Marx Contemporáneo: Socialización de las referencias contemporáneas acerca de Marx.

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Arnaud Spire*

Extraído de Actuel Marx, traducido del francés por Margarita Cohen y Carlos Mendoza.

El autor, ideólogo francés y activo integrante de Espaces Marx, ensaya una visión sobre como referirse al pensamiento marxista ante las mutaciones materiales y del conocimiento.


Marx pensador del pasado, pensador superado?  Nada menos seguro. Muchos pensadores estiman que la obra de Marx constituye un momento ineludible de la historia de las ideas. Censar y socializar las referencias contemporáneas acerca del Marx hegeliano de izquierda, del joven humanista Marx, del Marx economista y fundador de la antroponomía en El Capital, del Marx historiador de los conflictos de clase de su época, del Marx fundador de la Primera Internacional, ese era el objetivo – sin duda demasiado ambicioso – de la sociedad establecida en Marzo de 2000 entre la Universidad de Paris VIII y la asociación Espaces Marx.
El objetivo de esta cooperación era imaginar cuál hubiera sido el proceder de un Marx  contemporáneo, teniendo toda la libertad de considerar las mutaciones del mundo en el que vivimos hoy en día.  Acaso las ideas de Marx no fueron las primeras que, para perdurar, apelaron a la transformación futura de sus propias tesis?

MUTACION MATERIAL: a la revolución industrial, que está en la base del sistema capitalista, con el reemplazo de la mano del artesano, que utiliza una herramienta, por la máquina que hace mover la herramienta, le sucedió la revolución informacional, que aparece actualmente como la base de la crisis radical del sistema.  Lo que se reemplaza no es solamente la mano, las activas capacidades manuales del trabajador, sino algunas funciones del cerebro humano, que son reemplazadas por dispositivos como, por ejemplo, los robots, con la automación, más allá de la automatización. Este proceso concluye,- en el doble sentido de objetivo y de desaparición – la revolución industrial iniciada hace casi tres siglos.
Aparece un nuevo tipo de mercadería, cuya propiedad podemos conservar al mismo tiempo que la misma circula y cuyos costos se pueden compartir hasta el infinito entre todos aquellos a los que el propietario la entrega. El producto informacional está afectado por una tendencia mercantil inversa al objeto industrial: cuanto más circula el objeto industrial, más se eleva su precio por encima de su valor, mientras que cuanto más circula y se comparte la información, más baja su precio por debajo de su valor, puesto que ese precio se reparte entre todos aquellos a los que les fue suministrada la información. La desigualdad en el reparto de este tipo de mercancía es más fácil de disfrazadar en el plano mundial y a costos aun menores, comparados con  el saqueo de las materias primas y el intercambio habitual de mercancías industriales: este reparto es un mercado de engaños, ya que en la mayoría de los casos agrava la exclusión de conocimientos del usuario. Mientras que aumenta el desequilibrio en los conocimientos  en el mundo, los mercados financieros se esfuerzan por privatizar la producción de la información para sacar provecho de ella. La democracia accionaria es un intento suplementario de encadenar a los asalariados  a la privatización y a la rentabilización del mercado de la información. Este es uno de los elementos de base de la globalización del capitalismo a escala planetaria y de la dominación hegemónica de los Estados Unidos. Contrariamente a la financiarización que permite al capitalismo prolongar la crisis de su sistema, la revolución informacional crea una posibilidad suplementaria para la superación de los cuatro grandes mercados capitalistas: el mercado del trabajo, el mercado del dinero, el mercado de lo no-económico (mercado cultural o mercado del deseo) y finalmente el mercado de la información: la generalización del acceso a la información y a la comunicación constituye el resorte de una progresión en las actividades creadoras del planeta,  hoy en día rechazada y contrariada por los imperativos de  rentabilidad financiera.
A lo anterior hay que agregar el hecho de que desde los años 60 y desde el descubrimiento del mensaje y del código genéticos, las condiciones de la selección biológica del ser humano no son las mismas.  Hoy en día es posible otorgar a una especie o a una individualidad genes que le son extraños y de los que no podría haberse beneficiado con la sola reproducción dentro de su propia especie. Se lanzan al mercado organismos genéticamente modificados sin haber sido evaluados y sin haber reducido los riesgos potenciales. Aparecen nuevas formas de alimentarse, de combatir el hambre en el mundo, pero también de producir medicamentos y de vacunar a las personas. La cuestión es poder sustraerlas del imperio y los intereses del capital financiero.
MUTACIONES EN EL CONOCIMIENTO: la ciencia, a través del descubrimiento de nuevas leyes que a menudo contradicen las precedentes, ha arruinado también ella el clima de certidumbre que la caracterizaba hasta ahora.
La corriente de pensamiento que denominamos positivismo y que afirmaba que todo lo que es científico es verdadero, ha cedido el paso a la idea de que toda verdad es relativa a un contexto histórico determinado. Ha aparecido una nueva forma de pensamiento en la física, la química, luego en la biología. Promueve lo  incierto, lo no-lineal, lo aleatorio, lo eventual, como dimensión fundamental de los procesos de conocimiento científico. Esta nueva manera de pensar presenta un doble aspecto:  por un lado, la necesidad  cede el lugar a la pluralidad de posibilidades y, por el otro, la indeterminación o la incertidumbre ocupan el lugar de lo determinado.
Lejos de la simetría y del equilibrio aparecen las bifurcaciones, los “big bang”, las explosiones, las revueltas. Actualmente, su característica común es la de ser “disipadas” aún antes de haber producido sus efectos, por sociedades comunicacionales que valoran ante todo el consenso. Ni la declinación de un objeto ni el renacimiento de una realidad revelan ya un proceso fatal. Es así como la noción de “discontinuidad” ocupa un lugar cada vez más importante en la historia.
Nacida en diciembre de 1995, heredera del Instituto de Investigaciones Marxistas, la asociación Espaces Marx se ha esforzado por acompañar el movimiento de renacimiento del pensamiento crítico que prolonga, en Francia y en el mundo, el movimiento social tal como se expresó en su época .
Su actividad ha coincidido y contribuido a cierta recuperación en el interés por el pensamiento de Marx, dado que el mismo conlleva exigencias para la comprensión de las mutaciones contemporáneas en nuestra sociedad y para  una movilización ciudadana tendiente a conseguir que las mismas permitan lograr en forma duradera el mejor mundo posible. Específicamente, Espaces Marx apunta a establecer nuevas pasarelas de pensamiento y actividad práctica, incluso de militancia.  Hoy en día, esto solo se puede lograr si nos preocupamos por la socialización de un patrimonio y de un objetivo del que Espaces Marx evidentemente no cree ser el único propietario. Ideas innovadoras y progresistas que no invocan explícitamente a Marx, encuentran su espacio en esta asociación cuyo slogan se resume en tres palabras: “explorar, confrontar, innovar”.
Existe, sin duda alguna, una distorsión ideológica en los sucesivos conocimientos que hemos tomado del pensamiento de Marx.  El marxismo, si considera únicamente las ideas de Marx, aparece como una especie de metafísica materialista. No se trata de pedir al marxismo que renuncie al materialismo, pero se puede esperar de ese materialismo la adopción de cierta actitud de neutralidad tolerante con relación a toda metafísica. La concepción marxista incluye la confrontación crítica entre las ideas. Desde el simple punto de vista de la epistemología del conocimiento, se trata en este caso de algo elemental que se puede esperar de alguien que se refiera al pensamiento de Marx. Es con esta óptica que la asociación sintió la necesidad de crear espacios que indaguen el sentido de la referencia a Marx, a más de ciento cincuenta años de la aparición del Manifiesto Comunista.
De más está decir que no se trata de responder a la ya antigua problemática consistente en preguntarse qué habría que conservar del pensamiento de Marx y qué habría que abandonar de su obra. Postulando que el pensamiento de Karl Marx no es únicamente irreductible a las interpretaciones que se han hecho de él, sino que – en función de su situación en el espacio y en el tiempo – aun no termina de revelar nuevas consecuencias contradictorias, inesperadas y – en cierto modo – imprevisibles, las ideas de Marx solo podrán pasar a la posteridad si son constantemente actualizadas.  No se trata de proclamar un conjunto de ideas previamente identificadas como marxistas, sino – a la inversa – de poner de “manifiesto” una visión histórica en continuo movimiento y absolutamente irreductible a principios de los cuales, sin embargo, no puede abstenerse. Y esto, adoptando siempre en el interior de la teoría el punto de vista de la práctica. No era el propio Marx quien afirmaba que “la historia siempre tiene más imaginación que los hombres que la hacen”?

*Arnaud Spire, periodista, filósofo de ideas en L’Humanité. A publicado: Marx cet inconnu (Desclée de Brouwer, 1999), La Pensée-Prigogine. Seguido de tres entrevistas con Gilles Cohen-Tannoudji, Daniel Bensaïd, Edgar Morin (Desclée de Brouwer, 1999), con Jean-Paul Jouary Servitudes et grandeurs du cynisme, De l’impossibilité des principes et de l’impossibilité de s’en passer (Desclée de Brouwer/Fides, 1997), Lénine, l’éternel retour du concret (Scandéditions, 1991). Actualmente trabaja sobre la ideología y sobre lo aleatorio.

Extraído de Actuel Marx, traducido del francés por Margarita Cohen y Carlos Mendoza.

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