban. Se sostuvieron todos los servicios esenciales, reinventando sobre la marcha procedimientos. Y se apostó a la ciencia y a la producción nacional para encontrar soluciones propias. Al tiempo que se renegociaba la enorme deuda inútil contraída por el macrismo.

Todo eso se hizo bajo el ataque sistemático, desde el primer día, de una fracción muy poderosa de los sectores sociales dominantes, que no se resignan a los resultados de la democracia y apuestan en todo momento al caos para hacer valer su poderío, haciendo retroceder al poder político.

Entre otras herramientas de disciplinamiento a sus fines, utilizan y utilizarán el chantaje judicial. Para la coalición formada por el poder mediático, sectores del Poder Judicial y grandes grupos económicos, uno de cuyos exponentes públicos es el ex presidente Macri, la verdad no es algo que importe, si no sirve a sus fines.

Desde esa comprensión de la realidad deben escucharse las fuertes palabras de Cristina Fernández en la ocasión. No se trató de una exhibición inoportuna de fisuras internas, como pretendieron desde la oposición y tontamente asumieron muchos despistados de la progresía vernácula. Fue un recordatorio. Gobernar en función de los intereses populares supone confrontar con los privilegiados y eso implica asumir riesgos, incluso personales. La injusta detención del ex vicepresidente Amado Boudou o de Milagro Sala lo pone en evidencia.

No se puede ser parte de un gobierno popular si se tiene miedo a la represalia de los poderosos. “Vayan a buscar otro laburo”, les dijo con todas las letras Cristina a “funcionarios y funcionarias, legisladores y legisladoras”. Porque no se trata de que la futura recuperación se la lleven los “tres o cuatro vivos de siempre”, sino de que precios, tarifas, salarios y jubilaciones estén alineados de modo tal de sacar paulatinamente de la pobreza a la gran mayoría de nuestro pueblo.

Esa fue también una condición del triunfo electoral, no sólo la unidad lograda y consolidada. Si no la expectativa de mejorar las condiciones de vida, como había ocurrido en los doce años de gobiernos Kirchneristas. Pero eso tiene por condición ser capaces de disciplinar el poder económico a las reglas del poder político.

No será sin resistencias. Del mismo modo que tratan a como dé lugar de impedir la legalización  de la interrupción voluntaria del embarazo, que debe votar esta semana próxima el Senado nacional, afrontar las presiones, las múltiples variantes del acoso desaforado de la derecha, también requiere de coraje cívico.

Pero ese coraje se refuerza con la participación movilizada de las organizaciones populares. Controlar los precios no es tarea sólo de funcionarios, sino que requiere el involucramiento activo de todos los que sufrimos la remarcación continua, trabajadores y consumidores en primer lugar.

Es inmensa la tarea, pero posible. Una cosa es segura, los cobardes solo sirven para administrar el statu quo.  Para cambiar las cosas, hace falta “poner lo que hay que poner”. Por eso, en esta emergencia no hay lugar para temerosos.

Una respuesta a “Editorial semanal de Tesis 11. Sin lugar para temerosos”

  1. Me gustó mucho este Editorial, muy buena síntesis sobre la complejidad del panorama nacional.
    Adriana

Deja una respuesta