Ser lector, capítulo VII. Subiendo la escalera con Julio Cortázar.

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Leon Masac* 

En esta columna analizaremos desde una perspectiva personal el valor simbólico del relato de Julio Cortázar, “Instrucciones para subir una escalera” 

Para subir una escalera se

comienza por levantar esa

parte del cuerpo situada a

la derecha abajo, envuelta

casi siempre en cuero o gamuza,

y que salvo excepciones cabe

exactamente en el escalón.

Julio Cortázar

¿Simple o complejo? ¿Importante o absolutamente absurdo? ¿O será simplemente la transmisión de una experiencia de cómo seguir adelante cuando nos enfrentamos con un nuevo desafío?

Julio Cortázar publicó en 1962 su libro “Historias de Cronopios y de Famas”, en ese trabajo encontré el cuento más simpático que nunca leí, “Instrucciones para subir una escalera”, en principio me pareció realmente absurdo, simple, banal, sin sentido concreto y claro, una mera superposición de palabras que intentaban rellenar una hoja en blanco para poner un poco de común a una obra extraordinaria. Sin embargo, he descubierto que “Instrucciones…” es justamente todo lo contrario, es mágico, complejo, fundamental y locamente necesario.

Cortázar no justifica su cuento, su micro relato instructivo, solo lo escribe y deja entrever que de algo cotidiano nace algo inesperado; el problema no es cómo subir una escalera, la dificultad es si estamos seguros de lo que estamos haciendo cuando nuestro cuerpo se desplaza sobre esa estructura; la incógnita no está en la verticalidad de nuestros movimientos, sino en por qué no los cuestionamos. En mis lecturas lo que encuentro no es una escalera y un hombre que intenta subirla, no localizo lo simpático de las palabras instructivas ante una acción prácticamente lógica de la naturaleza corporal de los humanos; lo que encuentro es el desafío de entender como en algo tan simple, mecanizado y cotidiano como subir una escalera hay una explicación, una lógica, un sentido.

Los humanos estamos todo el tiempo subiendo escaleras, estamos constantemente haciendo cosas que nos parecen lógicas y racionales, pero pocas veces nos ponemos a pensar sobre ellas, nunca cuestionamos su valor, su relevancia en nuestras vidas, si son simples o nos parecen desafíos; y en todo caso, si podemos hacerlo no buscamos la forma de mejorarlo, si lo conocemos ni nos preocupa la curiosidad de saber qué pasa si alteramos nuestra acción.

Subir una escalera, y no poner en duda cómo lo hacemos, no cuestionarnos lo que no podríamos hacer y simplemente no pensar en la magia que conlleva la coordinación de todo nuestro cuerpo en un acto casi cotidiano, es creer que no hay mas desafíos en lo simple, en lo diario, en lo más común de nuestras vidas. Es como creer que nuestra democracia es solo esto que conocemos y no hay nada más allá de eso, es como pensar que la edad es un límite, como que el origen es una frontera.

No sé en qué pensó Julio Cortázar cuando escribió este cuento, capaz justamente no pensó en nada, o capaz en toda su vida junta para el desafío último de retar al lector a buscarle su sentido. “Instrucciones para subir una escalera” es eso, un desafío que cada lector encara en el momento de pensar el sentido del relato, pero también es un reto a cuestionarnos lo común, lo cotidiano, como algo único, exclusivo y extremadamente bello.

Julio Cortázar nació en Bruselas en 1914, pero vivió casi toda su vida en Argentina, donde lo adoptamos como uno de los grandes escritores rioplatenses, sin duda su relación con el mundo social, con las luchas por una realidad mejor, son características que se esconden en sus cuentos, novelas y relatos. Entre sus obras más importantes están Bestiario (1951), Final del Juego (1956), Historias de Cronopios y de Famas (1962), Todos los fuegos el fuego (1966), Los premios (1960), 62 Modelo para armar (1968) y Rayuela (1963). Cortázar murió en París en 1984, lejos de los pagos que grabaron a fuego su historia como escritor.

*Leon Masac, escritor aficionado, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

 

Una respuesta a “Ser lector, capítulo VII. Subiendo la escalera con Julio Cortázar.”

  1. Concuerdo con tu reflexión. Sin lugar a dudas, leer a Cortázar es un verdadero deleite.

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