Ajedrez y sociedad.

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(Cultura/Cine/Libros/Sociedad)

Juan Krasner*

Los factores concentrados del poder no solo actúan sobre la economía, sino que también lo hacen al mismo tiempo como parte indisoluble de su accionar, sobre la superestructura jurídica, educativa y cultural.

Y el ajedrez como parte integrante de la cultura de un país, es influenciado por dicho accionar, evitando su desarrollo y masificación, especialmente entre los sectores más vulnerables de la sociedad, a la vez que nos enseña un método de análisis que puede ser aplicado en todos los órdenes de la vida.

En esta publicación su autor nos brinda un primer artículo de dos que integran este  exhaustivo análisis.

Consideraciones Generales

¿EL AJEDREZ ES SOLO JUEGO?

El ajedrez, como toda actividad humana, no es hoy lo que fue con anterioridad. Ha tenido su evolución desde la antigüedad más remota hasta nuestros días. Según algunos historiadores este juego podría remontarse tal vez al año 3.000 a.n.e.

Para esa fecha, los hallazgos arqueológicos en la Mesopotamia y Pakistán ya muestran juegos en tableros cuadriculados. También allá por el 1200 a.n.e. el Rey Ramses II y la Reina Nefertitis de Egipto, aparecen en pinturas frente a un tablero jugando a algo parecido al ajedrez.

Y desde entonces se fue desarrollando, modificándose y haciéndose cada vez más complejo.

El ajedrez aparece en Europa cuando es invadida por los árabes y se desarrolla el comercio internacional, y de allí pasa a América con la conquista y colonización española a estas tierras.

Grandes personalidades de la historia fueron cultores de este juego, pudiéndose mencionar a Napoleón Bonaparte en el viejo mundo y personalidades de nuestro país como los generales Lavalle, Dorrego, etc..También fueron sus cultores José Martí, el Che Guevara y el Comandante Fidel Castro.

Podemos conocer más detalladamente la historia del ajedrez en América y en la Argentina, accediendo a la publicación del Senado de la Nación sobre “La Historia del Ajedrez Olímpico Argentino”.

Ahora, el ajedrez como toda la vida cultural del ser humano, fue patrimonio en un principio, de las clases dominantes, que tenían los medios y el tiempo disponible para dedicarse a él. Y el juego y sus reglas imitaban a los distintos estratos de la sociedad.

En un principio las piezas representaban a los personajes y medios de las épocas. Lo que hoy conocemos como la TORRE, era la representación de los castillos y fuertes, los CABALLOS representaban a los caballeros de las cortes, los ALFILES al clero (bishop, obispo en ingles), luego se agregó la DAMA al lado del REY, cuando estas comenzaron a tener más poder en las cortes y por último los PEONES que eran los labriegos e infantería en las guerras. Siendo la pieza más débil que se tiene en el ámbito del ajedrez, muestra la fantástica enseñanza que dice: “manteniéndose unidos, aumentarán su valor y se convertirán en la pieza más valiosa, que puede llegar a definir la lucha a su favor”.

Es notable como este noble juego nos enseña que la pieza de menor valor absoluto, la pieza más pequeña físicamente, termina siendo la pieza esencial y determinante en toda batalla de ajedrez. Tomando esta descripción ajedrecística en torno al Peón, a las cuestiones de la vida, se podría reflexionar y obtener alguna enseñanza respecto a los peones que nos rodean día a día, esos que se personifican en el pobre, en los obreros y campesinos/as explotados y perseguidos, hombres y mujeres que son discriminados por una sociedad consumista y mercantilista, que al ser considerados de “menor valor” por no poseer cosas materiales o no haber tenido la oportunidad de acceder a una educación de calidad, pasan a ser la pieza sacrificada de una partida que no eligieron jugar, al menos con las reglas que los poderosos y corruptos se las impusieron.

Hoy el ajedrez no solo es un deporte, porque permite la competencia intelectual entre dos personas, sino que además es en parte una ciencia ya que requiere del conocimiento científico y estos exigen que sea racional, sistemático, exacto, verificable y fiable y el ajedrez tiene todos estos componentes; también es arte, porque la forma de obtener la victoria, no lo es solo por la fuerza, sino  también por la astucia en la combinación de jugadas aparentemente extrañas.

Por todo ello se puede expresar sin temor a equivocarse que es un juego dialéctico por la interrelación de todos estos factores, y la incidencia de todos estos en el terreno de la lucha, que es el tablero, sin dejar de considerar también los factores psicológicos a que se exponen ambos contendientes.

El conocimiento científico no consiste en conocimientos dispersos e inconexos, sino en un saber ordenado lógicamente, que constituye un sistema que permite relacionar hechos entre sí. Las interrelaciones entre los conocimientos es lo que da sentido a las teorías (formulaciones que pretenden explicar un aspecto determinado de un fenómeno), que se estructuran en leyes y se representan mediante representaciones simplificadas de la realidad que muestran su estructura y funcionamiento. En el ajedrez todo esto fluye en un orden lógico, lo que permite una relación estrecha y armónica entre los diferentes procesos que convergen en un sistema y tiene su máxima expresión en el análisis minucioso de las situaciones; además, expone sus reglas y leyes a través de su reglamento, el cual se debe cumplir estrictamente y por el que se transmite la relación de posibilidades de sucesos que se pueden presentar en correspondencia de cómo se desarrolle una partida y en el marco en que se encuentra, en consecuencia de las características propias de cada una, aunque no siempre pueden cubrir todas las situaciones posibles.

Este conocimiento científico no es una verdad absoluta, debe ser substituida por la certeza, considerada como una adecuación transitoria del saber a la realidad. El saber científico está en permanente revisión, y así evoluciona. El ajedrez tiene ricas posibilidades de enfrentar la realidad con la búsqueda de la verdad, de profundizar la relación de lo objetivo y lo subjetivo, del sujeto y el objeto, lo absoluto y lo relativo.

La lucha ajedrecística obliga a enfrentarse a conceptos fundamentales de la teoría del conocimiento, tales como: función, algoritmos, incertidumbre, optimización, modelos, variables, etcétera. Todos estos aspectos tienen un carácter metodológico fundamental y tienen una concreción práctica.

Los procesos psicológicos presentes en el ajedrez nos permiten plantear la estrecha relación existente en estos, con la actividad cognoscitiva que es necesaria para que el individuo desarrolle varios procesos como son: la orientación, valoración y análisis de posiciones. En este convergen muchos procesos cognoscitivos del pensamiento como: el pensamiento abstracto y el pensamiento lógico, la imaginación, las sensopercepciones y la memoria con un alto nivel de concentración. Además se ponen de manifiesto los procesos volitivos: la perseverancia, la tenacidad, la toma de decisiones y el valor. Según Boris Spasski, ex-campeón mundial: “El ajedrez, con toda su profundidad filosófica, es ante todo un juego en el que se ponen de manifiesto, la imaginación, el carácter y la voluntad”.

Los procesos afectivos motivacionales no quedan exentos de su presencia, en este caso están presentes: emociones, sentimientos, estados de tensión y de ánimo, intereses, intenciones y la autovaloración. La preparación del individuo para la toma de decisiones está presente en toda la partida, según transcurre el juego. Jugada a jugada el sujeto debe enfrentarse a la elección del movimiento, el cual exige la valoración de continuas alternativas, la experimentación de incertidumbre, de la duda, la indecisión y los procesos emocionales que se vinculan entre ellos.

La vinculación de la psicología también se traduce en el desarrollo de habilidades intelectuales y emotivo-volitivas. Estos aspectos conllevan al desarrollo del pensamiento crítico, la reflexión, el pensamiento productivo, y otras cualidades vinculadas al enfrentar la lucha ajedrecística tales como son: la asimilación de la victoria y el fracaso, y la asimilación de las normas por el otro en la contienda ajedrecística. Así el ajedrez introduce al individuo a la importancia del autocontrol. La actividad competitiva obliga al individuo a desarrollar valores morales importantes relacionados con la responsabilidad individual, el perfeccionamiento de si (auto educación) y la autocrítica.

El Ajedrez y el Hombre Concreto

Podemos decir que el ajedrez ayuda a la formación integral de la personalidad del sujeto, y en él se manifiestan la fusión de todos estos procesos. Ocurrirán situaciones en las cuales deberá cuidar sus piezas, determinar su mejor ubicación en el tablero, de acuerdo con las situaciones, detectar errores del contrario y saber aprovecharlos, así como superar los errores propios. Según Rubén Fine: “En el ajedrez el individuo aprende a pensar, razonar, reflexionar sobre la información que recibe, interpretar la realidad, reconstruirla y transformarla. Enseña al hombre a construir su propia tabla de valores, a mantenerlo alerta, a utilizar las armas del algoritmo, el modelo, la complejidad, la estructura, la optimización, la incertidumbre, el significado, el pronóstico. Estimula la autodeterminación como única forma de superar los errores, es un juego de decisiones donde toma conciencia de una situación problemática y su valor para llegar a la verdad”.

El juego ayuda al desarrollo de la formación de la personalidad, a la adquisición de hábitos intelectuales, formas de trabajo, desarrolla habilidades y capacidades intelectuales, además permite la mejor comprensión de otras asignaturas. Sirve como medio de recreación saludable pues es una ocupación sana del tiempo de ocio o libre, no sólo por el entretenimiento que le proporciona a la persona, sino por lo rentable y práctico de su utilización. Permite además la lucha entre jóvenes y adultos, hombres y mujeres, independientemente de su edad y condición social y no requiere de fuertes inversiones dinerarias para su concreción.

Por todo lo expuesto es de suma importancia la incorporación del ajedrez en la enseñanza en todos sus niveles, y en todos los ámbitos de la sociedad, no solo con el objetivo de formar maestros de ajedrez. La educación en todos los niveles mencionados debe ser para enseñar a pensar por sí mismo.

Está científicamente demostrado que el ajedrez tiene una amplia capacidad formativa que ayuda a la mejor comprensión y asimilación de cualquier materia, y concepto abstracto, por lo que contribuye a elevar la posibilidad de aprendizaje de cualquier tema y que los niños o adultos sean mucho más eficaces en el ejercicio de las tareas que tengan que llevar a cabo. Asimismo se cumplen varios principios de la actividad educacional como son el de desarrollar los aspectos formativos más generales de la enseñanza, de las capacidades recreativas y del espíritu crítico.

Esta formación de los Hombres ha tenido experiencias muy positivas en países como China, Holanda, Cuba, Rusia, etc.

Es de tener en consideración las palabras del comandante Fidel Castro Ruz, cuando expresó que: “Masificar el ajedrez, colocaría a los países con mucha mayor capacidad de pensar y  más eficientemente; es como saber una asignatura básica”.

De los principios que definen la Educación Física, el juego ciencia toma como suyo, los siguientes: principio de la combinación de la teoría con la práctica y principio de la unidad de lo concreto con lo abstracto. Uno de los métodos utilizados en la metodología de la educación física, que no es frecuentemente visto en otros deportes, es el método de solución de problemas para el desarrollo de habilidades intelectuales, el cual está presente en este deporte como un factor fundamental para su enseñanza y posterior desarrollo.

Pero como se expreso anteriormente, el ajedrez no solo es un deporte que ayuda de forma importante al desarrollo intelectual de las personas de todas las edades, sino que además es de suma utilidad para la socialización de las mismas, que por distintas circunstancias pudieran encontrarse recluidas en clínicas, organismos de seguridad y otros.

El Ajedrez y la salud

También lo es en forma particular para el grupo de los adultos mayores ya que existe una importante relación entre el ajedrez y la salud. En los últimos años han aparecido varias investigaciones científicas sobre el impacto de la práctica del ajedrez en ciertas funciones cerebrales. El dato más relevante tiene que ver con la enfermedad de Alzheimer. En una conferencia dada por neurólogos de la UBA, en la cual tuve la oportunidad de participar, expresaron que en trabajos realizados se mostraba que las personas que juegan regularmente al ajedrez reducen el riesgo de contraer esta enfermedad en un 75%. Hoy la investigación continúa con vigor, pero, mientras tanto, hemos ganado un argumento más a favor de la introducción del ajedrez en la educación.

Y mencionemos finalmente la situación creada por la superioridad de los ordenadores sobre los humanos en ajedrez (épica crónica en el libro sobre la derrota de Kaspárov frente a las máquinas). Las preguntas son ahora turbadoras. ¿Estamos ante el fin del ajedrez? NO. El ajedrez no morirá con los ordenadores por la misma razón que el ciclismo no ha acabado con el atletismo, pero la rápida sofisticación de los programas ya ha cambiado y seguirán cambiando la práctica del juego.

¿Piensan ya las máquinas? Muchos entusiastas del silicio son coherentes con el nombre que dan a su especialidad: la inteligencia artificial (¿un abuso del lenguaje?). Sin embargo, aún estamos lejos de vivir la profecía de Arthur Clark que alude al día en el que los ordenadores se enamoren o no se dejen desenchufar. Gracias al ajedrez existen hoy ordenadores que diseñan tácticas y estrategias, que calculan miles de millones de posiciones por segundo, que combinan o consultan todas las partidas de la historia, pero no solo eso: también parecen empezar a manejar intuiciones.

* Juan Krasner, Maestro Mayor de Obras Escuela Industrial Otto Krausse, Idóneo en la Enseñanza de Ajedrez de la Fed. Arg. de Ajedrez.

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