LA INEFICIENCIA NEOLIBERAL

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Carlos Mendoza* 

El mal resultado del gobierno Macri es un ejemplo del error de suplantar la política participativa ciudadana por figuras que vienen por afuera de la política,  tales como empresarios, miembros de la farándula  y otras, que pretenden aplicar criterios de gestión propios de la empresa privada, en lugar de criterios de eficiencia social.

La perspectiva que se abre en el actual proceso electoral en la Ciudad.

La experiencia del lanzamiento de Macri a la política, del partido político ad hoc que creó, y en particular de su gobierno en la Ciudad, confirman lo que ya se ha visto otras veces y en todo el mundo cuando, desde posiciones políticas conservadoras, se pretende transferir a funciones de gobierno a empresarios, figuras de la farándula, o en general sectores de la sociedad que no habían participado en política y que llegan con el discurso de la supuesta pureza ética y el eficientismo.

Enarbolan el discurso público de la pretendida antidemagogia, pero conteniendo contradictoriamente la demagogia de pretender que su virtud es la de estar incontaminados de la política, por no haber actuado nunca en ella, cuando muy por el contrario es bien sabido que todo aprendizaje requiere de la praxis y más aun en política, es decir la actividad de ocuparse de lo público, lo que nos concierne a todos y que, por lo tanto, es lo más complejo de la actividad social.

Cuando provienen del gran empresariado, como Macri, suelen exponer la idea de que la política y, en particular la gestión de gobierno, para ser eficientes deben regirse por los objetivos, criterios y metodologías de las empresas privadas en el mercado capitalista, como si la búsqueda del máximo beneficio empresarial privado, cualquiera fuera la consecuencia social, fuera superior al criterio al que se debe propender en política, que es el de gestionar al Estado teniendo en cuenta el complejo interés colectivo de la sociedad.

Contemporáneamente, ese tipo de irrupción de la supuesta no política en la política, viene generalmente acompañada con la ideología del neoliberalismo, consistente en esencia en usar la gestión del Estado para aplicar criterios propios de la época de la libre competencia, en esta época donde lo que rige principalmente no es aquella sino la ley del interés monopólico y oligopólico, con lo cual el Estado desiste de accionar en favor del conjunto de la sociedad y deja a los sectores empresariales imponer libremente sus intereses, cual zorro dejado en libertad en el gallinero, bajo la hipócrita justificación de defender así la libertad de acción y con ello la democracia.
 
Los sectores privilegiados de la sociedad capitalista usan los medios de difusión, que en general controlan monopólicamente, para transmitir esta ideología y sus proyectos consecuentes, buscando alienar a la sociedad, de tal manera que la mayoría vea la política, la gestión de lo público que nos concierne a todos y en lo que, por lo tanto, todos tenemos interés objetivo en participar, como algo ajeno que hay que dejar en manos de personajes supuestamente incontaminados y eficientes, provenientes de afuera de la política, a los que se suele recurrir para tales fines.

El resultado se ha visto aquí y en varias partes del mundo: Políticas privatistas, autoritarismo, improvisación, corrupción e ineficiencia en términos sociales. El actual gobierno de la Ciudad es también un ejemplo de ello y en este número 98 de nuestra revista Tesis 11 se publican artículos que recorren distintas áreas y aspectos del gobierno Macri, que ilustran sobre el asunto.

En realidad, de lo que se requiere para aumentar la eficiencia social y la limpieza de procedimientos de los gobiernos, es de un desarrollo permanente de la democracia, mediante el impulso a la participación creciente de los ciudadanos en la política, a través de partidos, sindicatos y organizaciones sociales y culturales, de manera de superar gradualmente la democracia solo representativa y delegataria mediante la construcción colectiva de una democracia cada vez más participativa y autogestionaria. En ese sentido, la elección de autoridades en las comunas, en que se ha subdividido la Ciudad, potencia las posibilidades de un mayor participacionismo ciudadano, al menos en la gestión de los problemas más cercanos, como son los barriales.

Ante el actual proceso electoral en la Ciudad de Buenos Aires, se abre la perspectiva de un cambio que, según mi óptica y para el interés de los porteños, sería el de poner el gobierno de la Ciudad en concordancia con el actual gobierno nacional, que aplica un modelo de desarrollo económico con inclusión social, derechos humanos como política de estado e integración latinoamericana. Por ello, personalmente, apoyo las candidaturas de Filmus y Tomada, quienes tienen una vasta experiencia de gestión eficiente y de contenido progresista para el interés popular, en áreas tan importantes como educación y la cuestión laboral y que cuentan además con el sustento de un vasto frente plural, progresista, de partidos, sindicatos, organizaciones sociales y culturales y personalidades independientes.

Hay que restituir la política para restituir la gestión en la Ciudad.

* Carlos Mendoza, ingeniero, escritor, especializado en temas de economía política, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

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