Editorial semanal de Tesis 11. Es imprescindible la militancia

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Como las fieras que pelean para apoderarse de la presa, los personeros de la oposición de derecha disputan una feroz contienda por una banda presidencial que, descuentan, habrán de medirse el 10 de diciembre próximo.

No difieren en sus planes de gobierno, que son los encomendados por los verdaderos dueños del poder en Argentina. Ellos son principalmente los grupos y conglomerados latifundistas, industriales, comerciales, agroindustriales, financieros y de los medios de comunicación hegemónicos y dominantes, que tienen planificado un ataque frontal contra los derechos y conquistas sociales de los y las trabajadoras.

La gestión de Mauricio Macri que asumió engañando a sus electores prometiendo mantener lo logrado por el kirchnerismo, cumplió con el apotegma menemista de “si hubiéramos dicho lo que íbamos a hacer no nos hubieran votado”. En cuatro años (2015-2019) se destruyeron empresas, se aumentó la desocupación y la pobreza y se agigantó la redistribución del ingreso nacional a favor de los más ricos. Se auspició la timba financiera, al mejor estilo de Martinez de Hoz en 1976 y Cavallo en 1990, promoviendo el ingreso de dólares “golondrinas”, subiendo las tasas de interés y generando ganancias especulativas extraordinarias para los grupos financieros locales y del exterior. Al mismo tiempo, esas ganancias se convertían en dólares que traían los que ingresaban al “juego” y se fugaban al exterior. Hasta que el riesgo fue demasiado grande, y no vinieron ya nuevos jugadores. Entonces apareció nuevamente en la Argentina el FMI, que aportó 45.000 millones de dólares con el objetivo de permitir que los grupos financieros “atrapados” recobraran sus capitales y se los llevaran, además de financiar la campaña por la reelección de Macri, cosa que, aun así,  no lograron.

Pero la política neoliberal que Macri encarnó en su gobierno, hoy se plantea, desde la oposición de derecha, profundizarla y hacerlo en forma fulminante.  Estas serán algunas de las medidas previstas:

* Con el pretexto de “sanear” la economía y acabar con el “cepo”, devaluar fuertemente la moneda, poniendo el precio del dólar en un nivel astronómico con el argumento de que haya un único dólar. Eso provocará una fuerte inflación de reacomodamiento de precios y un shock redistributivo a favor de los poderosos y contra el pueblo. Se licuarán los salarios, las jubilaciones y aumentarán las ganancias de los grupos dominantes.

* Dolarizar las tarifas de los servicios públicos para aumentar la rentabilidad de los grupos propietarios y convirtiendo la factura del gas o de la luz en una pesadilla para los hogares de los trabajadores.  Derogar leyes sociales obtenidas en luchas históricas por el movimiento obrero y popular, como las indemnizaciones por despido, la ley de contrato de trabajo, la búsqueda de “flexibilidad laboral”, es decir fijar normas, horarios de trabajo y remuneraciones a criterio discrecional de las empresas.

* Restablecer a las AFJP en el sistema previsional. El gran negocio de los bancos que se quedan con un porcentaje muy importante de los aportes y retenciones previsionales, con el argumento de constituirse en una caja de ahorros segura para el trabajador, pero afectando sensiblemente los futuros ingresos de los jubilados.  

* Achicar el Estado en su función de regulador y asignante de recursos para sostener a los más necesitados, desocupados, trabajadores no registrados, economías populares, etc. Es decir “liberar al mercado” y que todo se rija por las leyes “naturales”. Es decir, la “libertad” de la sardina en comerse al tiburón en alta mar.

* Desmantelar las organizaciones sindicales y sociales de carácter clasista y popular, reprimiendo a “sangre y fuego”, cualquier demanda de reivindicaciones, que implique “complicar el tránsito en calles y rutas” y, sobretodo, poner en discusión el poder arbitrario de las empresas sobre sus empleados. Negar la ya débil democracia en la vida real y establecer un poder discrecional a través de los jueces adictos, que hoy se han encaramado en la cima del Poder Judicial.

* Atar incondicionalmente al país al carro de los EEUU en materia de política internacional y permitir el accionar colonial de las empresas extranjeras en la extracción de nuestras riquezas naturales (agua, gas, petróleo, litio.)

* Rechazar acuerdos en curso y otros aprobados con China, el socio comercial más importante de Argentina, sometiéndose a los dictados de EEUU en la materia.

Este es el modelo de país que propugnan, si ganan las elecciones, cualquiera de ellos con matices de envoltura, pero con igual contenido.

Pero hay otro modelo de país, favorable a las mayorías, que, frente a este peligro real, es vital difundir, y sostener en tribunas, barrios y en la vida nacional. Es hora de que las organizaciones sociales y sindicales progresistas coordinen su accionar y converjan a un espacio político propio, dentro del Frente de Todos. Hacer oír la voz de los trabajadores y trabajadoras y de sus propuestas que fueron plasmadas en el los “Manifiestos…” publicados los 1º de mayo 2021 y 2022, elaborados y aprobados con discusiones democráticas en el seno de la Corriente Federal de los Trabajadores, las CTA y la UTEP.

Es necesario difundir estas ideas y sostener un plan de gobierno que concrete las medidas que este gobierno no pudo o no supo realizar.

La ampliación del Frente de Todos, o como se llame, es fundamental para ganar las elecciones, teniendo en cuenta la experiencia habida en este gobierno, y marchar firmemente en dirección a asegurar y concretar decisiones que mejoren la vida del pueblo.

En síntesis, hay que profundizar la militancia. Es imperioso hablar con la gente en los barrios, en el trabajo, en el café y en los clubes, en los colegios y la universidad.

Las peores batallas perdidas son las que no se libran. La derecha ha logrado éxitos en generar un sentido común favorable a sus intereses. Los medios de comunicación hegemónicos vienen “taladrando” la cabeza de la gente con desinformación, falsa información y una prédica permanente contra los representantes del movimiento popular. Se ha llegado hasta el intento de asesinato de CFK.

El movimiento popular y sus representantes tienen la tarea de desmitificar ese imaginario social instalado.

Es necesario hacer oír la voz del pueblo, sacar el antifaz del verdugo y luchar para que un país diferente sea posible. El verdadero CAMBIO está dado por el programa político, económico y social que represente al pueblo y que sea principalmente impulsado, dentro del frente y de su gobierno, por las organizaciones progresistas de la clase trabajadora con un espacio político propio.

Tesis 11

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