Entre conflictos y armonías

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Dossier: Elecciones de Octubre 2005 (artículo 1 de 4)

Horacio Ramos*

“La cabeza es como el paracaídas:

 funciona si está abierta.”

Albert Einstein

El comicio próximo, más allá del quiebre que comienza a observarse en los partidos tradicionales, puede ser el inicio de un punto de encuentro de aquellos sectores que intentan la búsqueda de un nuevo horizonte para los argentinos

De qué se trata
Bajo la piel de la cultura posmoderna, un dardo que fue lanzado al corazón de nuestro siglo como herencia de una globalización sin conciencia social, se nos ha ido revelando una evidente crisis de identidad. ¿Será, acaso, un rasgo de esquizofrenia institucional? Porque si fuera de ese modo, como cualquier esquizofrénico que no puede elaborar una secuencia natural para su existencia, viajaríamos en un presente continuo, sin pasado ni porvenir. En consecuencia, nos ahogaríamos en una inmediatez sin destino. Y en el marco de la representación política, este desequilibrio introduce el filo de su bisturí en la entraña misma de los partidos políticos. Las fragmentaciones como hábito y un endeble debate sin ideas están a la orden del día, poniendo de manifiesto que las organizaciones tradicionales, verdaderos paquidermos nacidos a fines del siglo XIX y algunos en el transcurso de la última centuria, y en cuyas estructuras cohabitan santos y bandidos, víctimas y victimarios, transitan inexorablemente hacia el ocaso. ¿Estamos frente a una reconfiguración de la subjetividad? Si así fuera, ésta tendría como labor prioritaria la revalorización de la política como una herramienta ética y eficaz, gestada por los hombres para articular los cambios necesarios que conduzcan al establecimiento de una sociedad que contemple, en primer término, los principios básicos que ansía nuestro pueblo: derrotar el desempleo y todo vestigio de impunidad, una justa redistribución del Ingreso y protección de la salud, la educación y nuestro patrimonio cultural. Además, debemos visualizar la importancia que adquiere el saber histórico en la indagación del pasado para no repetir sus aristas más vergonzantes, como así también para ejercer la noble tarea de continuar alimentando utopías, de pensar que las cosas pueden ser diferentes. Porque como bien señalara nuestro recordado compañero Gervasio Paz, “creer en utopías y procurar hacerlas realidad, es bueno. Es como una gimnasia del alma.”
Se incendia la pradera

La “madre de todas las batallas”, han definido al próximo comicio varios observadores; pero más allá de cualquier conjetura, es verdad que la provincia de Buenos Aires se ha convertido en un banco de pruebas para el proyecto político que tiene a Néstor Kirchner como líder indiscutido. Por otra parte, la utilización de la sigla “Frente para la Victoria” como instrumento para refugio de quienes, dentro o fuera del Justicialismo, desean acompañar esta búsqueda de un país más racional, muestra como ariete en la primera línea de fuego, la candidatura a senadora de Cristina Fernández. La sola presencia de la esposa del presidente encabezando esta pléyade que se considera renovadora, además de ser la abogada platense un reconocido cuadro militante y una mujer comprometida desde siempre con la defensa de los Derechos Humanos, insinúa que “la toldería” del cacique de Lomas de Zamora corre serios riesgos de “saltar por el aire”. Sin embargo, la alianza táctica del santacruceño  con intendentes impresentables del Gran Buenos Aires, vaticina que el mañana obligará a desbrozar la maleza, reclamando con tenacidad, la más alta cuota de transparencia en los negocios públicos, si es que se ambiciona consolidar los hechos más positivos de la gestión gubernamental. Por supuesto, a nadie escapa que como fruto de un correlato dialéctico, sólo aparecerá “lo nuevo” en brazos de lo mejor de “lo viejo”. Pero es indispensable  que esta epifanía de un amanecer inesperado, se vaya nutriendo sin trampas, porque la verdad suele emerger desde el error, pero nunca de la confusión.
Si uno vagabundea por el sur bonaerense, donde un paciente ajedrecista supo trenzar lealtades para todo servicio, percibe que el denso clima se torna irrespirable. No es para menos, luego de gobernar durante dieciocho años como “patrón y soto” el primer Estado, un viento patagónico ha llegado para cruzar duramente al anacrónico aparato, invadiendo el solar y desnudando la pobreza inenarrable en que se halla sumergido, por la aplicación sistemática del recetario neoliberal de Carlos Menem.
Fatalmente obnubilado por los hechos, el duhaldismo sólo atina a tejer innumerables acuerdos impíos, como el consolidado con Aldo Rico, electo miembro del secretariado del PJ, un marginal que todavía rescata, con desparpajo, los negros años de la dictadura y asume, sin escrúpulos, su intervención personal en la ignominia de la represión. Por si fuera poco, para ubicarse en línea con el “héroe de Malvinas” según Alfonsín, “Chiche” Duhalde aconsejó al presidente que “deje el pasado para los historiadores y piense sólo en el presente”. Mientras esto sugiere, urde burdos arreglos con la derecha más ramplona, simbolizada por la frivolidad agobiante de Moria Casán. La actual legisladora entretiene sus horas ilusionándose con el regreso de las “manzaneras”, ejército de “punteras” barriales que surgieron como un tímido remedo de la Fundación “Eva Perón” y, quizá, tratando de imitar el ejemplo implantado en Cuba. Pero “enredó la madeja”, pues la semejanza real habría que encontrarla en la “Sociedad de Damas de Beneficencia”, institución fundada por el patriciado porteño en los años ’20, para “amparar” con denuedo a “sus pobres”, hijos de los siniestros planes de hambre de la propia oligarquía. Al respecto, el sociólogo Norberto Alayón, escribía en 1997 un ensayo teórico sobre la diferencia que existe entre “Asistencia y Asistencialismo”: “Muchos funcionarios, nacionales y provinciales del campo de lo social, asumen una suerte de paradigma de esquizofrenia, de cinismo o de ingenuidad, en el mejor de los casos. Por un lado apoyan activamente el modelo político-económico que incrementa diariamente la clientela de los programas sociales. Y por el otro, como si el modelo y la agudización de la problemática social fueran dos cosas distintas y sin relación, intentan aparecer como el rostro humano del mismo proyecto inhumano que sostienen.”
Los avatares de la oposición

Desde el sábado 10 de noviembre de 2002, fecha en que el ARI lanzó su candidatura a presidenta de la Nación, no todas son rosas en la ruta abordada por Elisa Carrió. En efecto, la dirigente de Centro, cuyo discurso y proyección analizamos extensamente en aquel momento (ver “Tesis 11”/ n° 67), no ha podido dotar a su formación de una estructura sólida, horizontal, que recorra las venas del país. Pensamos que el personalismo y la frecuente exposición mediática, conspiran contra la dirección colectiva y la simiente participativa que exige todo partido moderno en su estilo de conducción, si es que pretende incidir en el porvenir nacional. Y ella lo intuye. Por otra parte, provoca extrañeza que si persistía en evitar alianzas situándose en una soledad monacal, abandone ese estado y se coaligue, en Capital Federal, con Enrique Olivera, hombre del riñón de Fernando de la Rúa y con una mujer de la misma prosapia, Teresa de Anchorena. Más allá de los resultados electorales que obtenga, estos errores suelen provocar descalabros con el paso del tiempo, ahora prologados por el desconcierto de las bases “aristas” ante tamaña novedad y el asombro de los sectores progresistas por el retorno de la aristocracia delarruista. Este gesto elocuente expresa el íntimo deseo de Elisa Carrió: marchar hacia un panradicalismo cuyo badajo, según parece, comienza a sonar desde la peligrosa esquina de la derecha. Por supuesto, sin importar que en su Instituto “Hannah Arendt”, insistan en tocar otra canción.
La vernácula derecha, con perdón de la palabra, que no puede “hacer pie” nacionalmente pese a que algunos gobernadores se pueden identificar como tales por más que se disfracen, busca su lugar bajo el sol de la mano de dos personajes de ese ámbito: Ricardo López Murphy y Mauricio Macri. Preocupados en acentuar sus diferencias con el gobierno de Kirchner, son los candidatos en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires respectivamente, formando un dúo de actuación relevante en los círculos reservados del establishment. El economista-jefe de la neoliberal FIEL, soporta en su pasado el haber sido ministro de Defensa y Economía de De la Rúa, cargo este último del que fue expulsado por la acción movilizadora de los universitarios, hartos de que los problemas económicos del país se resolvieran, como siempre, con un feroz ajuste en el presupuesto del sector. Por su lado, el presidente de Boca Juniors, beneficiario indiscutido del Estado prebendario con el que hizo una notable fortuna mientras dejaba al Correo prácticamente en la ruina, tiene en su haber, solamente, el ejercer como dirigente de un club de raigambre popular; no es necesario aclarar que, sus apetencias, jamás apuntarán a una reflexión que pueda trasponer la frontera de su cuenta bancaria. La perspectiva que ambos anhelan para los argentinos, está taxativamente reflejada en una frase de López Murphy en su última campaña presidencial: “Si perdemos la batalla cultural y se instala en la sociedad la idea de que lo que fracasó es la economía de mercado, todo lo demás está perdido.”
“La izquierda conventual”: así la tipificó el pastor metodista Aníbal Sicardi en nuestras páginas (“Tesis 11”/ n° 71); con referencia a esta conceptualización que sabemos no peyorativa, entendemos que el alto grado de fragmentación, esta imperturbable tendencia a permanecer aislado de los grandes acontecimientos nacionales y en una franca actitud de ascetismo político, se ha ido convirtiendo, con el rigor de los años, en un gesto histórico que arrastra este espacio desde hace décadas. ¿Ésta es la izquierda transformadora y creativa que requiere un Proyecto de Nación, plural, abierto y no dogmático que deberá nacer en la médula del 2005? ¿Cuáles son, hoy y aquí, los rasgos fundamentales que sirvan para alimentar a una auténtica corriente socialista en la Argentina que soñamos? En síntesis: ¿Qué es ser de izquierda en este tiempo? De pronto regresan las palabras del legendario maestro: “El que le tenga miedo al lobo, que no se meta en el bosque.” Y desde su Córdoba andaluza, nos agrega Julio Anguita: “El que huye de lo concreto, huye del Poder.” No obstante, si esta postura que adopta la izquierda es espejo de una honda reflexión interior que se empeña en concretar el encuentro de nuevas ideas, coherentes y lúcidas, de acercamiento y disputa con el diferente, y son debatidas en el propio territorio y fuera de él, sea bienvenida entonces.
De lo contrario, como la vida no espera y sigue su marcha, ya surgirán nuevas voces, tal vez sorprendentes, que levanten con decisión a las antiguas banderas.
Brumas y soles

En esta época, la esperanza tiene que dejar de ser una palabra casi obvia. Ella, como bien analiza Silvia Bleichmar, “implica partir de condiciones reales y plantear soluciones creativas”; en buen romance, debemos echarla a volar como si fuera un pájaro de buen agüero. Por eso, con el propósito de enfrentar esa disposición hedonista que introducen los neoliberales con su ética de avidez, están apareciendo segmentos inéditos de una ética de la solidaridad que pugnan por sitiar a la ciudadela de la injusticia. De ahí que se torna imprescindible concertar un sitio común, un punto de encuentro para quienes desde distintos andariveles, persisten en la búsqueda de una Patria para todos, sin hijos ni entenados. Pero esbozar una alternativa superadora a lo ya existente, a la que nos permitimos llamar Confluencia Nacional de Mayorías, podría convertirse en fácil presa de los perros de la oscuridad, en la medida que no sepamos colocar el acento en aquello que nos une y sí lo hagamos en las miserias que nos dividen. Los meses que vendrán, habrán de servir para descubrirnos el rumbo que adoptará nuestra historia en el futuro. De pronto, y es honesto mencionarlo, algo está ocurriendo en la Argentina. Por lo tanto, será apasionante comprobar si estas generaciones que hoy deambulan por las calles de esta tierra, lastimadas pero vivas, no han perdido, todavía, la intrepidez de soñar.

*Horacio Ramos, periodista, escritor, miembro del Consejo de Redacción de “Tesis 11”.

 

 

 

 

Destacados:

“…porque la verdad suele emerger desde el error, pero nunca de la confusión.”

                      “…el duhaldismo sólo atina a tejer innumerables acuerdos impíos, como el consolidado
                      con Aldo Rico, electo miembro de secretariado del PJ.”
“Este gesto elocuente expresa el íntimo deseo de Elisa Carrió: marchar hacia un                         panradicalismo que comienza a sonar peligrosamente desde la derecha…”

                    
                     “López Murphy: si perdemos la batalla cultural y se instala en la sociedad la idea de que lo que

                     fracasó es la economía de mercado, todo lo demás está perdido.”
                     “¿Ésta es la izquierda transformadora y creativa que requiere un Proyecto de Nación, plural,

                     abierto y no dogmático que deberá nacer en la médula del 2005?”

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