Cuando quisieron matar los sueños

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Revista Tesis 11 (nº 117)

Horacio Ramos*

La vetusta canalla que mostrara su hocico en distintas etapas de nuestra historia para transformarla en tragedia, volvió para asolar nuestra raíz con su bagaje de coerción, hambre y desapariciones. Luego de su arribo, el 24 de marzo de 1976, se vivieron años de horror, porque la muerte, esa oscura dama indigna, penetró sin piedad en los jardines del alma, hizo trizas el canto de los pájaros del amanecer.

Aquí, en la orilla sur del Riachuelo, en una Avellaneda sacudida entonces por los vendavales de infamia que generaban los cómplices del miedo, vivió la primera presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, secuestrada por la dictadura y, como su hijo, también desaparecida. Más allá de las lágrimas, más aquí de la ternura, emociona rescatar el nombre y las esperanzas de Azucena, proyectadas hoy en esas viejas tan queridas –Madres y Abuelas, símbolos de la dignidad de los argentinos- que siguen empeñándose en demostrar que nada está perdido, y que todavía, un lúcido horizonte nos aguarda.

Por ellas, por su entrañable bandera de Memoria, Verdad y Justicia, en medio de la calle creció este poema que grita un interrogante que siempre navega en nuestra sangre y nos revela la conciencia, porque ha sabido, así, derrotar al silencio, ese instrumento político del olvido.

¿Dónde están mis hermanos,

dónde están?

Quiero besar de nuevo sus latidos,

descubrirles la sangre, país de su orfandad.

Yo no pido un color para el olvido,

apenas la memoria, tan sólo la verdad.

Los perros de la noche, sin apuro,

mutilaron sus alas, sostén de la inocencia.

Fue un azote de pájaros heridos,

un tumulto de brumas,

la inclemencia.

Voy a sentarme en el umbral de las palabras,

para esperar a un dios que escarbe en los escombros,

y nos revele, al fin, el curso de la gracia,

el salmo de justicia, albergue del asombro.

Allí estaré, náufrago del gris, a contraviento,

como frágil trinchera, exilio sin piedad.

Estoy avergonzado de abrazar interrogantes,

porque duelen ausencias y abruma la crueldad.

¿Dónde están mis hermanos,

dónde están?

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*Horacio Ramos, escritor, miembro cofundador de Tesis 11, director del periódico “Nuevos Aires” editado en Avellaneda. El texto que publicamos es un fragmento anticipatorio del espectáculo “Yo soy del Sur”- crónica histórica, poemas y canciones – que junto al cantautor Claudio Abraham y “Los Músicos del Sur”, dará a conocer a comienzos de este otoño.

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