Plan siniestro y mala praxis

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(situación nacional)

Ignacio Paz*

¿Había un plan neoliberal? ¿O solamente se trataba de trasladar ingresos de los más pobres a los más ricos?  ¿Es un gobierno que no puede contener la inflación, ni con aumento desmedido de importaciones, ni con intereses especulativos, ni liquidando las reservas del Banco Central? Tres presidentes del Banco Central en tres años de gobierno? ¿Es el mejor equipo de los últimos 50 años? Es perversión de clase y también ineptitud para evitar que poco a poco “muera la vaca que da la leche”


El objetivo de los grupos dominantes en Argentina fue, es y será aumentar la concentración de su poder económico y político y consolidar las bases de su dominación.

El período kirchnerista fue un obstáculo en ese camino y el triunfo electoral de Cambiemos en 2015, y la restauración conservadora con la aplicación de un modelo neoliberal, representa la posibilidad de reposicionarse fuertemente y aplicar una traslación de ingresos brutal desde los sectores populares hacia los dominantes (exportadores agrarios e industrial y financieros)

Pero todo plan de “succión brutal de leche de la vaca” requiere como condición sine qua non, que “la vaca se mantenga con vida”. Y esto es lo que no logra garantizar este “mejor equipo de los últimos 50 años”

El objetivo central de esta política neoliberal conservadora es la reducción del salario real de los trabajadores (activos y pasivos). La devaluación brutal del peso (provocada por esta política) ya logró bajar el valor en dólares de los sueldos y jubilaciones en un 30 % aprox. El poder adquisitivo se licua a través de la diferencia entre los magros aumentos salariales y de jubilaciones y la inflación desatada por esta política. Podemos decir que este poder adquisitivo en término de bienes de consumo y medicamentos, se redujo casi en un 50%.

Se liquidaron las conquistas sociales obtenidas, no sólo en el período kirchnerista, sino  a lo largo de la historia argentina. Se ataca el poder sindical, se demuele la estructura de negociaciones paritarias para la mantención del poder adquisitivo del salario y se eleva la tasa de desempleados (vía despidos y crisis) como objetivo prioritario para “disciplinar” al pueblo trabajador y terminar con las exigencias de reivindicaciones. Todo esto además impactó en el consumo popular, lo que produce caída de ventas, cierre de pymes, baja en la recaudación impositiva.

Se planifica además la reducción de aportes patronales, completando un menú con el que se pretendió presentar un panorama atractivo para los grupos locales e internacionales, basado en la reducción drástica del “costo laboral” en Argentina.  Pero los capitales no vinieron.  Sólo aterrizaron temporariamente los atraídos por la “bicicleta financiera”. Pero esto incrementó la volatilidad del mercado financiero argentino y gracias a la política de desregulación total del mercado de capitales, cuando estos capitales se van “y vuelven a tomar los dólares” producen un descalabro en el mercado de cambio, corridas y devaluaciones permanentes.

La visión “onírica” de “lluvia de inversiones” por el sólo hecho del triunfo electoral, se convirtió en entrada de capitales para colocarse a tasas de interés astronómicas. La visión de este ingreso de dólares se tomó como firme y como tendencia  y el temor de que esa “lluvia” hiciera caer la cotización del dólar a niveles subnormales, los llevó a “liberar y eximir de obligación de liquidar” a las exportaciones agro-minero-industriales, para no “inundar”.  Pero la “lluvia” no se produjo, los capitales de la bicicleta se van y la eximición de liquidación continúa, convirtiéndose en una canilla cerrada cuando la necesidad de dólares es ya perentoria. La oligarquía exportadora mantiene los dólares afuera y los liquida a su conveniencia. El índice llamado “riesgo país” sube a niveles que hacen presumir un default de la deuda pública en dólares.

La visión “monetarista” de la economía, que pregona a la emisión monetaria como única causal de inflación, los lleva a endeudarse en dólares para enjugar el déficit fiscal en pesos (cosa que ningún comerciante, incluso iniciado, haría). Ese endeudamiento se incrementa cuando se liberan indiscriminadamente las importaciones de todo tipo de bienes, incluso producidos en Argentina en forma muy competitiva. Se busca así “disciplinar” a los boliches para que no aumenten sus precios, porque los importados son más baratos. Y así creían contener la inflación!!!

Con mercado interno caído, con reducción de recaudación impositiva en términos reales, con liberación de retenciones a las exportaciones agro-mineras, con la economía en recesión, aumenta el déficit fiscal. A más déficit, más ajuste y más búsqueda de deuda externa. Pero los intereses de la deuda externa aumentan aún más el déficit fiscal y por eso tienen que “ajustar” más aún…y así sucesivamente…hasta que…

La traslación de ingresos producida desde los bolsillos de los más pobres a los de los más ricos fue descomunal. La herida a los intereses de los trabajadores y al pueblo vía reducciones salariales, despidos, tarifazos, inflación, ha sido y sigue siendo enorme.

Entonces, devaluación, quita de retenciones y guerra comercial, no produjo aumento de exportaciones. Argentina no exporta más en función del tipo de cambio, sino de la demanda internacional. El tipo de cambio beneficia mucho, poco, o poquito, al sector agroexportador. Este puede agravar la situación de reserva de divisas si no siembra o si no liquida las exportaciones, pero no va a aumentar radicalmente las exportaciones por un tipo de cambio groseramente elevado, si no hay demanda internacional.

Endeudamiento en dólares, desregulación cambiaria, importaciones indiscriminadas, para contener la inflación, produjo record de inflación en Argentina (115% en menos de 3 años)

Descontrol absoluto de la cuenta capital del comercio exterior, produjo fuga de capitales, giro de utilidades y royalties y mayor endeudamiento externo, lo que a su vez aumenta el déficit fiscal vía servicios crecientes de la deuda externa. Pero al mismo tiempo un aumento sideral de la fragilidad financiera del país, que, como vemos, llevó al cierre de los “grifos” de los capitales externos y recurrir al FMI, como prestamista “de última instancia”, con las consecuencias obvias que todos conocemos

El ataque al salario y a las pymes, desmoronó el mercado interno, y aumentó la desocupación. El PBI cae y se torna negativo. “La vaquita languidece”…

El gobierno se aferra al FMI y se aprueba un presupuesto 2019 con un ajuste sideral de las cuentas públicas. Esto implicará recesión, mayor desocupación y crisis. El FMI salió a “cubrir” las necesidades financieras para pagar deuda externa hasta 2019. El gobierno aceptó las condiciones de sumisión impuestas por el organismo internacional.

Otra vez como en nuestra vieja historia de gobiernos de derecha, hambre en sectores crecientes de la población, comedores populares abarrotados, escuelas sin servicios elementales que llevan incluso a la muerte de docentes, marchas de despedidos arbitrariamente de la administración pública y privada…

¿Había un plan neoliberal? ¿O solamente se trataba de trasladar ingresos de los más pobres a los más ricos?  ¿Es un gobierno que no puede contener la inflación, ni con aumento desmedido de importaciones, ni con intereses especulativos, ni liquidando las reservas del Banco Central? Tres presidentes del Banco Central en tres años de gobierno? ¿Es el mejor equipo de los últimos 50 años?

Es perversión de clase y también ineptitud para evitar que poco a poco “muera la vaca que da la leche”

*Ignacio Paz, economista, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11

Los artículos son responsabilidad de sus autores y no comprometen la opinión de Tesis 11

 

 

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