Las cosas se desmoronan: La elección pesadilla del 2016 en EE.UU.

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Revista Tesis 11 (nº 117)

Joel Kovel*

Traducido del inglés por Carlos Mendoza**

“Veo en el futuro cercano una crisis que me inquieta y me hace temblar por la seguridad de mi país. Como resultado de la guerra, las corporaciones han sido entronizadas y vendrá una era de corrupción en las altas esferas, y el poder del dinero del país se esforzará en prolongar su reinado operando sobre los prejuicios de la gente hasta que la acumulación de toda la riqueza quede en unas pocas manos y la República sea destruida. Siento en este momento más ansiedad por la seguridad de mi país que nunca antes, incluso en medio de la guerra.”

Párrafo atribuido a Abraham Lincoln

Abraham Lincoln se dice que ha escrito lo anterior a un amigo en 1864, y aunque existe controversia legítima en cuanto a si en realidad lo hizo, no puede haber ninguna duda de que podría y debería haberlo hecho, dada la validez de su advertencia considerando las recientes tendencias y el caos llamado elección presidencial del 2016. Así que quien escribió esas líneas, sea Lincoln o “Lincoln”, pensaba en grande.

Lincoln describe adecuadamente el curso del capitalismo de Estados Unidos, especialmente en el período del neoliberalismo y del imperio dominado por el “poder del dinero” (es decir, el capital financiero) con fantástica “acumulación” de la riqueza (el notorio 1%) y “la corrupción en las altas esferas”, mientras que las clases bajas son relegadas al endeudamiento y la miseria, con los medios de comunicación y manipulación de las conciencias “operando sobre los prejuicios de la gente”. Conjuntamente con una guerra y militarismo sin fin, con una plaga de desintegración ecológica, que Lincoln no podía haber previsto pero que es perfectamente compatible con su visión, tenemos una masa de indignidad humana, con ultrajes demasiado numerosos para detallar y ya no reparables mediante medidas convencionales.

En cierto punto, se convierte en inevitable que las condiciones elementales de funcionamiento de una República, que descansa sobre los fundamentos establecidos por un educado cuerpo de activos ciudadanos, no se puedan alcanzar. Año tras año declina la participación en las elecciones, mientras que estas se caracterizan cada vez más por la supresión del voto y el fraude computarizado. En cuanto al nivel mental del ciudadano medio, uno puede de vez en cuando ver un programa de televisión, como lo hice hace poco, donde un movilero preguntó a jóvenes, en su mayoría blancos y saludables personas descansando en una playa, cual fue la persona en la que se basa el nombre de la capital del país. Los 8 primeros entrevistados fracasaron en decirlo; y no fue hasta que se le hizo la misma pregunta a una pareja de turistas italianos que uno pudo finalmente escuchar el nombre de George Washington.

Pero pase lo que pase, la gran república norteamericana debe elegir a sus líderes cada cuatro años, y 2016 es uno de esos.

Cabalgando en un caballo bayo***

A partir de finales de marzo hay cuatro candidatos restantes de cierto interés: Desde el lado republicano, Donald Trump y Ted Cruz; y desde el demócrata, Hillary Clinton y Bernie Sanders.

Abraham Lincoln fue, por supuesto, el primer presidente del Partido Republicano. Pensar en Trump y Cruz relacionándolo con aquello es suficiente para hacerle estallar a uno la cabeza. ¿Que le ha sucedido a este país?

Consideremos a Cruz, el joven senador republicano de Texas, un hombre de tal maldad que Lindsey Graham, otro senador republicano, dijo que si fuera abatido a tiros en una Cámara del Senado completa no se podría sospechar de nadie por el delito. Luego estuvo el punto de vista de su compañero de la universidad de Princeton, que, cuando se le preguntó si podía pensar en una persona mejor que Ted, respondió que la forma de hacerlo es abrir la guía telefónica y elegir a alguien al azar.

Pero Ted es alguien: Un milagro del sueño americano, lubricado con el dinero virtualmente sin fin que el capital puede conjurar de la nada en estos días, por ejemplo, u$s 3,5 mil millones de ventas de las empresas Hydrofracking (un destructor ecológico prime), fondos buitres, y Super PACS habilitados por el mismo Tribunal Supremo que dio a George W. Bush su victoria “golpe de estado” en el 2000 para que pudiera invadir Irak, quien cree, al igual que implica la decisión Citizens United del 2012, que cuanto más dinero entra en el mercado electoral, más democracia revierte en EE.UU. Y, alegremente, Ted Cruz consigue u$s 36 millones solo de 4 personas, fundamentalmente por ser un cristiano fundamentalista de extrema derecha, lo que representa el 5-10% de la población cuyas preocupaciones principales son la represión de la sexualidad y la negación de que los seres humanos contribuyen al cambio climático.

Mayormente, Ted permanece en el escenario electoral porque no es Donald Trump, y representa las opciones B, C, D o cualquiera de la estrategia “ABD” del establishment republicano: Anybody But Donald (cualquiera menos Donald). Creo que en los tres meses transcurridos desde que Trump empezó a acumular victorias primarias, ha obtenido más atención de los medios que nadie en la historia humana. No es broma: Tenemos como candidato republicano más probable para presidente a un hombre que se niega a repudiar a Mussolini y de quien la prensa sensacionalista puede escribir titulares de primera página como TRUMP=HITLER. ¿Y por qué no? Su ex mujer alega que mantendría una copia de los discursos de Hitler junto a su cama. Mientras tanto hay un ruido cada vez mayor de episodios violentos en sus mítines, inédito en la política estadounidense, pero claramente una tendencia en ésta campaña.

Trump es triplemente peligroso: porque es un improvisador brillante como orador y un experto vendedor; porque no tiene ideología fija, sino que manipula cosas en cualquier momento, incluyendo cosas que lo ponen en categorías más liberales que otros republicanos, como decir que la gente realmente necesita atención médica universal; y debido a algo sobre lo que no se toma suficiente nota: que él es una auténtica celebridad, es decir, un dios en la cultura americana, con un “reality show” de televisión en su haber, The Apprentice (el aprendiz), en el que contrata o despide gente: ¿Qué cosa mejor para hacer en una época de miseria y humillación para los trabajadores estadounidenses y la llamada “clase media”? ¿Qué mejor oportunidad para evocar la oscuridad del deseo fascista?

A pesar de que es odiado de arriba a abajo, hay un camino definido para Trump para ser el próximo presidente: Ganar la nominación republicana, lo cual es ahora presuntivo si no seguro. Luego enfrentar a Hillary Clinton, que está siendo investigada por el FBI por corrupción en el uso de cuentas de correo electrónico mientras era secretaria de Estado. ¿Qué es eliminar a Hillary durante la carrera presidencial, dejando a Donald al mando?

Y si prevalece Clinton, ¿entonces qué? He aquí una mujer cuya contribución principal como Secretaria de Estado fue, en primer lugar, la destrucción de Honduras en 2009, lo que la hace responsable del asesinato de personas como Berta Cáceres en el año 2016; y en segundo lugar, la destrucción de Libia dos años más tarde, en cuya instancia fue filmada regodeándose con la muerte de Muamar Gadafi por sodomización con bayoneta, añadiendo en forma modificada y bastardeada la famosa expresión de Cesar: “Vine. Vi. Murió”. Antes de eso, Hillary era ya una ardiente partidaria de la invasión y destrucción de Irak, mientras que durante esta campaña electoral ha manifestado la posición más abiertamente pro-sionista jamás expuesta por un candidato que busca un alto cargo, de hecho, virtualmente indistinguible de la de Binyamin Netanyahu, con quien se compromete a invitarlo a la Casa blanca en el primer mes de su gobierno. Hay también señales de que esta Dama de Hierro alberga pensamientos de eliminar la Rusia de Putin, un escenario preferido por grandiosos líderes occidentales desde hace más de dos siglos, con consecuencias interesantes… Tal es muy probablemente el 45º Presidente de los Estados Unidos.

Sí, hay una distinción entre Clinton y Trump. Ella es algo conocido, que empeora con el tiempo, pero de alguna manera predecible porque es calculadora y cauta. Él es en gran medida un enigma e impredecible, aunque brutal, ignorante, impulsivo, ostentoso y autoritario. Contemplar tal opción me enferma y también a muchos otros.

Casi todo lo que está en frente de la encantadora Hillary o El Donald como 45º Presidente de los Estados Unidos es el candidato de mayor edad (74) y primer judío y persona nacida en Brooklyn en postularse para el cargo, Bernard Sanders. Conocido como Bernie, o “El Bern”, Sanders es un senador independiente de Vermont que busca la nominación del Partido Demócrata y no se avergüenza de ser llamado socialista. De hecho, Sanders es el único candidato en competir en serio para la presidencia como socialista, aparte de Eugene Debs, que obtuvo un millón de votos en 1916, mientras estaba en una prisión federal por protestar contra la Primera Guerra Mundial.

A través de la mayor parte de su carrera Sanders se describe mejor como un socialdemócrata y yo pensaba en él como un mediocre, al igual que muchas personas de la izquierda, nunca cercanas a él en gran medida debido a que el poder de los fabricantes de armas como la corporación General Electric en su distrito electoral inhibió su crítica al militarismo. Tampoco su socialismo se acerca a la necesidad de expropiación de los medios de producción.

Pero en 2016, Bernie ha alcanzado distinción gracias a imaginación, visión y audacia para captar la esperanza que subyace bajo la desesperación en la República Norteamericana. Sanders denomina a lo que está haciendo una “revolución política”, y aunque esto está lejos de lo que Marx tenía en mente como una transformación social integral, es justo lo que la situación exige: Una intervención política que gira en torno al tema sobresaliente de la lamentación de Lincoln: “el poder del dinero del país “, el capital financiero, el mismo que bajo el nombre de Goldman Sachs en tres ocasiones pagó a Hillary Clinton honorarios por conferencias de u$s 225.000,  que engendra millonarios para financiar la corrupción en las altas esferas y que descuida a la gente común y al planeta mismo.

Esto es populismo, no socialismo: O mejor, no aun socialismo; más bien un camino de entrada a través del cual la energía transformadora puede surgir y dialécticamente convertirse en una alternativa socialista para los Estados Unidos. Considérese la estadística más asombrosa de la campaña de Bernie: Hasta mediados de Marzo más de cinco millones de personas han contribuido a ella, gracias, debe tenerse muy en cuenta, a Internet, con una contribución promedio de u$s 27 (los anuncios sólo solicitaban u$s 3 !); por lo pronto ya hay al menos u$s 135.000.000 recaudados democráticamente; una cantidad, tanto de fondos como de patrocinadores, como nunca se había logrado antes.

Sin duda, es posible para Sanders ganar en Noviembre, aunque poco probable, dado el hecho de que toda la prensa burguesa está tratando de convencer a los estadounidenses de que su campaña no tiene importancia, o que es un viejo tonto. Pero cualquiera que haga algo que valga la pena, en la Norteamérica controlada por el capitalismo, no puede esperar menos de eso. Con lo que hay que trabajar, ya sea que Bernie gane o no este año, es con la esperanza del fuego que ha encendido en las mentes de toda una generación, los llamados “Millennials”, que entraron en la historia en la misma época que la Presidencia de pesadilla de George W. Bush. No hemos visto esto antes; y en todo caso debe ser visto como el signo de una posibilidad necesaria, en un futuro, que nunca ha existido antes.

***NT: En los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, el caballo bayo es cabalgado por la muerte.

*Joel Kovel,  Académico norteamericano, político, militante ecologista, escritor, ha publicado los libros «Capitalism, Nature, Socialism», The Enemy of Nature (traducido y editado en español por Tesis 11 con el título «El enemigo de la naturaleza ») y Overcoming Zionism.

**Carlos Mendoza, ingeniero, escritor, especializado en temas de economía política, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

2 respuestas a “Las cosas se desmoronan: La elección pesadilla del 2016 en EE.UU.”

  1. Felicito a Carlos por su nota sobre las elecciones de USA, la postulación del viejo Sanders es impactante sobre todo porque es campaña a pulmón recibe solo apoyo de sus votantes, ninguna corporación, ellas se dividen entre Trump y Clinton, los dos deel régimen, es muy difícil perforar eso,pero es posible,

  2. Continuo, si yo fuera religioso irezaría mucho para que dios lo ayude
    con miles de votos y asi poder cambiar la historia nefasta de USA y la de todos nosotros sometidos y con muchos problemas actualmente.Luchemos por lavuelta, fuertemente con todo. viva la Patria.Por Siempre

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