La lucha electoral y las otras luchas

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Revista Tesis 11 (nº 114)

(elecciones 2015)

Lidia Fagale*

Las elecciones presidenciales de octubre en nuestro país no configuran un hecho aislado en el escenario regional y global signado por viejas y “nuevas” tensiones de clases. Al cabo lo que  nunca ha dejado de existir, por más pirotecnia teórica empeñada en disimularla o negarla.

Vayamos a la cuestión. Lo decidido políticamente por la mayoría de los gobiernos de Latinoamérica y el Caribe, hace más de una década y media, en favor de la integración como pilar sustantivo del respeto a la diversidad cultural, la democracia con justicia social y la soberanía y la autodeterminación de los países y pueblos de la región, se constituyó en desafío a las políticas imperialistas. Léase, un reto conjunto a las políticas históricas de EE.UU, tan determinantes –a través de genocidios- en los años setenta, y –del neoliberalismo exterminador- en los noventa.

Entre los gobiernos que se propusieron apartarse de las relaciones carnales con EE.UU.,  la mayor potencia militar del planeta, se encuentra el gobierno iniciado por Néstor Kirchner, luego seguido –hasta el presente- por Cristina Fernández de Kirchner: en un tiempo histórico en el cual fue innegable el liderazgo del fallecido presidente Hugo Chávez y la valentía en la unidad de acción y orgánica, y, en buena parte, en algunos casos también de concepto, de los presidentes Rafael Correa, Evo Morales, Lula, posteriormente Dilma Rousseff, Daniel Ortega, Michelle Bachelet, Mújica, en un mosaico con sus altos y bajos.

Mucho antes y hoy mismo, en esa integración: Cuba. Con la concepción martiana como bandera y las probadas demostraciones de internacionalismo con Fidel a la cabeza, y ahora con Raúl enfrentándose al jeroglífico que plantea la economía de mercado y, al unísono, la defensa de los principios ideológicos del socialismo.

Por otro lado, junto a las elecciones presidenciales previstas para el mes de Octubre, los ciudadanos argentinos tendremos la oportunidad de elegir -por primera vez- a quiénes nos representarán ante el parlamento del Mercosur ( Parlasur), lo cual constituye un trascendente paso de democracia cívica en el imprescindible camino de integración suramericana.

Por lo tanto, en la Argentina no se vota por un candidato a presidente, sino por mantener una identidad integracionista que la derecha acusa de autista y antimoderna, desconectada de una globalización que, aunque esa derecha ya no lo agite como en los años noventa, se pretende desde el capitalismo como “el fin de la historia”.

En Octubre, en una seguidilla de maratónicas campañas electorales –las paso y las no paso-con trillados efectos propagandísticos y esfuerzos proselitistas relativamente diversos, además de dirimirse posicionamientos territoriales, en gran medida resueltos de antemano por poderes fácticos de alto poder de fuego –dicho esto literalmente-, se pone en juego una cuota parte de la ciclópea tarea emprendida en toda la región por acortar las distancias entre el poder real y el poder popular.

Lo antes dicho confirma, por la negativa, el jaque perpetuo que EE.UU. trata de imponer, no sin esfuerzos, a todo el tablero: en lo económico-financiero, en el campo de la información-comunicación, a caballo de la industria del entretenimiento y mediante el estudiado plan de desestabilización política que  se deja caer, casi como al descuido, de la mano de la creciente violencia social, azuzada de distintas maneras, con diferentes formatos, en una especie de guerra fría al interior de nuestros países. A uno por uno, sin distinción. La idea medular es: ni paz, ni democracia. Sí alienación y mayor explotación.

En síntesis, que nadie, excepto los dueños del dinero, pueda hacer píe, ni desarrollar una alternativa antisistémica. Hace algunos años, cuando Hugo Chávez no dejaba de ganar una elección tras otra, la por entonces poderosa funcionaria del gobierno de George Bush, Condoleza Rice, llamó a revisar la democracia precisamente porque si tal sistema había quedado expuesto al triunfo de las masas reivindicadas por el chavismo y que a su vez reivindicaban al chavismo, algo andaba mal en el sistema de dominación.

En Octubre, aunque suene demasiado estruendoso, se pone en juego una porción importante de las varias aristas que conforman la pelea de fondo.

*Lidia Fagale, periodista, secretaria general de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) y secretaria de redacción de la revista Tesis 11.

Una respuesta a “La lucha electoral y las otras luchas”

  1. jorge schnitzer dice:

    Coincido con los conceptos de Fagale y en cuánto a su cierre donde dice que en octubre se juega
    parte de la pelea de fondo yo respondo con lo que ya respondí a Grober NO PASARAN¡¡¡¡¡¡¡

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