Horacio Ramos*
Fue en Sarandí, su barrio de Avellaneda, al cumplirse 50 años de su asesinato cometido por
los esbirros de la “Triple A”, -el 4 de octubre- oscuro segmento del terrorismo de estado. Allí
estuvimos, no sólo su familia, sino el latido tumultuoso de sus compañeros de la Federación
Juvenil Comunista, estudiantes de la U.T.N donde fuera recordada dirigente, y núcleos
vecinales que recordaban su ternura solidaria, un estilo permanente de su vida. Fue una tarde
cálida, de claro rasgo humanista, pero de firmes convicciones para seguir exigiendo justicia y
cárcel para sus asesinos. Para cerrar este rescate que intenta preservar su memoria y su
ejemplo de lucha, permitan que concluya este recuerdo de mi inolvidable amiga, con un
fragmento de mi “Elegía para Graciela Pane”.
Era el tiempo en que los barbaros
mancillaban las rosas del suburbio
y escupían sus odios en la Plaza,
sobre una ronda de palomas desveladas.
Cuando huyeron,
evitando el humo del incienso
y el porfiado silbido de los látigos,
atrapamos el sol,
les pusimos chiquilines a los parques
y barriletes de todos los colores,
invadieron el aire con tu nombre.
Desde entonces,
en el barrio se extraña el rumor de tus alas,
el olor a inocencia dibujado en tus ojos,
y esa risa heredada de un ángel despeinado.
Pese a todo,
volverás con tu canto a entibiar la esperanza.
Y ha de ser con la aurora en un día de octubre.
Es el mes de los pájaros.
*Horacio Ramos, Escritor, poeta, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11
