Ajuste, autogobierno y abandono de la integración regional: Las políticas de Defensa según Macri

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Revista Tesis 11 (nº 120)

Gerardo Codina[1]

El acelerado proceso de rediseño en clave neo colonial de Argentina que impulsa el macrismo, simultáneamente en todos los planos de la vida nacional,  no podía detenerse en las puertas de los cuarteles. Aunque recorre líneas contradictorias, se afianza como línea principal una política global de subordinación a los lineamientos de las potencias anglosajonas, casualmente aquellas que contrarían los intereses nacionales.

El primer año de la gestión de Macri deja al descubierto un fuerte giro en la política de Defensa que fue construyendo nuestra democracia desde 1983. El 1º de junio publicaban esta noticia los diarios argentinos. “El presidente Mauricio Macri decidió otorgarle a las Fuerzas Armadas mayores potestades para decidir ascensos, traslados, designaciones y premios, con lo que dio marcha atrás con una política que comenzó Raúl Alfonsín, al inicio de su mandato, y que había continuado hasta la gestión de Cristina Kirchner. Al inicio del período democrático, se le quitó a los militares el manejo de una serie de definiciones en torno a su personal, que pasaron a ser manejadas por el ministro de Defensa. Pero ahora, a través del decreto 721/2016 el presidente Mauricio Macri modificó ayer el N° 436 del 31 de enero de 1984 que establecía: una delegación de “facultades en el titular del Ministerio de Defensa” con respecto al manejo de las fuerzas. De esta manera, las Fuerzas Armadas vuelven a tener atribuciones para decidir ascensos, traslados, designaciones, premios, incorporación de retirados como docentes en los espacios de formación, entre otras cuestiones, que habían sido pasadas a control político desde 1984.”[2]

No sólo se trata de cuestiones relativas a ascensos de oficiales. El giro abarca también los vínculos con la potencia ocupante de una porción de nuestro territorio. Se formalizó el 13 de setiembre pasado con la firma de una declaración bilateral en ocasión de la visita del vice canciller británico a nuestro país. En ella la ministra de Relaciones Exteriores Malcorra, entre otros muchos temas relativos a la cooperación bilateral, orientada a “incrementar significativamente el comercio” entre ambos países, incluyó la cuestión Malvinas retomando la postura menemista en el tema y se comprometió a “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos”,  eufemismo elegido para referirse a las trabas legales que nuestro país puso para impedir la explotación ilegal, por parte de una potencia ocupante, de los recursos que son argentinos.[3] En una primera instancia, luego rápidamente borrada de los registros públicos, la intentona acuerdista incluía “maniobras conjuntas” con las fuerzas británicas acantonadas en Malvinas, un despropósito destinado a blanquear la presencia militar ilegítima de los ingleses en el Atlántico sur.

Como otra señal política, dirigida a toda la sociedad, volvieron los desfiles militares en ocasión de las fiestas patrias. El bicentenario de la Declaración de Tucumán, además de mostrar al Presidente junto al ex monarca español y preocupado por las “angustias” de los patriotas a la hora de declarar nuestra independencia, nos trajo a un muerto viviente. Aldo Rico desfiló en Buenos Aires, vestido con ropa de fajina y montado en un vehículo militar, mientras el ministro de Defensa de la Nación se hacía el distraído.

Señalemos por último, en esta rápida enumeración, que se desechó el acuerdo preestablecido con Brasil para reequipar la Fuerza Aérea con aviones de última generación producidos en ese país con licencia sueca (volveremos a este punto más adelante), según lo establecido el año pasado por ambos gobiernos. Los aviones de combate que deben llenar el hueco dejado por el retiro de los Mirage ya no serán los suecos que se puedan producir de manera conjunta con Brasil. La última noticia es un desarrollo surcoreano en base a una licencia norteamericana. Se trataría del KAI T-50 que Korean Aerospace Industries desarrolló en colaboración con la estadounidense Lockheed Martin. Sin embargo su adquisición no figura en el presupuesto 2017[4].

Mientras tanto llega el reemplazo de los Mirage vetustos y para asegurar las horas de vuelo necesarias para los pilotos militares, el macrismo avanzó en la adquisición de avionetas italianas montadas en Mendoza[5]. Son tiempos de ajuste y aunque se proclama un programa de reequipamiento para las fuerzas armadas[6], por el otro lado las prioridades para los conservadores en el poder pasan más por el control del narcotráfico en la frontera norte[7] y para eso por ahora son útiles estas “aeronaves deportivas livianas”, como se definen técnicamente.

El cálculo de gastos para el próximo año, sí se incluye la adquisición de 12 Texan T-6, un avión inicialmente diseñado en la década del 30 y todavía usados para entrenamiento de pilotos militares en Estados Unidos y en los países del Commonwealth inglés. Según el portal infodefensa.com estos aviones reemplazarían a los brasileños EMB-312 Tucano en servicio e indicarían el final del proyectado intento de potenciar al IA-63 Pampa, desarrollado por nuestra industria en Córdoba.

La selección de proveedores, la prioridad de lo extranjero (en especial norteamericano o inglés) sobre lo nacional o regional, el equipamiento más apto para operaciones policiales de frontera que para combates contra potencias ocupantes, además de la apuesta a un nuevo autogobierno de las fuerza armadas, describen en profundidad el giro copernicano dado en apenas un año a la política de defensa por el nuevo orden conservador en Argentina.

1. El proceso de construir una política de defensa democrática

En los 33 años de vigencia de la democracia recuperada, la agenda de defensa del poder político se limitó en gran medida a asegurar la subordinación de las fuerzas armadas a las autoridades electas por la ciudadanía y a expurgar los fantasmas del terrorismo de estado. Con mayor o menor convicción según las épocas, la política de memoria, verdad y justicia y la hoja de ruta promovida por los movimientos de derechos humanos, marcaron la relación de la sociedad civil y las instituciones democráticas con los militares argentinos.

Otras dos poderosas razones recortaron el otrora significativo peso de las instituciones castrenses en la vida nacional. El abandono de las concepciones de “enemigo interno” y de “fronteras ideológicas”, en el marco de la recuperación democrática y de un proceso inédito de integración regional y las profundas marcas producidas en la sociedad y en las fuerzas armadas por el genocidio y por la derrota en Malvinas[8], generaron las condiciones estructurales para que la cuestión militar casi cayera en el olvido.

La derrota tuvo un precio impuesto por los vencedores y el poder aeronaval del país fue drásticamente reducido, hasta el punto que la obsolescencia de los equipos disponibles hizo imposible ninguna aventura como la impuesta por el generalato procesista a nuestro país en 1982. La política internacional se convirtió no sólo en la vía regia sino la única, para procurar el logro de la solución del conflicto de Malvinas y el acompañamiento regional potenció la voz nacional en todos los foros mundiales.

El menemismo sumó acciones. Por un lado, la derrota militar de los alzamientos carapintadas y por el otro, el desmantelamiento de la industria estatal de la defensa. A eso se le agregó el ahogo económico de unas fuerzas armadas, desprovistas para cualquier actividad operacional aunque sea de entrenamiento.

Simultáneamente, la región se consolidó como una zona de paz, en paralelo con el afianzamiento de los procesos democráticos convergentes en nuestros países y el fortalecimiento de la integración económica. Sin hipótesis de conflicto plausible a la vista en el vecindario, la necesidad de robustecer la capacidad de defensa nacional quedó por mucho tiempo lejos de las prioridades gubernamentales.

Quedaba sin embargo vigente la amenaza potencial para los intereses nacionales de las eventuales agresiones imperiales, reeditadas con las invasiones de Grenada (1983) y Panamá (1989), el regreso de la Cuarta Flota de la Marina norteamericana en 2008 y la red de 36 bases militares norteamericanas en América Central, el Caribe y Sudamérica[9], especialmente en Colombia y la base británica en nuestras Malvinas, reforzada con el pretexto de contener una improbable nueva acción militar argentina.

La llamada “guerra contra el terrorismo”, colocó en el mapa de las posibles prioridades tácticas yanquis nuestra zona de la Triple Frontera, señalada como espacio de actuación de las comunidades islámicas fundamentalistas que desde el atentado en Nueva York son el nuevo demonio de la política exterior norteamericana y que por su ubicación permite controlar el acceso a una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, el Acuífero Guaraní.

A medida que el país se fue recuperando de la enorme crisis del 2001 y dentro de una estrategia colectiva de afianzar grados mayores de autonomía regional frente a los poderes fácticos globales, nuestro país comenzó a trazar líneas de política de defensa que implicaron iniciativas conjuntas con nuestros vecinos en funciones de objetivos compartidos de defensa.

Por caso, Argentina y Chile formaron en 2005 la Fuerza de Paz Binacional «Cruz del Sur», que es una fuerza de paz conjunta y combinada, conformada por militares de ArgentinaChile, diseñada para ser puesta a disposición de la Organización de Naciones Unidas con el propósito de ser empleada en operaciones de mantenimiento de la paz. Integrada por unos 1400 hombres de las tres armas, comenzó sus actividades en 2008[10].

Antes, los ejércitos de Argentina y Brasil habían puesto en marcha en 2004 el proyecto de producir el Gaucho, vehículo liviano de empleo general y aerotrasportable, integrado por componentes producidos en un 85% en la región, cuyo ensamblado se inició en 2006 en las instalaciones del Batallón de Arsenales 601 de Boulogne, provincia de Buenos Aires. Diez años más tarde, el proyecto no pasó la etapa de los prototipos y finalmente fue abandonado.

También con Brasil se procuró la cooperación en materia de industria aeronáutica, crucial para la defensa. El diario La Nación publicaba en 2014 la noticia de la presentación de un avión de trasporte militar fabricado por la brasileña Embraer con participación de componentes construidos en nuestra Fadea[11].

Más allá de los logros concretos que eventualmente derivaron de esa política, resaltan los intentos de cooperación con antiguos adversarios que protagonizaron casi todas las hipótesis previas de conflicto. Dentro de esa nueva lógica de construcción de capacidades autónomas regionales que imperó en los primeros años del nuevo siglo en nuestra región, gracias a la sumatoria de gobiernos populares en las principales naciones del área, la UNASUR conformó en 2008 a instancias de Venezuela y Brasil, el Consejo de Defensa Suramericano, integrado por los 12 países del subcontinente, para articular los lineamientos estratégicos de defensa ante hipotéticos conflictos que afectaran a la región.

Como culminación de ese proceso y ante la necesidad de renovar nuestra Fuerza Aérea por la pérdida de la capacidad operacional de los aviones disponibles, en 2015 Argentina había dado un paso destacado. En abril la prensa internacional daba la noticia de que nuestro país había alcanzado un acuerdo con Brasil por la provisión de “un total de 24 aviones de combate del modelo sueco Gripen NG, fabricados en Brasil, por un valor estimado de 5.400 millones de dólares.”[12] Ese acuerdo se sustentado en el alcanzado previamente por el país hermano con el proveedor, por el que se aseguraba la transferencia de la tecnología requerida para producir el caza íntegramente en territorio sudamericano.

Era la continuidad de una política de desarrollo conjunto de una industria aeronáutica que aprovechase las mejores capacidades adquiridas por Brasil y permitiera la autonomía en la provisión de repuestos y componentes en caso de conflicto, como ya se padeciera en ocasión de la guerra de Malvinas.

2. La política de defensa y el futuro del proyecto nacional

Hace tiempo que los sectores más avanzados de nuestro pueblo entendieron el estrecho lazo que une la cuestión social con la nacional en un país sometido al imperio de los conglomerados extranjeros como el nuestro. Eso mismo convierte a política de defensa en parte sustantiva de cualquier proyecto emancipatorio serio, máxime cuando una de las principales potencias militares del mundo ocupa ilegalmente una porción de nuestro territorio y amenaza nuestra soberanía sobre la plataforma continental austral y sobre los territorios antárticos.

La generación de capacidades autónomas de defensa debe sustentarse en una estrategia de cooperación multilateral, donde son socios privilegiados los países sudamericanos y que se acompaña naturalmente con el desarrollo de una industria nacional y el desarrollo del propio sistema científico técnico. Nuestro país pudo acumular a lo largo de décadas y pese a todos los sabotajes internos y externos, capacidades sensibles en áreas clave como quedó en evidencia con el proyecto ARSAT, llevado adelante exitosamente.

La política macrista se dirige intencionalmente a hundir esas potencialidades, para encadenar a nuestro país a la lógica de la subordinación incondicional al imperio, disfrazado todo con el viejo cuento de la buena pipa de las enormes ventajas que nos esperan abriéndonos al mundo, a las inversiones extranjeras y al libre comercio.

Macri, después de todo, atrasa. Llega tarde a una realidad mundial que sigue cambiando. La expertise adquirida como presidente de Boca no le alcanza para comprender la nueva realidad internacional de la que poco conoce, además de haber jugado al golf con Donald Trump. Pero no es un dato de fortaleza política afirmar las propias expectativas en el fracaso de los planes del adversario.

[1] Integrante del consejo editorial de Tesis 11.

2 http://www.politicargentina.com/notas/201606/14370-macri-derogo-un-decreto-de-alfonsin-que-restringia-las-facultades-de-las-fuerzas-armadas.html

3 Ver al respecto: https://www.tesis11.org.ar/nuevo-orden-conservador-el-mundo-de-macri/#more-9579

4 http://www.lanacion.com.ar/1955600-lanzan-un-ambicioso-plan-para-reequipar-a-las-fuerzas-armadas

5 http://jornadaonline.com/Notas%20Entorno/164814-La-Fuerza-A%C3%A9rea-ya-entrena-con-aviones-de-una-f%C3%A1brica-mendocina

6 http://diariohoy.net/politica/macri-destinara-4500-millones-para-reequipar-las-fuerzas-armadas-82280

7 http://www.lanacion.com.ar/1956065-al-menos-una-avioneta-por-dia-invade-el-cielo-argentino-desde-bolivia-con-cargas-de-cocaina

8 Uno de los corolarios del conflicto fue el certificado de defunción del Tratado Interamericano de Defensa Recíproca (TIAR), invocado inútilmente por nuestro país para requerir de Norteamérica que, al menos, no asistiera a su socio privilegiado mientras nos agredía. Nada de eso sucedió.

9 http://www.nodal.am/2016/10/america-latina-una-region-de-paz/

10 http://web.archive.org/web/20090831104229/http://www.armada.cl/p4_armada/site/artic/20080404/pags/20080404145301.html Inauguración de fuerza conjunta binacional “Cruz del Sur”. 04/04/2008

11 http://www.lanacion.com.ar/1737418-brasil-presenta-su-avion-mas-grande-con-la-argentina-como-socio-constructor

12 https://mundo.sputniknews.com/industriamilitar/201504091036239734-brasil-argentina-cazas-gripen/

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