El bloque de poder y la orientación de la política

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Revista Tesis 11 (nº 114)

(elecciones 2015)

Alberto Wiñazky*

No resulta creíble que alguno de los candidatos con posibilidades de triunfar en las próximas elecciones, dirija su política económica y social a mejorar la situación de los sectores subalternos. Por el contrario, ante la persistencia de un bloque de poder monopólico y multinacional, la política y la economía se encaminarán seguramente hacia una mayor concentración de la riqueza y hacia mayores restricciones para los trabajadores y los sectores populares.

2001 reflejó dramáticamente la crisis de representatividad y de representación del conjunto de los partidos políticos en la Argentina, país que se encontraba sumido en una de las crisis económicas y sociales más severas de su historia.

En 2003 se instaló un nuevo gobierno que logró restaurar el proceso de acumulación capitalista, aprovechando los enormes saldos favorables obtenidos en el comercio exterior por los altos precios de sus productos exportables y con medidas arancelarias que protegieron la producción industrial, con lo que logró disminuir sensiblemente la desocupación y la pobreza, recomponiendo (para los sectores formales) los niveles salariales, reimponiendo las convenciones paritarias. Se produjo entonces la incorporación política de grupos sociales movilizados y políticamente excluidos, dentro de un contexto de crisis de hegemonía.

Asimismo, el no pago de las obligaciones externas, hasta después de la restructuración de la deuda, permitió la acumulación de cantidades importantes de divisas, que fortalecieron ampliamente las posiciones del Banco Central.

Las políticas sociales implementadas fueron decisivas, ya que permitieron la recomposición de los salarios reales, básicamente en el sector formal, con incrementos en los niveles de consumo doméstico, a pesar que continúan siendo insuficientes los logros alcanzados, ante las graves necesidades insatisfechas de los sectores más postergados.

Toda esta bonanza, tanto a nivel comercial, como a nivel financiero y social, comenzó a flaquear alrededor de 2008, cuando se acentúa la fuga de capitales, que dio lugar a la formación de importantes activos en el exterior, los enfrentamientos interburgueses y el estancamiento de la creación de empleos en la actividad privada.

Aparecieron una serie de fenómenos como la alta inflación, el desempleo encubierto, el aumento de la pobreza de los sectores subalternos, la reducción del crecimiento económico, el retroceso industrial y la reprimarización de la economía.

Estas situaciones, que expresaron el agotamiento del modelo de crecimiento iniciado en la posconvertibilidad y la falta de disposición del gobierno para afrontar las dificultades estructurales de la economía, que eran sin embargo previsibles, que requieren tomar medidas estructurales para su superación y que en todos los casos reflejan cuestiones de orden político.

Uno de los temas centrales que afronta la economía argentina, tiene que ver también con el comportamiento reticente de la burguesía para invertir e incrementar la formación bruta de Capital Fijo. Este accionar tiene su fundamento último, en la restricción externa, que conduce a crisis periódicas y a su carácter prebendario, situaciones que se enraízan en el carácter dependiente del desarrollo capitalista argentino. Y como todos sabemos, consumo sin inversión lleva inexorablemente a situaciones críticas.

La bonanza económica que tuvo vigencia en los primeros años de la posconvertibilidad, permitió sortear la aplicación de las medidas de fondo, donde la economía Argentina, atrasada y dependiente, pudo mantener buenos niveles de ocupación e ingresos, pero a costa de no resolver los problemas estructurales. Como consecuencia de no haber encarado esas medidas de fondo, hoy el 50% de los trabajadores tiene un ingreso de $ 5.700 mensuales, que componen el sector denominado “pobres por ingreso”, integrando un conjunto de trabajadores ocupados en actividades de muy baja remuneración y calidad.  En cuanto al tema de la pobreza, es evidente que resulta ocioso discutir las cifras proporcionadas recientemente por el observatorio de la UCA. El desastre ocasionado al INDEC, por la intervención en 2007, puso de manifiesto que cualquier cifra que surja de las entidades privadas, puede ser cuestionada, pero si la pobreza es del 27% o del 20%, o cualquier otra cantidad, la situación igualmente es de tal gravedad que amerita una solución urgente, sin la necesidad de discernir sobre cuál es la cifra correcta.

Cualquiera sea el resultado que se produzca en las próximas elecciones presidenciales, ante la presencia de un bloque de poder hegemónico, la restricción externa, la fuga de capitales, la inflación alta, el atraso cambiario, la sobre acumulación de puestos de trabajo en el Estado, el creciente déficit fiscal, los bajos precios de los productos exportados, el escaso o nulo nivel de inversión, los magros salarios para una parte importante de los trabajadores, la pobreza y la indigencia, entre otros problemas, es muy probable que el candidato triunfante (Scioli, Masa, Macri) imponga medidas de ajuste fiscal, como la reducción del gasto público, la liberalización del mercado cambiario, la libre importación de productos industrializados, etc., caminos ya recorridos en el pasado innumerable cantidad de veces, con la secuela de desocupación, caída de los salarios y mayor precarización laboral.

Por lo tanto, no parece que los candidatos con mayores posibilidades de triunfar en los comicios próximos, vayan a apuntalar proyectos que favorezcan los intereses de los sectores subalternos, cuando además el capitalismo a nivel mundial, se manifiesta abiertamente impotente para solucionar la crisis orgánica que arrastra desde hace cuarenta años. Todo parece indicar que el capitalismo a nivel mundial, ha agotado sus posibilidades para revertir esta situación de crisis y reconvertirse para continuar con la acumulación de capital. Tengamos en cuenta que la Argentina, es  parte de este capitalismo en crisis.

*Alberto Wiñazky, economista – UBA, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11

Una respuesta a “El bloque de poder y la orientación de la política”

  1. jorge schnitzer dice:

    Esstimados Tesis 11:
    Voy a dejar mi comentario para el economista Wiñazky, me llama la atención que opine como Cavallo o Melconian, que compare a los tres candidatos como si fueran iguales¡¡¡¡¡¡¡¡? el proyecto popular se encuentra en su mejor momento y alginos encuestadores pronostican que ganaría en primera vuelta, asi que los pronósticos del autor son bastante pesimistas, la crisis del capitalismo es cierta pero Argentina superó el 2001 y tiene fuerza para continuar su camino, leer su artículo me resultó como ver una mala película. Disculpe.Gracias

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