DE LA CRISIS RADICAL DEL SISTEMA HACIA OTRA CONSTRUCCION SISTEMICA

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Paul Boccara*

Traducción del francés: Margarita Cohen

Corrección de traducción: Carlos Mendoza

Artículo escrito para Tesis 11 el 04/04/2010
La revolución informacional ha agravado los problemas de sobreproducción y sobreacumulación de capital, que están en la base de la actual crisis sistémica del capitalismo. Sin embargo da también herramientas para la propuesta de nuevas formas de gestión democrática, basadas en nuevos reguladores económicos hacia una sociedad más participativa, basada en compartir socialmente los avances producidos por las nuevas tecnologías  y en un nuevo sistema de empleo-formación garantizado para todos, que termine con la desocupación,  la subocupación y la subcalificación de la fuerza de trabajo. Esto se une a  propuestas por un nuevo sistema financiero y de crédito y nuevas instituciones monetarias y financieras al servicio de la sociedad.


Después de la  crisis financiera de 2008 y la recesión mundial  de 2009, en 2010 se habla de “salida de la crisis”. Eso puede referirse a la crisis coyuntural  mayor de 2008-2009, pero de ninguna manera a la crisis sistémica del capitalismo globalizado. Las masas de fondos de los bancos centrales y de los Estados del mundo que se movilizaron para salvar a los bancos, no cuestionaron los criterios de los bancos. Se retomó la inmensa especulación con todos los tipos de títulos y en particular con la enormidad de títulos de deudas públicas, emitidas por los Estados para sostener las actividades capitalistas. La deuda mundial soberana habría alcanzado, en 2009, los 49.500 millones de millones de dólares. En Europa, asistimos actualmente a ataques especulativos respecto de la deuda de Grecia, mientras que países del sur como España son también amenazados y aumenta la inquietud en lo referente a la deuda británica. Esto constituye un presagio acerca de dificultades ulteriores mucho más graves  y a escala mundial, mientras que la deuda de los Estados Unidos y el dólar están en la mira no solo de los especuladores sino también de los bancos centrales que los detentan.
La reanudación del crecimiento desde fines del 2009 es muy desigual en el mundo: crecimiento débil en la Unión Europea,  recuperación más fuerte en los Estados Unidos y crecimiento mucho más elevado en muchos países emergentes, en especial en China. Además, la debilidad en la recuperación del empleo aun caracteriza a los países desarrollados. Los temores relacionados con el exceso de endeudamiento público, contribuyen a  aumentar las presiones en contra de los gastos sociales y de los servicios públicos. Bajo estas condiciones, tienden a aumentar la cólera y las luchas sociales en el mundo. Sin embargo,  las propuestas alternativas son insuficientes, lo que dificulta las posibilidades de lucha.
Nos podemos basar en un desarrollo innovador de las concepciones de Marx para analizar las revoluciones tecnológicas, que están en la base de la originalidad de la crisis sistémica radical y también para concebir otro tipo de construcción mundial. (Boccara, 2009)
Aumento de los riesgos de la crisis sistémica y desafíos de las revoluciones técnicas.
La revolución tecnológica informacional, con las computadoras, trae aparejado el predominio de las informaciones, como por ejemplo las investigaciones, sobre las máquinas. Mientras que una máquina está aquí o allá, y es la base de la propiedad privada capitalista, una misma investigación puede ser compartida a escala mundial. Eso permitiría la base de una futura sociedad. Pero estas posibilidades de compartir son absorbidas por la expansión de las empresas multinacionales y las privatizaciones, ya que una multinacional privada puede compartir las investigaciones a escala mundial, contrariamente a una empresa pública, que es solo nacional. De ahí el impulso a la competencia de los asalariados del mundo entero entre ellos, debido a  la industrialización planetaria. La presión sobre los salarios se conjuga con la tendencia a la insuficiencia de la demanda global, debido a los enormes ahorros en los factores de producción provocados por las nuevas tecnologías, que provocan un desempleo masivo que crece sin cesar y la precarización de los empleos.
A las economías en los factores de la producción, lo que libera considerables disponibilidades, se agrega la revolución monetaria, con la desvinculación de la moneda con respecto al oro, lo que permite emisiones monetarias formidables, con la hegemonía del dólar, base de inmensas especulaciones que crecen permanentemente.

La recuperación del crecimiento mundial es liderada por los países emergentes, desde China a la India y a Brasil. Las reservas considerables de mano de obra del campesinado permiten  en dichos países el crecimiento de los asalariados con bajo salario. Esto se apoya en las exportaciones de capitales, los créditos y las tecnologías de los países desarrollados, de los Estados Unidos a la Unión Europea, con sus empresas multinacionales, que hacen que las exportaciones de los países emergentes predominen sobre sus importaciones. De ahí el déficit creciente de la balanza comercial de los Estados Unidos con China. Lo que explica la enormidad de dólares y de bonos del tesoro americano que hay en el Banco Central de China, con el posible riesgo de que este último país se deshaga de ellos.

Mientras que se relanza actualmente un nuevo ciclo de inversión,  éste prepara una ulterior sobreacumulación aún más grave que la del 2009, con una sobreinversión, frente a las presiones sobre los salarios y los consumos sociales. Esto se conjugaría con el estallido de una sobreacumulación financiera extremadamente grave.  De ahí las bajas e incluso los derrumbes de los títulos públicos – incluidos los bonos del Tesoro de los Estados Unidos – y los afrontamientos monetarios. Esto se opondría a las exigencias de servicios públicos de nuevo tipo, ligados a las revoluciones generacional, de emancipación femenina, de longevidad y envejecimiento, de migraciones de las poblaciones del Sur hacia el Norte, etc.

Propuestas tendientes a avanzar hacia instituciones que controlen y superen los mercados.

En lo que respecta al mercado laboral, en Francia, nuestras propuestas de  “Seguridad de empleo y formación” han contribuido a un consenso de todos los sindicatos sobre la “Sécurisation des parcours professionnels” (NR: sistema para proteger las trayectorias laborales de los asalariados ante la creciente movilidad, versatilidad e inseguridad del mercado laboral, basado principalmente en asegurar una alternancia entre empleo y formación de la fuerza de trabajo), (Boccara, 2002).
Realizado en plenitud, un sistema de “Seguridad de empleo y formación”, asegura a cada una y cada uno, ya sea un empleo o una formación laboral remunerada que les permita conseguir un empleo mejor, mediante el cambio de una actividad profesional a otra, con rotaciones empleo/formación controladas por los interesados.

Esto permitiría la erradicación del desempleo, gracias a su superación, conservando la disponibilidad laboral y el cambio de actividades, por el pasaje alternado del empleo a la formación remunerada.
Podemos avanzar en este sentido con nuevos contratos y financiación pública para el eventual paso de una empresa a otra y para períodos de formación remunerados, es decir, un servicio público de seguro de empleo-formación.

Esto remite a los mercados monetario  y de títulos financieros. Para un nuevo tipo de crédito bancario, proponemos tasas de interés reducidas, aun hasta cero, para créditos a largo plazo destinados a inversiones reales, materiales y en investigaciones, con tasas tanto más bajas cuanto más se creen empleos y formaciones gracias a ellos.
Esto se refiere a construcciones en cuatro niveles:
El primero es el plano local con Fondos públicos regionales para subsidiar los intereses de los créditos bancarios. El segundo nivel concierne un polo financiero público nacional con las instituciones públicas, mutuales y ciertos bancos a ser nacionalizados. El tercero es el nivel zonal, como el del Banco Central Europeo, o el del Banco del Sur que se va a crear en América Latina. Estos últimos refinanciarían a los bancos en lo referente a este nuevo crédito. Su emisión monetaria les permitiría tomar títulos de las deudas públicas afectadas a los servicios públicos.
El cuarto nivel mundial apunta a la democratización del FMI y a la instauración de una moneda común mundial para emanciparse de la dominación del dólar, a partir de los Derechos Especiales de Giro. Dicha moneda sería asignada en función de la importancia de los países y de sus necesidades  en relación a los objetivos de desarrollo.
En 2009, el Director del Banco Central de China sugirió la implementación de una moneda de reserva internacional que no esté sujeta a un único país, es decir que no sea el dólar, a partir de los Derechos Especiales de Giro. Esta propuesta fue apoyada por Rusia y Brasil.

En lo que respecta al mercado de productos, nuevos criterios de eficacia social de las empresas harían retroceder los criterios de rentabilidad financiera.
A la rentabilidad “Ganancia/Capital”, se opondría, la eficacia del capital: “valor agregado/capital”.
Como el valor agregado está integrado por ganancias, salarios, impuestos y aportes previsionales y a la seguridad social, esto permitiría la eficacia social. Esto apunta a la progresión del “valor agregado disponible” para los trabajadores y el pueblo, los salarios, los impuestos y los aportes previsionales y de seguridad social, incluido para la formación. Esto iría a la par con el desarrollo de las capacidades de los trabajadores y con nuevos poderes para su intervención en la gestión.

En lo que respecta al mercado mundial, contrariamente a la exacerbación de la competencia mediante dumpings sociales o ecológicos, se establecerían acuerdos de cooperación. Se reemplazaría la Organización Mundial de Comercio por una Organización de cooperación y de control del comercio mundial para el co-desarrollo.

Hacia una expansión de servicios públicos de nuevo tipo.
En lo que respecta a los servicios públicos, asistimos a su privatización y mercantilización. Las luchas de resistencia deben basarse en las nuevas aspiraciones y necesidades para desarrollar nuevas alternativas. Esto se refiere no solo a la educación y la salud, la vivienda social, el transporte, el Correo,  sino también a los servicios de empleo-formación y de crédito, incluyendo también servicios nuevos: para la ecología, la pequeña infancia, los ancianos.  La amplitud de las financiaciones remiten ante todo al necesario incremento de los impuestos y contribuciones  previsionales y sociales. Esto también puede apoyarse en los Bancos Centrales que, a semejanza de la Reserva Federal o del Banco de Inglaterra, deberían tomar títulos de deuda pública pero afectada a los servicios públicos.
Una transformación de alcance revolucionario sería la de otorgar nuevos poderes de cooperación creativa a los usuarios conjuntamente con los empleados.  Así, por ejemplo, un enfermo internado en un hospital, en lugar de ser tratado como un objeto pasivo, debería poder participar en su tratamiento, con la ayuda de asociaciones, de formación, de sitios informativos, etc. Esto contribuiría a una emancipación respecto de los poderes de los directorios y de las presiones estatistas o de las empresas privadas.

Una cooperación internacional debería instaurar Servicios y Bienes Comunes públicos de la humanidad.
La cuestión de los Bienes públicos mundiales ha sido abordada por el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Kaul y otros, 1999; 2003). Se habla también de “Bienes Comunes de la Humanidad”.
Pero, además de la alimentación, el agua, la salud, el medio ambiente, la energía, los transportes, las comunicaciones, la educación, la ciencia, la información, se deberían incluir también la moneda y el empleo.
Sin subestimar reformas de las empresas multinacionales, con propuestas tales como la de un “capitalismo verde”, de lo que se trata es de hacerlas recular.
Para lograr una democracia participativa y de intervención, debería haber poderes de intervención directa, descentralizados y concertados, que fueran de lo local a lo universal,  y que avanzaran conjuntamente con poderes legislativos emancipados de los excesivos poderes presidencialistas. Esto estaría basado en otro tipo de cultura y valores de compartir poderes, recursos, informaciones y roles, para lograr otro tipo de civilización para toda la humanidad.

Bibliografía :
Paul Boccara [2002], Une Sécurité d’emploi ou de formation, Le Temps des Cerises, Pantin.
Paul Boccara [2009], Transformations et crise du capitalisme mondialisé. Quelle alternative ? Le Temps des Cerises, Pantin, 2ème édition actualisée.
I. Kaul, I. Grunberg, M. A. Stern, PNUD, [1999]. Global Public Goods, international cooperation in the 21st Century, New-York, Oxford, Oxford University Press.
I. Kaul, P. Conceiçao, K. Le Goulven, R. U. Mendoza. PNUD [2003], Providing Global Public Goods, managing globalization,  New-York, Oxford, Oxford University Press.
NR: Tesis 11 publicó asimismo los siguientes libros sobre esta temática:
Paul Boccara y Carlos Mendoza (1997), Un Nuevo Programa Económico de Cambio Social. Tesis 11, grupo editor.
Seminario sobre Democratización de la Gestión, coordinado por Carlos Mendoza (2003), Construyendo Poder, Tesis 11, grupo editor.

*PAUL BOCCARA, economista e historiador francés, marxista, profesor y conferencista universitario, escritor, director de la escuela de la regulación sistémica en Francia.
Traducción del francés: Margarita Cohen, traductora pública nacional de francés.
Corrección de traducción: Carlos Mendoza, ingeniero, especializado en temas de economía política, escritor, miembro del Consejo Editorial de Tesis 11.

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