La situación en Israel

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JOSÉ ALBERTO ITZIGSHON * La situación en Israel.

Una victoria precaria de la tendencia pro paz Israel atraviesa una crisis política que dista mucho de haber concluído La extrema derecha orquestó un golpe frío para deshacerse de Olmert, sobre la base, de sus manejos económicos corruptos, algunos actuales y otros desenterrados después de muchos años.

En la medida en que puedan probarse, el rechazo a Olmert resulta justificado, pero nosotros tenemos que hacernos una pregunta simple que tome en cuenta el momento de la acción ¿a quién favorece su desplazamiento? Y la respuesta es unívoca, al campo de los enemigos de la paz.

Olmert llevaba a cabo negociaciones con la dirección palestina del Fatah, sobre el fin de la ocupación judía de la margen occidental del Jordán y la creación del Estado, Nacional Palestino, al lado de Israel, y con Siria, sobre la posible devolución a la misma de la meseta del Golan, ocupada por Israel desde 1967.

No debe creerse que esas negociaciones hubieran avanzado demasiado, pero el solo hecho de llevarlas a cabo creaba un clima intolerable para la extrema derecha porque tocaba una serie de tabúes, como la evacuación de los asentamientos judíos en los territorios ocupados, la eventual división de Jerusalém entre barrios poblados por judíos y barrios poblados por árabes y la ya mencionada evacuación del Golan, todo esto visto como crucial, más aún, cuando Olmert se encontraba a solo la mitad de su mandato de cuatro años y le quedaban por delante otros dos años «peligrosos» por lo que pudiera lograr.

Estimo que nunca debemos perder de vista el impacto psicológico de los procesos políticos, mas allá de sus consecuencias inmediatas. Los aspectos superestructurales son importantes y pueden llegar a causar cambios en lo procesos concretos. Por eso, a mi entender, debemos evitar caer en simplificaciones como decir «todos son iguales» y hacer caso omiso de matices importantes, como en el caso de quienes niegan la posibilidad de una paz israelí palestina, unificando a todos los israelíes como personas que apoyan la dominación de otro pueblo y a todos los árabes como personas que anhelan la destrucción de Israel…

La renuncia de Olmert establecía que el seguiría en su cargo hasta que el partido gobernante, el partido de centro derecha «Kadima» llevara a cabo una elección entre sus afiliados para ver quién seria el próximo dirigente del partido, y que ese dirigente trataría de formar un nuevo gobierno para completar los dos años del actual y que en caso de no poder constituir ese nuevo gobierno, debería llamar a elecciones generales.
Si el gobierno actual seguirá en funciones, su línea política dependerá del sucesor de Olmert y si no, todo queda abierto, incluso la posibilidad de un triunfo electoral, en las próximas lecciones nacionales, del líder de la derecha Benjamin Netanyiahu, y de sus aliados de la extrema derecha, partidarios del «Gran Israel»,con lo cual toda negociación sería imposible, que es lo que queríamos demostrar.

En el primer paso, la contienda interna del partido Kadima para decidir quién será el sucesor de Olmert y eventual jefe del gobierno por los próximos dos años, hubo dos candidatos, uno de ellos la ministra del exterior, Zipi Livni, persona de antecedentes familiares y personales de derecha, pero que ha evolucionado hacia una tendencia centrista, y el actual ministro de comunicaciones, Saul Mofaz, hombre salido de las filas de la alta oficialidad del ejército y de tendencia derechista . Esa circunstancia, así como el hecho de que Zipi (Zipora) Livni es mujer, ha jugado también un papel en el enfrentamiento..

Esa elección, limitada a los afiliados al partido Kadima tuvo lugar ayer. No se sabía a ciencia cierta cual sería el resultado, pues si bien Livni es mucho más popular a nivel nacional y encarna el deseo de paz de la mayoría de los israelíes, Mofaz detentaba muchos centros de poder en el seno del partido . El resultado, tal como lo conocemos hoy, 18 de Septiembre, es un triunfo de Livni por un 1% de los votos.
Un triunfo legal, pero precario. Si Livni sobrevive políticamente a esa debilidad inicial, tendrá ante sí la tarea de formar un gobierno, para lo cual tendrá que reunificar su partido, lograr la continuación del apoyo del partido Laborista, muy debilitado, incorporar al partido de izquierda Meretz, cuya fuerza electoral es limitada, negociar el apoyo de parlamentarios árabes y del partido religioso sefaradí Shas, sensible a los aspectos sociales, pero intransigente en la cuestión de la división de Jerusalém.

Si lo logra y obtiene el apoyo de por lo menos sesenta parlamentarios de los 120 que constituyen el parlamento israelí la política de negociación de la paz seguirá , el objetivo político de la destitución de Olmert habrá fracasado y por el contrario, tendremos al frente de esa política a una figura libre de toda sospecha de corrupción y por lo tanto , mucho más fuerte. Si no lo logra, habrá que ir a nuevas elecciones y hasta que se defina quién ocupará el poder, a comienzos del año próximo, habrá una interrupción prolongada de las negociaciones, que luego seguirán o no, de acuerdo a quién triunfe.

Todo esta situación encierra muchos peligros.
Como lo he señalado en otros artículos, el inmovilismo político es muy peligroso para la región en general
y para Israel, en particular. El tiempo no ayuda a Israel y a la consolidación de las tendencias democráticas
dentro del mismo, la persistencia de la ocupación carcome a la democracia Israelí.
Existe también y como factor muy importante, la amenaza de parte de factores que niegan el derecho a la existencia de Israel como Irán, Hizballa en el Líbano y el Hamas en Gaza.

Tenemos que tomar en cuenta, además, al empeoramiento de la situación internacional por el antagonismo renovado entre Estados Unidos y Europa Occidental por una parte y Rusia y sus aliados, por otra.
Por cierto, este nuevo enfrentamiento no tiene el contenido ideológico de la Guerra Fría, pero revive enfrentamientos sectoriales. Existe el peligro de que la frontera entre Siria e Israel se transforme, nuevamente, en la frontera entre dos bloques antagónicos. Es de interés vital para Israel el evitar que eso ocurra. Las relaciones de Rusia con Israel , son buenas. Abarcan aspectos comerciales, culturales y humanos, no olvidar que en Israel habitan hoy centenares de miles, cerca de un millón, de inmigrantes provenientes de Rusia, que al margen de sus opiniones políticas, mantienen vínculos con sus familias y amigos en la patria de origen.

La forma de evitar ese enfrentamiento en la frontera y de sustraer a Israel, en lo posible, de esa nueva confrontación, es lograr la paz con Siria. Israel no romperá sus vínculos con los Estados Unidos, ni Siria romperá sus vínculos con Rusia e Irán. Pero se habrá disipado un foco posible de guerra regional. Por esto, uno de los primeros mensajes que recibió Livni después de su victoria electoral en el seno de su partido, fue un mensaje de Iosi Beilin, dirigente de Merets, en el cual le decía,» por favor,
continue las negociaciones de paz con Siria».

En cuanto a la negociación con los palestinos,. el tiempo tampoco es ilimitado. Los palestinos del Fatah, dirigidos por Abbas, el presidente de la Entidad Palestina, han aceptado el principio de dos estados, para dos pueblos, pero en la medida en que las negociaciones se eternizan y no dan resultados tangibles, crece la tendencia, tanto entre los palestinos como en círculos internacionales, a apoyar la idea de un estado binacional o de un estado único, judeo árabe. Estas ideas son rechazadas por la mayoría de la opinión pacifista Israelí, porque significarían, a breve plazo, la transformación de la población judía de Israel en una minoría, dentro de un estado que probablemente, sería un estado islámico. Además y a propósito de los estados islámicos, aumenta la influencia de los hermanos musulmanes en Egipto y su ascenso al poder significaría abrir un nuevo frente, muy importante, en contra de Israel.

De la misma manera , la opinión pacifista israelí rechaza, como intolerable, la continuación del sometimiento de la población palestina, a un estado israelí entendido como un estado de la religión judía.
La idea de dos estados que convivan el uno al lado del otro, implica le existencia de estados nacionales
y laicos, respetuosos de los derechos culturales y religiosos de sus mayorías y de sus minorías.
Para terminar, no quisiera concluír esta reseña de los problemas políticos que enfrenta Israel y de sus opciones que pueden acercar la paz o alejarla, sin remarcar lo evidente y es que la paz, como la guerra,
no dependen solo de una de las partes involucradas, sino de todas ellas.

Jerusalém. Septiembre 18 del 2008
*Psiquiatra, Psicólogo, Ex director de la Cátedra de Psicología de la UBA

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