Entrevista a Nora Cortiñas*

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Dossier: a 30 años del golpe de 1976 (artículo 1 de 3).

por Gerardo Codina**

“Con la protesta sola no salimos del pozo”


Las Madres simbolizan aquí y en el mundo la resistencia contra la dictadura militar y la lucha por el castigo de todos sus crímenes. En este reportaje, Nora Cortiñas reflexiona sobre la trasformaciones ocurridas en nuestra sociedad en los 30 años trascurridos desde el Golpe del 76.
T11- Antes del golpe, ¿cómo veías a la situación política?
NC- Mi casa no era de militantes partidistas. Pero mi hijo desde los 17 quería involucrarse y lo veíamos con preocupación. Eran momentos de mucha tensión. Yo era un ama de casa que de política no entendía, no me involucraba, porque mi hogar era un hogar machista, patriarcal. El padre era el que discutía con el hijo. Yo en medio, siempre apaciguando, porque mi marido había sido siempre peronista, de esos del 45. Más bien partidario de Evita, que la conoció de cerca, en toda su actividad a pleno, porque trabajaba en el Ministerio de Economía. Pero cuando el hijo se manifiesta interesado y revolucionario, empezaron las discusiones… Perón estaba atrayendo a la juventud, pero la gente mayor veía venir toda esa confusión de lo que era el peronismo. Fueron años muy turbulentos. Primero la vuelta de Perón y el entusiasmo de la juventud y después lo que pasó en Trelew. Ya Lanusse representaba la dictadura fuerte, criminal. Y ellos con la ilusión de Perón, habiendo sido engañados totalmente. Estaba todo conmocionado, todo impregnado ya con esa vio-lencia.
En el 75 cae preso el cuñado de mi hijo. Preso político. Y empezamos a tocar de cerca el drama, pero sin imaginarnos lo que iba a acontecer. Entonces nos fuimos enterando de la palabra desaparecido, que no estaba muy a la luz.
T11-No teníamos esa palabra…
NC- No. Pero había presos políticos ya. Bueno, mi marido le dijo a Gustavo que se fuera con la esposa y el hijito. Ellos no querían. Decían: ”no hacemos nada malo”. Es que tomaban la militancia como algo normal. Ayudaban en los barrios más pobres de la zona Oeste. Había empezado con Mujica, en las villas de Retiro y de Saldías. En el 74, después que lo matan, empieza Gustavo a militar a fondo en esta zona.
Después que se llevaron al cuñado, Gustavo un tiempo vivió en clandestinidad, pero después ya no. Vino a vivir a casa, con la esposa y el nene. Parecía que la cosa se estaba encaminando.
No nos imaginábamos esa crueldad y esa criminalidad como fue después del 24 de marzo del 76. No imaginábamos de ninguna manera que iba a haber desapariciones. Era como que caían presos y que ya nos iban a decir dónde estaban. Cuando cae Gustavo, en abril del 77, también pensábamos que iba a aparecer. A uno no le entraba en la cabeza que un día no te llegas a despedir de tu hijo y no lo ves nunca más. Era imposible de entender. Mi nuera quedó con el nene, viviendo con nosotros. Y de Gustavo nada y nada.
Creo que nadie se imaginó que iban a venir estos tiempos terribles y que iban a seguir hasta este momento. Todavía no sabemos qué pasó con todos y cada uno de los detenidos desaparecidos. Hasta este momento no se abrieron los archivos.
T11-¿Ha sido muy largo el camino de la justicia?
NC- Fue un largo recorrido, la angustia de todos los días, el pensar que mañana va a aparecer, que nos van a decir dónde están. Cuando nos reunimos las Madres fue un hito muy importante, porque fue saber que todos los hijos y las hijas eran iguales, tenían los mismos sueños. Eran todos militantes. El que no era un militante de base de iglesia, era de un centro de estudiantes, sindicalista o un profesional; todos compartían el ideario del país que querían. Así nos fuimos fortaleciendo, cada una en su dolor muy profundo. Nos costó un tiempo bastante largo entender porqué se los habían llevado. Después supimos que era para implementar un sistema económico neoliberal. No entraba en nuestras cabezas que para llevar un plan económico, había que llevarse miles y miles de mujeres, de varones, de niños, torturar y asesinar vilmente; esas muertes terribles que íbamos conociendo, que los tiraban al río, al mar. 
T11- ¿Cómo fue el proceso que hizo el común de la gente, los vecinos de tu barrio?
NC- Era una época donde tenían miedo hasta de pasar por la puerta de casa, de hablar con nosotras. Vecinas que te veían y no se atrevían a preguntar nada, a veces tímidamente alguna decía: ”por ahí se fue, está en otro país”. Y después ese ”Por algo será. Algo habrá hecho”, que pasaban por televisión los milicos. Era como una demarcación: ”se los llevaron, en algo andarían”.
Muchos no se atrevían a dar opinión. Nosotros tampoco nos animábamos a contar todo lo que íbamos sabiendo, porque la gente no concebía que uno dijera ”sabemos que los torturan y los tiran al río o al mar”. ¿Adónde se hubieran imaginado eso?
T11- Parecía irreal, ¿no?
NC- La conciencia de todo se fue dando lentamente. La gente tenía grabado ese ”por algo será”. Las madres, para hacernos entender, también tuvimos que aprender a expresarnos y a moderarnos, porque con esa locura que teníamos, menos nos entendía la gente. Porque al que no le falta un hijo…y de esta manera. A un hijo que falta porque se enfermó o tuvo un accidente, una lo atendió, lo consoló hasta último momento y pudo tener su mano, darle un beso. Pero de golpe vos no lo ves más, no sabés más nada; es hasta inexplicable.
Gracias a que viajábamos y la noticia venía del exterior para acá, se fue entendiendo más. Eso es el terrorismo de Estado. La gente no quiere ni preguntar ni saber y si vos les decía ”ahí en la otra cuadra hay un campo de concentración, en ese lugar se tortura”, la gente cerraba la persiana, los ojos y los oídos y no quería saber nada. Así pasó.
T11- Sólo con los años se empezó a entender lo que pasaba….
NC- Creo que salió a luz para qué fue el golpe militar. Y que había un poder económico que era el mandante. Aunque en esta última dictadura los milicos en vez de ser el brazo armado de la oligarquía como antes, fueron socios en el vaciamiento del país. Por algo la deuda externa creció. La deuda tuvo el costo humano de 30000 desaparecidos. El costo humano de los presos políticos y los torturados, del exilio para afuera y dentro del país, de los más de 100 niños que se mueren todavía de hambre o de enfermedades curables. De hospitales sin insumos, de maestros mal pagos y de un índice de indigencia que nunca hubiéramos imaginado.
Después de muchos años, cuando la gente vió que se empobreció, que todo lo que contábamos se empieza a decir oficialmente, el pueblo toma conciencia. Porque no tiene más que ver la realidad de todos los días. Los piqueteros, los cartoneros, la gente que revuelve los tachos de basura para comer.
T11- ¿Pensás que empezamos a alejarnos del destino que imagino la Dictadura Militar para Argentina o todavía estamos presos de él?
NC- Creo que todavía estamos con mucho compromiso asumido por los civiles. La Dictadura hizo el trabajo sucio, pero trabajo sucio también es la parte económica. El hambre es el gran crimen. Ahora se empieza a entender que esta Dictadura fue militar, pero cívico-militar. Amén de los ministros de economía, estaba todo ese marco empresario y la cúpula de la iglesia católica. Ahora este pueblo sabe que para llegar a esto, primero fue la Dictadura. Hubiera sido imposible hacer este vaciamiento del país, sin la sangre en las calles y los desaparecidos.
T11- Para adelante ¿qué nos queda?
NC- Nos queda la lucha y la movilización popular. Sin lucha, sin movilización, sin masa crítica de este pozo no vamos a salir. No hablo de oposición, hablo de masa crítica. Oposición siempre hay y habrá. Ahora hay una masa crítica que es el pueblo que sufre las consecuencias, que tiene que estar movilizada. Tiene que decir qué anda mal y aplaudir lo que está bien. Pero lo que está mal hay que decirlo, sino nos vamos a seguir hundiendo. Este es un pueblo trabajador, no puede vivir de planes y asistencia. Nuestros hijos querían que acá hubiera trabajo, sueldos dignos y gente que tuviera en su mesa la comida de todos los días ganada por ellos. Pero si es la protesta sola, no salimos. También hay que tener propuestas. Es de la única manera: protestas con propuestas.

*Nora Cortiñas, presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.

**Gerardo Codina, psicólogo, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

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