PRESENTE Y PERSPECTIVAS PARA EL INTI. NUESTRO PUNTO DE VISTA

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PRESENTE Y PERSPECTIVAS PARA EL INTI. NUESTRO PUNTO DE VISTA

El último período de la vida nacional permitió observar una saludable recuperación de la actividad industrial, a partir de una fuerte iniciativa estatal, sobre todo en relación a la promoción del mercado interno y en el intento manifiesto de aportar valor agregado a las exportaciones. Por otra parte, la apuesta estatal sobre el sector científico–tecnológico se ha convertido en un eje programático, a sabiendas del papel crucial que debe jugar este sector en la búsqueda de dicho valor agregado y en la innovación productiva.

La combinación de dichas orientaciones debería haber posicionado al INTI en un lugar central de las políticas del Estado Nacional. Sin embargo, lejos de estar ubicada a la altura de estos desafíos históricos, la institución llega al final del 2015 sumida en una preocupante crisis de indefinición y parálisis operativas, y en un profundo estado de insatisfacción por parte del personal.

Como su nombre sugiere y su trayectoria avala, son objetivos centrales del Instituto satisfacer las necesidades tecnológicas de la industria y promover la innovación, apuntando a un desarrollo que posibilite la sustitución de importaciones y el aumento de exportaciones de alto valor agregado, promoviendo una evolución de la matriz productiva nacional, decisiva para resolver los recurrentes problemas macroeconómicos que derivan de una comercialización basada en materias primas.

Es la institución nacional que se encuentra en las mejores condiciones para hacerlo: el INTI no necesita poner en práctica políticas que insuman tiempo y esfuerzo para lograr su inserción en el medio productivo, ya que ha cimentado una relación profunda con la industria nacional, construida a lo largo de muchos años. Cuenta con una presencia extendida en el territorio y abarcadora de las más diversas ramas industriales y tipos de industrias. Asiste tecnológicamente a las más variadas reparticiones del Estado, fortaleciendo además las economías sociales y regionales. Incluye una variada gama de servicios tecnológicos, desde el ensayo hasta el desarrollo de tecnología de punta. Mantiene un diálogo constante con los industriales, que le permite detectar sus necesidades. Promueve la investigación, desarrollo e innovación en cada área a través de núcleos I+D conectados fuertemente al medio productivo y a instituciones referentes del espectro científico – técnico nacional e internacional, y así se prepara para sustituir las importaciones del futuro como camino al desarrollo, parafraseando al Dr. Aldo Ferrer. Cumple un rol fundamental en políticas atinentes a la Seguridad Pública, como la homologación de autopartes de seguridad y la metrología legal, por nombrar solo algunas.

Desde su creación la institución se conformó para cumplir ese rol: se definió que el INTI fuera un organismo DESCENTRALIZADO, destinado a realizar investigaciones y estudios con el fin de mejorar técnicas de producción y desarrollar el uso de materiales de origen local.

Se propició la formación de CENTROS DE INVESTIGACION, a fin de mantener una estrecha vinculación con la industria y con el resto del Estado, cultivando a la vez una relación constante con Universidades y organismos públicos y privados de investigación para interactuar en beneficio del desarrollo industrial.

Se definió que El INTI estaría dirigido por un CONSEJO DIRECTIVO conformado por un Presidente y ocho vocales designados a propuesta de diferentes instituciones, con amplias atribuciones para dirigir,

administrar, elaborar presupuestos, designar personal técnico, otorgar becas y designar una Comisión Asesora proveniente de entidades científicas y tecnológicas, entre otras funciones.

El financiamiento del INTI estaría constituido por los aportes del Presupuesto Nacional, la facturación y aportes del sector privado y, en aquel momento, un impuesto específico tal como tiene aún hoy el INTA.

Actualmente observamos con preocupación una conducción carente de rumbo, sin una clara inserción en el sistema científico y tecnológico y de las necesidades de la industria nacional, más allá de los esfuerzos personales o grupales.

Por otro lado un poder discrecional y centralizado del uso de recursos que son desconocidos por el conjunto, con planes de trabajo que son simplemente papeles sin ningún correlato en la distribución presupuestaria, con burocracia y trabas administrativas impropias de cualquier institución tecnológica, que impide el normal funcionamiento de los Centros de Investigación; Centros que, por otra parte, han perdido toda autonomía en el uso de recursos y desarrollo de proyectos.

Debemos sumar a ello el deterioro de las relaciones con usuarios industriales y no industriales, motivado por la falta de respuesta del Instituto en tiempos razonables. En muchos casos, los usuarios sólo se acercan para solicitar los servicios de carácter obligatorio, echando por tierra el tiempo y esfuerzo invertido a lo largo de muchos años para atraerlos, con el riesgo de que el INTI pierda el sentido de su existencia para transformarse simplemente en una oficina burocrática.

Cabe mencionar la falta de vocación por incorporar tecnólogos, que conduce a una relación exacerbada entre personal de apoyo y personal tecnológico. A esta errática política de recursos humanos se le ha sumado la incompetencia para producir pases a planta permanente de personal con sobradas condiciones de antigüedad y técnicas para merecerlo y distorsiones en la distribución de adicionales que han conducido a la desmotivación del personal, problemas en las relaciones interpersonales y divisiones de todo tipo que será necesario y dificultoso recomponer.

Sin pretender realizar aquí un diagnóstico exhaustivo de las causas externas e internas, queremos alertar sobre la preocupante situación en la que se encuentra el INTI y, ante el próximo cambio de Gobierno, alertar y ponernos a disposición para lograr un cambio cualitativo que reinstale al Instituto como referente tecnológico de la industria nacional, analizando juntos propuestas que promuevan una mayor eficiencia en la gestión con objetivos claros y participando activamente en la formulación de políticas públicas de C y T y de desarrollo industrial.

Como siempre se pregona, son las personas las que llevan adelante la tarea. La política de recursos humanos deber estar al servicio de la consecución de los objetivos fijados. Los mecanismos que rijan la carrera laboral deben ser claros, aplicables a toda la institución, evaluables, comprendidos y compartidos. Una institución cuyo centro es la tecnología, que se basa en la aplicación de procedimientos y métodos precisos, necesariamente debe aplicar criterios y métodos precisos y objetivos en su política de personal sin caer en una grave contradicción.

Debemos asumirnos como referentes tecnológicos de la industria nacional como organismo descentralizado, con una clara interacción con el Sistema Científico y Tecnológico Nacional. Contar con un Consejo Directivo y una Comisión Asesora representativos que establezcan planes estratégicos acordes con las políticas públicas es una condición necesaria para darle institucionalidad y no depender de personalismos. La autarquía administrativa y financiera es un denominador común de todos los organismos tecnológicos del mundo. El CONICET, el INTA y otros organismos de CyT han conservado un tipo de estructura que el INTI ha perdido.

Los sectores técnicos, los centros de I+D del INTI, debieran ser reconocidos como su área sustantiva. Los procedimientos administrativos deben ser ágiles y flexibles, minimizando la burocracia de modo de facilitar la adquisición de los insumos operativos necesarios para el cumplimiento de los servicios.

Sin perder su función de reconocida referencia en la realización de servicios por demanda, debieran profundizarse las estrategias relacionadas con la innovación, el desarrollo tecnológico, la asistencia técnica, la capacitación y el involucramiento en los procesos productivos industriales. Ello implica una explícita promoción al desarrollo del personal profesional y técnico. Los Centros Tecnológicos han sido y debieran seguir siendo el fundamento del accionar del Instituto. Con los controles necesarios, una vez aprobados los planes de trabajo y distribuidos los presupuestos, los Centros debieran contar con la mayor autarquía posible para ejercer la gestión operativa. La estructura de gestión administrativa del INTI debe estar al servicio de quienes son ejecutores de las políticas tecnológicas.

Continuar con el plausible proceso de federalización debiera implicar una participación efectiva del Sistema CyT Nacional y Provinciales con fuerte articulación entre Centros Tecnológicos sectoriales y regionales.

Los directores de centro, coordinadores de Unidades Técnicas, y direcciones intermedias del instituto en general, manifestamos nuestra profunda preocupación. No podemos permanecer inactivos ante la inadmisible existente brecha entre el instituto que deseamos y que la industria y la sociedad necesita, y el que cotidianamente padecemos. Es necesario y urgente empezar a diseñar una recomposición del INTI para ponerlo a la altura del rol que debe jugar. Y creemos que tenemos una cuota de responsabilidad en este proceso.

En tal sentido y en síntesis, entendemos que los siguientes principios deben ser atendidos:

• Autoridades designadas por medio de mecanismos claros, con la capacidad de liderazgo para actuar en consecuencia.  • Orientación alineada con las políticas industrial y tecnológica del país. El INTI debe jugar un papel clave en ellas. • Participación del personal del INTI en la definición de las orientaciones estratégicas del Instituto y en el diseño fino de las líneas de trabajo. Comunicación efectiva entre los diferentes niveles de la institución. • Pautas claras para la aprobación de los presupuestos de las diferentes áreas. • Profunda descentralización administrativa, como medio necesario para desburocratizar el INTI y dotarlo de agilidad en el desarrollo de las tareas. El funcionamiento de los sectores de apoyo debe estar supeditado al cumplimiento de los objetivos tecnológicos del instituto, y no al revés.

• Política coherente de recursos humanos, que contribuya a una carrera laboral atractiva, con  igual remuneración por igual tarea, y revalorice la cultura del trabajo, asegurando más posibilidades de ascenso laboral y remunerativo a quienes más y mejor se involucren con sus tareas. • Jerarquización del trabajo del INTI. Recuperar el orgullo de ser miembros de esta institución.

Lo ocurrido en los últimos tres años no puede volver a ocurrir. Quienes suscribimos esta nota concebimos al INTI como nuestro lugar de pertenencia, nuestro “hogar” desde el punto de vista profesional. Llevamos 10, 20, 30 años en esta institución. La mayoría de nosotros pensamos jubilarnos en ella. A su vez, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de dirigir grupos de trabajo integrados por mujeres y hombres que merecen un horizonte laboral y profesional mejor que el que hoy podemos ofrecerles. Y estamos dispuestos a colaborar, aportando todo nuestro esfuerzo, nuestros conocimientos, y nuestra experiencia en ayudar a construir un proyecto superador para nuestro INTI.  Pretendemos consolidar canales de opinión sobre política tecnológico-industrial, donde sea posible discutir estos temas y hacer escuchar nuestras voces a quien le toque presidir el instituto. No podemos seguir aceptando pasivamente la situación descripta.

Directores / Coordinadores  de Centros y Direcciones Intermedias del INTI

El último período de la vida nacional permitió observar una saludable recuperación de la actividad industrial, a partir de una fuerte iniciativa estatal, sobre todo en relación a la promoción del mercado interno y en el intento manifiesto de aportar valor agregado a las exportaciones. Por otra parte, la apuesta estatal sobre el sector científico–tecnológico se ha convertido en un eje programático, a sabiendas del papel crucial que debe jugar este sector en la búsqueda de dicho valor agregado y en la innovación productiva.
La combinación de dichas orientaciones debería haber posicionado al INTI en un lugar central de las políticas del Estado Nacional. Sin embargo, lejos de estar ubicada a la altura de estos desafíos históricos, la institución llega al final del 2015 sumida en una preocupante crisis de indefinición y parálisis operativas, y en un profundo estado de insatisfacción por parte del personal.
Como su nombre sugiere y su trayectoria avala, son objetivos centrales del Instituto satisfacer las necesidades tecnológicas de la industria y promover la innovación, apuntando a un desarrollo que posibilite la sustitución de importaciones y el aumento de exportaciones de alto valor agregado, promoviendo una evolución de la matriz productiva nacional, decisiva para resolver los recurrentes problemas macroeconómicos que derivan de una comercialización basada en materias primas.
Es la institución nacional que se encuentra en las mejores condiciones para hacerlo: el INTI no necesita poner en práctica políticas que insuman tiempo y esfuerzo para lograr su inserción en el medio productivo, ya que ha cimentado una relación profunda con la industria nacional, construida a lo largo de muchos años. Cuenta con una presencia extendida en el territorio y abarcadora de las más diversas ramas industriales y tipos de industrias. Asiste tecnológicamente a las más variadas reparticiones del Estado, fortaleciendo además las economías sociales y regionales. Incluye una variada gama de servicios tecnológicos, desde el ensayo hasta el desarrollo de tecnología de punta. Mantiene un diálogo constante con los industriales, que le permite detectar sus necesidades. Promueve la investigación, desarrollo e innovación en cada área a través de núcleos I+D conectados fuertemente al medio productivo y a instituciones referentes del espectro científico – técnico nacional e internacional, y así se prepara para sustituir las importaciones del futuro como camino al desarrollo, parafraseando al Dr. Aldo Ferrer. Cumple un rol fundamental en políticas atinentes a la Seguridad Pública, como la homologación de autopartes de seguridad y la metrología legal, por nombrar solo algunas.
Desde su creación la institución se conformó para cumplir ese rol: se definió que el INTI fuera un organismo DESCENTRALIZADO, destinado a realizar investigaciones y estudios con el fin de mejorar técnicas de producción y desarrollar el uso de materiales de origen local.
Se propició la formación de CENTROS DE INVESTIGACION, a fin de mantener una estrecha vinculación con la industria y con el resto del Estado, cultivando a la vez una relación constante con Universidades y organismos públicos y privados de investigación para interactuar en beneficio del desarrollo industrial.
Se definió que El INTI estaría dirigido por un CONSEJO DIRECTIVO conformado por un Presidente y ocho vocales designados a propuesta de diferentes instituciones, con amplias atribuciones para dirigir,
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administrar, elaborar presupuestos, designar personal técnico, otorgar becas y designar una Comisión Asesora proveniente de entidades científicas y tecnológicas, entre otras funciones.
El financiamiento del INTI estaría constituido por los aportes del Presupuesto Nacional, la facturación y aportes del sector privado y, en aquel momento, un impuesto específico tal como tiene aún hoy el INTA.
Actualmente observamos con preocupación una conducción carente de rumbo, sin una clara inserción en el sistema científico y tecnológico y de las necesidades de la industria nacional, más allá de los esfuerzos personales o grupales.
Por otro lado un poder discrecional y centralizado del uso de recursos que son desconocidos por el conjunto, con planes de trabajo que son simplemente papeles sin ningún correlato en la distribución presupuestaria, con burocracia y trabas administrativas impropias de cualquier institución tecnológica, que impide el normal funcionamiento de los Centros de Investigación; Centros que, por otra parte, han perdido toda autonomía en el uso de recursos y desarrollo de proyectos.
Debemos sumar a ello el deterioro de las relaciones con usuarios industriales y no industriales, motivado por la falta de respuesta del Instituto en tiempos razonables. En muchos casos, los usuarios sólo se acercan para solicitar los servicios de carácter obligatorio, echando por tierra el tiempo y esfuerzo invertido a lo largo de muchos años para atraerlos, con el riesgo de que el INTI pierda el sentido de su existencia para transformarse simplemente en una oficina burocrática.
Cabe mencionar la falta de vocación por incorporar tecnólogos, que conduce a una relación exacerbada entre personal de apoyo y personal tecnológico. A esta errática política de recursos humanos se le ha sumado la incompetencia para producir pases a planta permanente de personal con sobradas condiciones de antigüedad y técnicas para merecerlo y distorsiones en la distribución de adicionales que han conducido a la desmotivación del personal, problemas en las relaciones interpersonales y divisiones de todo tipo que será necesario y dificultoso recomponer.
Sin pretender realizar aquí un diagnóstico exhaustivo de las causas externas e internas, queremos alertar sobre la preocupante situación en la que se encuentra el INTI y, ante el próximo cambio de Gobierno, alertar y ponernos a disposición para lograr un cambio cualitativo que reinstale al Instituto como referente tecnológico de la industria nacional, analizando juntos propuestas que promuevan una mayor eficiencia en la gestión con objetivos claros y participando activamente en la formulación de políticas públicas de C y T y de desarrollo industrial.
Como siempre se pregona, son las personas las que llevan adelante la tarea. La política de recursos humanos deber estar al servicio de la consecución de los objetivos fijados. Los mecanismos que rijan la carrera laboral deben ser claros, aplicables a toda la institución, evaluables, comprendidos y compartidos. Una institución cuyo centro es la tecnología, que se basa en la aplicación de procedimientos y métodos precisos, necesariamente debe aplicar criterios y métodos precisos y objetivos en su política de personal sin caer en una grave contradicción.
Debemos asumirnos como referentes tecnológicos de la industria nacional como organismo
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descentralizado, con una clara interacción con el Sistema Científico y Tecnológico Nacional. Contar con un Consejo Directivo y una Comisión Asesora representativos que establezcan planes estratégicos acordes con las políticas públicas es una condición necesaria para darle institucionalidad y no depender de personalismos. La autarquía administrativa y financiera es un denominador común de todos los organismos tecnológicos del mundo. El CONICET, el INTA y otros organismos de CyT han conservado un tipo de estructura que el INTI ha perdido.
Los sectores técnicos, los centros de I+D del INTI, debieran ser reconocidos como su área sustantiva. Los procedimientos administrativos deben ser ágiles y flexibles, minimizando la burocracia de modo de facilitar la adquisición de los insumos operativos necesarios para el cumplimiento de los servicios.
Sin perder su función de reconocida referencia en la realización de servicios por demanda, debieran profundizarse las estrategias relacionadas con la innovación, el desarrollo tecnológico, la asistencia técnica, la capacitación y el involucramiento en los procesos productivos industriales. Ello implica una explícita promoción al desarrollo del personal profesional y técnico. Los Centros Tecnológicos han sido y debieran seguir siendo el fundamento del accionar del Instituto. Con los controles necesarios, una vez aprobados los planes de trabajo y distribuidos los presupuestos, los Centros debieran contar con la mayor autarquía posible para ejercer la gestión operativa. La estructura de gestión administrativa del INTI debe estar al servicio de quienes son ejecutores de las políticas tecnológicas.
Continuar con el plausible proceso de federalización debiera implicar una participación efectiva del Sistema CyT Nacional y Provinciales con fuerte articulación entre Centros Tecnológicos sectoriales y regionales.
Los directores de centro, coordinadores de Unidades Técnicas, y direcciones intermedias del instituto en general, manifestamos nuestra profunda preocupación. No podemos permanecer inactivos ante la inadmisible existente brecha entre el instituto que deseamos y que la industria y la sociedad necesita, y el que cotidianamente padecemos. Es necesario y urgente empezar a diseñar una recomposición del INTI para ponerlo a la altura del rol que debe jugar. Y creemos que tenemos una cuota de responsabilidad en este proceso.
En tal sentido y en síntesis, entendemos que los siguientes principios deben ser atendidos:
• Autoridades designadas por medio de mecanismos claros, con la capacidad de liderazgo para actuar en consecuencia.  • Orientación alineada con las políticas industrial y tecnológica del país. El INTI debe jugar un papel clave en ellas. • Participación del personal del INTI en la definición de las orientaciones estratégicas del Instituto y en el diseño fino de las líneas de trabajo. Comunicación efectiva entre los diferentes niveles de la institución. • Pautas claras para la aprobación de los presupuestos de las diferentes áreas. • Profunda descentralización administrativa, como medio necesario para desburocratizar el INTI y dotarlo de agilidad en el desarrollo de las tareas. El funcionamiento de los sectores de apoyo debe estar supeditado al cumplimiento de los objetivos tecnológicos del instituto, y no al revés.
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• Política coherente de recursos humanos, que contribuya a una carrera laboral atractiva, con  igual remuneración por igual tarea, y revalorice la cultura del trabajo, asegurando más posibilidades de ascenso laboral y remunerativo a quienes más y mejor se involucren con sus tareas. • Jerarquización del trabajo del INTI. Recuperar el orgullo de ser miembros de esta institución.
Lo ocurrido en los últimos tres años no puede volver a ocurrir. Quienes suscribimos esta nota concebimos al INTI como nuestro lugar de pertenencia, nuestro “hogar” desde el punto de vista profesional. Llevamos 10, 20, 30 años en esta institución. La mayoría de nosotros pensamos jubilarnos en ella. A su vez, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de dirigir grupos de trabajo integrados por mujeres y hombres que merecen un horizonte laboral y profesional mejor que el que hoy podemos ofrecerles. Y estamos dispuestos a colaborar, aportando todo nuestro esfuerzo, nuestros conocimientos, y nuestra experiencia en ayudar a construir un proyecto superador para nuestro INTI.  Pretendemos consolidar canales de opinión sobre política tecnológico-industrial, donde sea posible discutir estos temas y hacer escuchar nuestras voces a quien le toque presidir el instituto. No podemos seguir aceptando pasivamente la situación descripta.
Directores / Coordinadores
PRESENTE Y PERSPECTIVAS PARA EL INTI. NUESTRO PUNTO DE VISTA
El último período de la vida nacional permitió observar una saludable recuperación de la actividad industrial, a partir de una fuerte iniciativa estatal, sobre todo en relación a la promoción del mercado interno y en el intento manifiesto de aportar valor agregado a las exportaciones. Por otra parte, la apuesta estatal sobre el sector científico–tecnológico se ha convertido en un eje programático, a sabiendas del papel crucial que debe jugar este sector en la búsqueda de dicho valor agregado y en la innovación productiva.
La combinación de dichas orientaciones debería haber posicionado al INTI en un lugar central de las políticas del Estado Nacional. Sin embargo, lejos de estar ubicada a la altura de estos desafíos históricos, la institución llega al final del 2015 sumida en una preocupante crisis de indefinición y parálisis operativas, y en un profundo estado de insatisfacción por parte del personal.
Como su nombre sugiere y su trayectoria avala, son objetivos centrales del Instituto satisfacer las necesidades tecnológicas de la industria y promover la innovación, apuntando a un desarrollo que posibilite la sustitución de importaciones y el aumento de exportaciones de alto valor agregado, promoviendo una evolución de la matriz productiva nacional, decisiva para resolver los recurrentes problemas macroeconómicos que derivan de una comercialización basada en materias primas.
Es la institución nacional que se encuentra en las mejores condiciones para hacerlo: el INTI no necesita poner en práctica políticas que insuman tiempo y esfuerzo para lograr su inserción en el medio productivo, ya que ha cimentado una relación profunda con la industria nacional, construida a lo largo de muchos años. Cuenta con una presencia extendida en el territorio y abarcadora de las más diversas ramas industriales y tipos de industrias. Asiste tecnológicamente a las más variadas reparticiones del Estado, fortaleciendo además las economías sociales y regionales. Incluye una variada gama de servicios tecnológicos, desde el ensayo hasta el desarrollo de tecnología de punta. Mantiene un diálogo constante con los industriales, que le permite detectar sus necesidades. Promueve la investigación, desarrollo e innovación en cada área a través de núcleos I+D conectados fuertemente al medio productivo y a instituciones referentes del espectro científico – técnico nacional e internacional, y así se prepara para sustituir las importaciones del futuro como camino al desarrollo, parafraseando al Dr. Aldo Ferrer. Cumple un rol fundamental en políticas atinentes a la Seguridad Pública, como la homologación de autopartes de seguridad y la metrología legal, por nombrar solo algunas.
Desde su creación la institución se conformó para cumplir ese rol: se definió que el INTI fuera un organismo DESCENTRALIZADO, destinado a realizar investigaciones y estudios con el fin de mejorar técnicas de producción y desarrollar el uso de materiales de origen local.
Se propició la formación de CENTROS DE INVESTIGACION, a fin de mantener una estrecha vinculación con la industria y con el resto del Estado, cultivando a la vez una relación constante con Universidades y organismos públicos y privados de investigación para interactuar en beneficio del desarrollo industrial.
Se definió que El INTI estaría dirigido por un CONSEJO DIRECTIVO conformado por un Presidente y ocho vocales designados a propuesta de diferentes instituciones, con amplias atribuciones para dirigir,
2
administrar, elaborar presupuestos, designar personal técnico, otorgar becas y designar una Comisión Asesora proveniente de entidades científicas y tecnológicas, entre otras funciones.
El financiamiento del INTI estaría constituido por los aportes del Presupuesto Nacional, la facturación y aportes del sector privado y, en aquel momento, un impuesto específico tal como tiene aún hoy el INTA.
Actualmente observamos con preocupación una conducción carente de rumbo, sin una clara inserción en el sistema científico y tecnológico y de las necesidades de la industria nacional, más allá de los esfuerzos personales o grupales.
Por otro lado un poder discrecional y centralizado del uso de recursos que son desconocidos por el conjunto, con planes de trabajo que son simplemente papeles sin ningún correlato en la distribución presupuestaria, con burocracia y trabas administrativas impropias de cualquier institución tecnológica, que impide el normal funcionamiento de los Centros de Investigación; Centros que, por otra parte, han perdido toda autonomía en el uso de recursos y desarrollo de proyectos.
Debemos sumar a ello el deterioro de las relaciones con usuarios industriales y no industriales, motivado por la falta de respuesta del Instituto en tiempos razonables. En muchos casos, los usuarios sólo se acercan para solicitar los servicios de carácter obligatorio, echando por tierra el tiempo y esfuerzo invertido a lo largo de muchos años para atraerlos, con el riesgo de que el INTI pierda el sentido de su existencia para transformarse simplemente en una oficina burocrática.
Cabe mencionar la falta de vocación por incorporar tecnólogos, que conduce a una relación exacerbada entre personal de apoyo y personal tecnológico. A esta errática política de recursos humanos se le ha sumado la incompetencia para producir pases a planta permanente de personal con sobradas condiciones de antigüedad y técnicas para merecerlo y distorsiones en la distribución de adicionales que han conducido a la desmotivación del personal, problemas en las relaciones interpersonales y divisiones de todo tipo que será necesario y dificultoso recomponer.
Sin pretender realizar aquí un diagnóstico exhaustivo de las causas externas e internas, queremos alertar sobre la preocupante situación en la que se encuentra el INTI y, ante el próximo cambio de Gobierno, alertar y ponernos a disposición para lograr un cambio cualitativo que reinstale al Instituto como referente tecnológico de la industria nacional, analizando juntos propuestas que promuevan una mayor eficiencia en la gestión con objetivos claros y participando activamente en la formulación de políticas públicas de C y T y de desarrollo industrial.
Como siempre se pregona, son las personas las que llevan adelante la tarea. La política de recursos humanos deber estar al servicio de la consecución de los objetivos fijados. Los mecanismos que rijan la carrera laboral deben ser claros, aplicables a toda la institución, evaluables, comprendidos y compartidos. Una institución cuyo centro es la tecnología, que se basa en la aplicación de procedimientos y métodos precisos, necesariamente debe aplicar criterios y métodos precisos y objetivos en su política de personal sin caer en una grave contradicción.
Debemos asumirnos como referentes tecnológicos de la industria nacional como organismo
3
descentralizado, con una clara interacción con el Sistema Científico y Tecnológico Nacional. Contar con un Consejo Directivo y una Comisión Asesora representativos que establezcan planes estratégicos acordes con las políticas públicas es una condición necesaria para darle institucionalidad y no depender de personalismos. La autarquía administrativa y financiera es un denominador común de todos los organismos tecnológicos del mundo. El CONICET, el INTA y otros organismos de CyT han conservado un tipo de estructura que el INTI ha perdido.
Los sectores técnicos, los centros de I+D del INTI, debieran ser reconocidos como su área sustantiva. Los procedimientos administrativos deben ser ágiles y flexibles, minimizando la burocracia de modo de facilitar la adquisición de los insumos operativos necesarios para el cumplimiento de los servicios.
Sin perder su función de reconocida referencia en la realización de servicios por demanda, debieran profundizarse las estrategias relacionadas con la innovación, el desarrollo tecnológico, la asistencia técnica, la capacitación y el involucramiento en los procesos productivos industriales. Ello implica una explícita promoción al desarrollo del personal profesional y técnico. Los Centros Tecnológicos han sido y debieran seguir siendo el fundamento del accionar del Instituto. Con los controles necesarios, una vez aprobados los planes de trabajo y distribuidos los presupuestos, los Centros debieran contar con la mayor autarquía posible para ejercer la gestión operativa. La estructura de gestión administrativa del INTI debe estar al servicio de quienes son ejecutores de las políticas tecnológicas.
Continuar con el plausible proceso de federalización debiera implicar una participación efectiva del Sistema CyT Nacional y Provinciales con fuerte articulación entre Centros Tecnológicos sectoriales y regionales.
Los directores de centro, coordinadores de Unidades Técnicas, y direcciones intermedias del instituto en general, manifestamos nuestra profunda preocupación. No podemos permanecer inactivos ante la inadmisible existente brecha entre el instituto que deseamos y que la industria y la sociedad necesita, y el que cotidianamente padecemos. Es necesario y urgente empezar a diseñar una recomposición del INTI para ponerlo a la altura del rol que debe jugar. Y creemos que tenemos una cuota de responsabilidad en este proceso.
En tal sentido y en síntesis, entendemos que los siguientes principios deben ser atendidos:
• Autoridades designadas por medio de mecanismos claros, con la capacidad de liderazgo para actuar en consecuencia.  • Orientación alineada con las políticas industrial y tecnológica del país. El INTI debe jugar un papel clave en ellas. • Participación del personal del INTI en la definición de las orientaciones estratégicas del Instituto y en el diseño fino de las líneas de trabajo. Comunicación efectiva entre los diferentes niveles de la institución. • Pautas claras para la aprobación de los presupuestos de las diferentes áreas. • Profunda descentralización administrativa, como medio necesario para desburocratizar el INTI y dotarlo de agilidad en el desarrollo de las tareas. El funcionamiento de los sectores de apoyo debe estar supeditado al cumplimiento de los objetivos tecnológicos del instituto, y no al revés.
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• Política coherente de recursos humanos, que contribuya a una carrera laboral atractiva, con  igual remuneración por igual tarea, y revalorice la cultura del trabajo, asegurando más posibilidades de ascenso laboral y remunerativo a quienes más y mejor se involucren con sus tareas. • Jerarquización del trabajo del INTI. Recuperar el orgullo de ser miembros de esta institución.
Lo ocurrido en los últimos tres años no puede volver a ocurrir. Quienes suscribimos esta nota concebimos al INTI como nuestro lugar de pertenencia, nuestro “hogar” desde el punto de vista profesional. Llevamos 10, 20, 30 años en esta institución. La mayoría de nosotros pensamos jubilarnos en ella. A su vez, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de dirigir grupos de trabajo integrados por mujeres y hombres que merecen un horizonte laboral y profesional mejor que el que hoy podemos ofrecerles. Y estamos dispuestos a colaborar, aportando todo nuestro esfuerzo, nuestros conocimientos, y nuestra experiencia en ayudar a construir un proyecto superador para nuestro INTI.  Pretendemos consolidar canales de opinión sobre política tecnológico-industrial, donde sea posible discutir estos temas y hacer escuchar nuestras voces a quien le toque presidir el instituto. No podemos seguir aceptando pasivamente la situación descripta.
Directores / Coordinadores

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