FRENTE AMPLIO, UN ESTILO DE GOBIERNO.

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Anibal Sicardi*

“Somos un gobierno de izquierda” (Tabaré Vázquez, informando al pueblo uruguayo sobre su gestión a dos años de gobierno del Frente Amplio).

A dos años de su gestión, el Presidente de la República Oriental de Uruguay, Dr. Tabaré Vázquez, presentó el informe de gobierno del Frente Amplio (FA) ante el pueblo, de pie, en la Plaza Independencia, presidido por el monumento de Artigas rodeado de una franja con la frase del prócer uruguayo “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia”.

El simbolismo enmarcado en el acto del 2 de marzo responde al estilo de gobierno que implanta el FA. La autoridad emana del pueblo que lo votó el 31 de octubre de 2004 con un alrededor  44% seguros del Frente y un 8% agregado de otros partidos que le dio la mayoría absoluta, 52%,  para asumir el gobierno el 1 de marzo de 2005.

Una afirmación apreciada por el presidente Tabaré Vázquez es que se gobierna para toda la ciudadanía y no solo para un sector de la sociedad. Luego de concretar gestos de esa decisión como la equidad en la atención de los Departamentos (provincias) sin tener en cuenta de que partido es el Intendente (Gobernador), tener reuniones del Equipo Ministerial en distintas ciudades de Uruguay, ahora realiza un acto público para informar sobre la gestión a toda población..

Inédito, el gobierno del FA rindió cuentas en forma directa, personal. La transmisión  por radio y televisión – por decisión voluntaria de los medios – no disminuyó la cantidad de gente que se esperaba asistiera al encuentro popular en Montevideo y permitió que desde Punta del Este a Bella Unión, la población pudiera escuchar y ver a su Presidente informando, sin intermediación, al pueblo, luego de haberlo hecho en el Parlamento el 1 de marzo.

Esa rendición de cuentas fue minuciosa, detallista, con números demostrativos de lo que se afirmaba, tan larga –dos horas cincuenta y cinco minutos- que hacia el final bordeó lo tedioso pues a la extensión se agregó la decisión de usar el lenguaje de informante técnico y no el oratorio. Sin ser Fidel Castro o Hugo Chávez, Tabaré Vázquez pudo utilizar la oratoria pues tiene una excelente  gama de tonos y gestos seductores para la audiencia uruguaya, pero en esta oportunidad lo dejó de lado con el objetivo de “informar al pueblo” excepto cuando se refirió al tema de los Derechos Humanos  o al afirmar “que somos un gobierno de izquierda”, expresión que impactó a la audiencia de ese atardecer como a los de los partidos opositores.

Es tentador quedarse en el análisis de si el gobierno del FA es de izquierda o no. Uruguay no esquiva  la discusión internacional sobre el contenido actual de la izquierda al mismo tiempo que se debate ese tópico en lo interno. Sin embargo es posible ensayar un punteo del informe al pueblo como una defensa de esa afirmación –“somos un gobierno de izquierda”- que si no fue evitada significa que se encuentra entre los ejes de la presentación bi-anual de la gestión frentista.

Si bien la metodológica de hacer la presentación pública ya es un indicativo de un estilo de izquierda, distinto a la derecha y los partidos de “izquierda” que todo lo resuelve en las cúpulas y solo bajan los lemas, se le agrega  otros indicadores al respecto.

 

 
En estos dos años se mejoró el salario, tanto de los organismos oficiales como del privado; aumentó el empleo; se avanzó en la libertad sindical; funcionaron los Consejos de Salario y las negociaciones colectivas, con la critica de los empresarios, lo cual es un indicativo del sentido de las decisiones, pero con un avance sustancial en los acuerdos entre las distintas partes apuntado, conjuntamente, al crecimiento global del país.

Se implementó el Plan de Emergencia, dentro de las limitaciones y críticas que tuvo desde su comienzo, se aceptaron y corrigieron  los errores y ahora se avanza  hacia otro sistema con la misma premisa, “los necesitados son sujetos de derechos”,  por lo que se deja de lado el acto de simple beneficencia de otros gobiernos.

La apuesta al Uruguay Productivo, muy en sus inicios, es el fortalecimiento de lo que se denomina “crecimiento con equidad”, que produjo el hecho inusitado de que quiebras bancarias o salvataje de empresas y bancos se solucionaron sin que los efectos cayeran sobre las espaldas del pueblo.

Junto a eso se aprobó la Reforma Tributaria  instrumentada para que los que tienen más paguen más y  favorezca a los que tienen menos, con el agregado de que se la considera “en camino”, conscientes de que los números pueden dar resultados distintos a los apetecidos no es dogma sino modificable, con el mismo principio de equidad. Esa propuesta esta íntimamente ligada a la Reforma del Sistema de Salud, que apunta a la mejora sustancial de la población de menores recursos.

Se implementó la democratización en la discusión del Sistema Educativo. La participación fue en todos los niveles y en todo el país. Nuevamente, con los inconvenientes habituales al pasar de propuestas verticales, desde el Ministerio Educación, a una participación de amplios sectores que causó la critica de la derecha política. Fiel a su cuidado sistema educativo, Uruguay se aventura a tener un alto nivel educacional en un momento donde esa área, en cualquier país, es de honda discusión.
 
Entre los logros del gobierno del Frente Amplio, un aspecto harto interesante es el de la profundización de la democratización. Ningún Intendente (Gobernador) de los partidos opositores se ha quejado de que el Gobierno Nacional favorezca a los políticamente “suyos” y que ellos hayan sido dejado de lado. Por el contrario, existe amplio reconocimiento en el ejercicio de la distribución de dinero, y de otras instancias, que dejaron de lado el tradicional favoritismo a unos y el aislamiento de otros.

En la relación internacional se restablecieron las relaciones con Cuba, a lo que se agregó  el traslado a Cuba  de centenares de uruguayos y uruguayas –pobres de solemnidad- para la atención en la curación de sus ojos, además de becarios en el área de la medicina e iniciación de otros acuerdos, Con  Venezuela se llegaron a acuerdos donde ese país ayudó sustancialmente en el aspecto financiero y apoyo económico en el área de la salud, como es el caso del Hospital de Clínicas. En el complicado tema de la Celulosa de Fray Bentos, Uruguay mantuvo la línea de la defensa de la soberanía y siempre se movió en el espacio de la legislación internacional, incluida  la instancia del Tribunal de La Haya.

En el caso de EE.UU. –delicado tema- se encuentra en tratativas de negociaciones económicas sin bajar las banderas clásicas del gobierno del Frente. En el último episodio de la visita del Presidente George Bush (h), el resultado final desmiente las aseveraciones que desde el exterior se le asignó al proclamarse o sugerir que Uruguay se vendía al  gobierno norteamericano.

Todas esas instancias son discutidas dentro del Frente Amplio y en el seno de los ministros del Gobierno. Nadie se corta las venas con galletitas porque el Ministro de Economía sea discutido por el Ministro de Agricultura y no hubo ningún fallecimiento  de un ataque cardíaco porque en las conversaciones con Bush estuviese, junto con el responsable de Economías, Astori, el de Agricultura, el mítico “Pepe” Mujica. Con anterioridad, tampoco resultó escandaloso que al considerarse el posible acuerdo del TLC, las diferencias entre ambos –Astori/Mujica- llegaran a un limite de exposición publica que el Presidente Tabaré Vázquez los conminó a que se encerraran en un despacho y no salieran de allí hasta llegar a un acuerdo, cosa que así ocurrió.

Este es un estilo de gobierno difícil de comprender en otros países, como el de Argentina donde no hay lugar para imaginar un desacuerdo público entre ministros, menos con el Presidente, actitud proveniente de su historia y no por el ejercicio del actual gobierno argentino.

En esa dimensión también resulta problemático entender que el histórico, respetado, organismo sindical, el PIT-CNT, pueda efectuar una multitudinaria marcha repudiando a Bush distinguiendo que no era contra el gobierno. Al mismo tiempo existió la libertad de realizar otra marcha que unió ambas protestas, con poca asistencia de militantes y algo de ayuda desde el exterior, que le dio la posibilidad a algunos medios locales e internacionales que la promovieran como si hubiese sido la principal manifestación pública..

Esa libertad de ejercicio de la opinión personal y de organizaciones es intrínseca a la historia de Uruguay en la que ahora, el Gobierno del Frente Amplio la profundiza y amplía, con hechos como el que el FA arriesgó realizar elecciones internas obteniendo un importante aumento de votantes con respecto a su anterior elección. Hay que tener en cuenta que, al ser gobierno, la ciudadanía frentista podría haberse quedado a tomar mate en su casa y no en las colas para votar.

En la practica, la mayoría de las cuestiones enunciadas y otras acciones del Gobierno del FA. fueron objetos de debates internos y públicos. Algunas de ellas, especialmente  las relacionadas con la economía, la salud, la educación, con fundadas disidencias entre los dirigentes y las bases. Es que en esta gestión gubernamental siempre esta presente el avanzar en los planteos, nada se da por terminado, como bien lo expresa la murga Agarrate Catalina, “No hay más adiós, no hay más final, es siempre un comienzo, los hombres partiendo y volviendo a llegar”.

Explicitada esa situación, hay que agregar que la discusión se da dentro de la “izquierda”, en los recintos del Frente Amplio. No es un debate con la derecha. Es posible que en el fragor de la polémica se olvide ese punto, pero hay que tenerlo en cuenta pues es la implementación de lo que hoy por hoy atraviesa el profundo intercambio internacional de reconocidos pensadores  -filósofos/sociólogos/teólogos- de reconocer que no hay verdades absolutas sino un camino para andar y construir. Hasta se puede aventurar la afirmación de que el FA se da el lujo de estos debates porque entiende que el estilo es mucho mas importante que el ganar una discusión o imponer una postura determinada.

El FA tiene amplia mayoría parlamentaria. Sin embargo no la impone en forma vertical sino que busca los acuerdos, los consensos, el ejercicio de la tolerancia, de la comprensión del otro como persona y no como sujeto a derrotar. En definitiva es la construcción de una sociedad que ya se encuentra en la historia del país, porque el FA es producto de esa historia y no de una coyuntura. Si los “blancos” y los “colorados” la olvidaron es una cuestión de ellos, pero no del FA. Hoy por hoy la única forma que tiene los “blancos” de obtener votos es pareciéndose al Frente, y mencionamos los “blancos” porque por ahora los “colorados” están descartados.

La controversia sobre si el gobierno del FA es de izquierda o no, si esta bien o mal el gradualismo, en Uruguay está siendo reubicada desde la concepción de un estilo de gobierno que propugna la dignidad, la equidad, la autoestima de una ciudadanía que fue acostumbrada a creer que no se puede hacer nada  por tener dos grandes naciones como vecinos y un poder hegemónico internacional que está interesado en utilizar a Uruguay para sus propios fines, pero que hasta ahora no tuvo éxito ante la intransigencia oriental de defender su soberanía.

Si el estilo es coherente con el contenido, y así lo es en el caso de Uruguay, vale como un elemento de interpretación. No se ignora otros enfoques, como los de interpretación clásica para examinar Latinoamérica, esquematizándola en gobiernos que van de izquierda a progresistas donde el Gobierno del FA desaparece, sin fundamentarlo, por lo que se sospecha que es, porque siempre ha sido visto como una “nación tapón” olvidada.

Justamente, si por un momento, solo un momento, se deja de lado esas interpretaciones clásicas podría descubrirse que detrás del informe bi-anual aparece el eje de levantar la moral del pueblo uruguayo, de tomar conciencia de sus valores, de que deje de pensar que es “un paisito”, termino cariñosamente desvalorizador, para asumir que es un país, de que “las cosas” se pueden hacer.

Si eso es así, se estaría construyendo la plataforma de una ciudadanía que se dignifique a sí misma y se valorice aún frente a “los grandes”. Hay elementos para aseverar que  ese es un eje fundamental en la gestión del gobierno del Frente que ya tiene asegurada su reelección,  más allá de quien sea candidato o candidata presidencial.

*Anibal Sicardi, argentino radicado en Uruguay, Director de la Agencia Prensa Ecuménica y actual Director de Comunicaciones de la Iglesia Metodista del Uruguay.

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